
Hace solo un año
Yo era un funcionario jubilado del servicio exterior. Tenía el hábito de observar desde mi balcón el amanecer y las ruidosas guacamayas que llegaban a comer. Me reunía con mis amigos para tener una peña política. Era la cabeza de la tarjeta del partido Mesa de Unidad Democrática (MUD), la de la manito. Además, compartía y cuidaba de mis nietos, conversaba con mis hijas y cenaba con Mercedes, mi esposa.
365 días después, a un año de haber aceptado la postulación de los principales partidos de oposición, soy el presidente electo de Venezuela, con casi ocho millones de votos. Soy un perseguido político, un exiliado como tantos otros.… Seguir leyendo »