
Menosprecio de corte y alabanza de mérito
El disimulo es cosa del pasado. La élite de antaño disfrazaba sus privilegios heredados de trabajo duro; la élite de hogaño reconoce con descaro su falta de mérito y propone, en consecuencia, una sociedad sin mérito. Nunca la meritocracia había estado tan denostada como hoy. Pero el pueblo, que es más razonable que la élite, sabe que es el esfuerzo, y no la cuna, lo que ha de determinar nuestra suerte. ¿Quién jalea a un futbolista que no corre o a un torero que no se arrima?
Eméritos son los profesores que prefieren morir con las botas puestas antes que colgarlas, como eméritos eran los legionarios que batallaron en las guerras cántabras y cuya gloria bautizó el asentamiento -Emerita- que dio lugar a la actual ciudad de Mérida.… Seguir leyendo »