5-N

Tal es la fecha en la que Anonymous, la red hacker de defensa de la libertad en internet, planea manifestaciones en todo el mundo contra los centros de poder del planeta, empezando por la Casa Blanca. Se espera también que se produzcan ciberataques de distinta envergadura contra algunas webs de gobiernos, organismos de seguridad y empresas financieras o mediáticas. Aunque pocos creen que la protesta vaya más allá del simbolismo de resistencia contra la vigilancia electrónica, legal e ilegal, realizada por los gobiernos, la movilización de Anonymous llega en un momento de especial sensibilidad para la comunidad internauta y para los movimientos sociales en red.

La fecha es una tradición de Anonymous, que pasa a la ofensiva de forma coordinada, aunque descentralizada, cada 5 de noviembre, en memoria del día, en 1605, cuando revolucionarios ingleses intentaron volar la Cámara de los Lores. En la simbología de esta red anónima, el 5-N es el Guy Fawkes Day, el nombre del personaje que inspiró el diseño de su icónica máscara. La adopción de esa máscara es una referencia a la novela V de Vendetta, en la que un antifascista que vive en el Londres del futuro usa la máscara para acciones de resistencia. Un símbolo de la identidad asumida por quienes participan en la red de Anonymous, que se ha convertido en referencia de los jóvenes para quienes la libertad en internet es una base fundamental de sus vidas. En internet construyen su autonomía con respecto a las instituciones y desarrollan las redes de apoyo y aficiones que les hacen vibrar. Por eso, cualquier amenaza a la libre expresión en internet, y cualquier cortapisa a apropiarse de cualquier contenido digital, a partir de sus propios criterios éticos que no siempre coinciden con lo legal, es sentida como una amenaza a sus vidas. Y ahí interviene Anonymous, el Robin de los Bosques de los internautas libres, reparando injusticias y tomando represalias contra los enemigos de esa libertad. Porque así nació Anonymous entre los usuarios de la web de imágenes 4chan, en el 2003, tomando represalias contra el administrador de la web. De ahí pasaron a atacar webs controladoras de contenidos o conductas. En un principio, la cultura de quienes crearon Anonymous era lúdica, con bromas informáticas a veces bastante pesadas. Definieron su motivación común con el término lol ( laughing out loud o lulz), o sea, reírse a carcajadas. Lo que era un juego de hackers pasó, a partir del 2008, a ser una actividad militante inicialmente dirigida contra quienes se oponían al libre uso de los contenidos culturales en internet. Su primera acción masiva, en el 2008, fue contra la secta de la Cienciología. Más adelante, bloquearon webs de organizaciones defensoras de la propiedad intelectual irrestricta, en particular de las asociaciones de las industrias cinematográfica y musical. También movilizaron a miles de personas en todo el mundo contra el acuerdo ACTA de protección de marcas registradas, y consiguieron que el Gobierno polaco se retirara del acuerdo.

Pero su momento de mayor impacto social fue en el 2011, cuando Anonymous tomó la defensa de Wikileaks contra las empresas que bloqueaban los pagos de donaciones a Wikileaks, entre ellas PayPal, Visa y MasterCard. PayPal, que violó los términos de sus contratos con sus usuarios para seguir las instrucciones del Gobierno estadounidense, se vio seriamente afectada en su funcionamiento durante meses, hasta ser comprada por eBay. Asimismo, Anonymous ayudó a las revoluciones árabes a mantenerse conectadas en momentos de apagón informático de los gobiernos, protegió cibernéticamente las webs del movimiento Occupy Wall Street y estuvo entre los iniciadores de movimientos de protesta nacidos en la red en distintos países. Asumió la defensa de Snowden, contribuyó a la difusión de sus informaciones, protegió sus conexiones de red, y atacó en represalia por la persecución a Snowden las redes de la NSA y del programa Prisma de vigilancia electrónica masiva. Algunos de sus activistas más destacados han sido detenidos y encarcelados en varios países, en particular en EE.UU., donde el FBI realizó oleadas de vigilancia y arrestos. Pero aunque el FBI sostiene que Anonymous está descabezado, es dudoso, por la sencilla razón de que no tiene cabeza, sino que es una red de redes autónomas, frecuentemente con criterios distintos en cuanto a las campañas y objetivos, y a las que simplemente se añaden espontáneamente individuos con capacidades informáticas que consideran que la libertad en internet es la causa política más importante porque condiciona la posibilidad de actuar en contra de las injusticias del mundo en cualquier ámbito.

Pero Anonymous no es sólo un movimiento en internet, sino que ha reunido manifestaciones multitudinarias en puntos del planeta a las que la gente acude con la misma máscara como emblema de que todos son Anonymous, no una organización sino una unión espontánea de quienes luchan contra los abusos de poder en todos los órdenes. En la convocatoria para el 5-N se incluye una crítica de las actuales instituciones políticas y de las leyes electorales que, según ellos, niegan en la práctica la posibilidad de los ciudadanos de controlar a los políticos.

En ese sentido, Anonymous es una componente esencial de ese movimiento rizomático que continúa viviendo en internet y se expresa en las calles y en las instituciones en su búsqueda de una democracia real. Lo significativo es la capacidad tecnológica de sus activistas, que no temen enfrentarse a los sofisticados servicios de seguridad de los gobiernos y que confían en que la masa crítica de ciberataques concentrados en algunas webs puede abrumar las defensas de dichas webs, sean del Pentágono o de las agencias de inteligencia de cualquier país. Cualquiera que sea la opinión sobre Anonymous, su existencia pone de relieve la importancia creciente de los enfrentamientos informáticos en la red como forma de las luchas de poder en la sociedad red.

Manuel Castells

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *