Los años de bromo
Durante los días laborables, mientras la vida transcurre con normalidad, la soberanía nacional lleva una existencia tan discreta como la de su titular, el pueblo español, y ambos reposan en las primeras páginas de la Constitución. La palabra España -que nombra lo que une a los ciudadanos de este país- habita en ellas como una abstracción, justamente porque todo el mundo da por supuesta su vigencia. Pero basta que se ponga en peligro esa vigencia para que su necesidad se haga dramáticamente patente.
Así ocurría, en nuestro pasado reciente, durante los llamados «años de plomo», cada vez que ETA segaba una vida y esa abstracción, repentinamente encarnada, se desangraba en una acera, en un garaje, en un cuartel o en un restaurante.… Seguir leyendo »