
El espejo paseado a lo largo del camino
Acababan de participar en Cibeles en la manifestación contra la amnistía. No ha habido tantas en Madrid de esa importancia (cerca de un millón de asistentes, que el delegado del Gobierno refinó hasta dejarlos en 170 mil), pero algunos de ellos se preguntaban desalentados: «¿Y ahora qué? Somos muchos, pero no podemos hacer nada».
Este abatimiento, qué duda cabe, podría extenderse. De hecho, Sánchez cifra en él la tranquilidad que desea para su mandato; como buen guerracivilista sabe que el derrotismo es una gran anestesia.
No se puede hacer gran cosa... o sí. Y esta debería ser la esperanza de los perplejos: si es verdad lo que decía Tartarín en Königsberg puño en mejilla («el mal se autodestruye»), Sánchez acabará con Sánchez.… Seguir leyendo »