No hacen falta tres segundos, con uno basta
Tres segundos tardó Felipe González en responder a Alsina una pregunta sencilla. En tres segundos pueden hacerse muchas cosas. Botar un buque. Abrir una puerta. Cerrarla. Matar a alguien. Nacer. Proclamar una república catalana. Suicidarse. Cerrar los ojos. Abrirlos. Jaquear una cuenta en internet. Ganar la lotería. A Felipe González le sobraron dos de esos tres segundos para responder a Alsina.
Empezaron. Le preguntó. «¿En las últimas elecciones generales Felipe González votó al Partido Socialista?». «Sí». Entre esa pregunta y la respuesta no transcurrió ni una centésima, fue, como suele decirse, respuesta de resorte. Segunda pregunta: «¿Le costó [votarlo] más que otras veces?».… Seguir leyendo »