
Un servicio discrecional
Si se pudiera extraer algo positivo de todas las polémicas acumuladas en estas últimas semanas en torno a la carrera diplomática, quizás se pudiera señalar la oportunidad que brindan de debatir en torno a los actuales límites y condicionantes de esta profesión tan antigua como compleja.
La figura del embajador (diplomático) como mero mandatario del soberano quedó atrás hace tiempo, en España como en cualquier otro país democrático, para ser sustituida por la de un funcionario del Estado, sometido al ordenamiento jurídico que, siguiendo fielmente las instrucciones de su Gobierno, trabaja en favor de los intereses de nuestro país en el exterior.… Seguir leyendo »