Este fin de semana se ha celebrado en todo el mundo el 550 aniversario de la muerte de Johannes Gutenberg, el célebre maguntino que supo impulsar la imprenta con tipos móviles en occidente, propiciando que su invento en apenas cien años llegara hasta el último rincón de Europa y que a Granada, por ejemplo, llegó en 1496 de la mano de los tipógrafos alemanes Meynardo Ungut y Johannes Pegnitzer, apenas unos años después de que la capital nazarí fuera tomada por las tropas de Isabel y Fernando.
La conmemoración de esta efeméride se celebrará con actos en Alemania y Francia; aquí en España se han programado una serie de actividades en Barcelona y durante la próxima Feria del Libro de Granada, la Oficina Tipográfica de la Diputación granadina también rendirá un homenaje a Gutenberg, responsable de la entrada de Europa occidental en la época moderna.
Realmente Gutenberg no llegó a inventar nada, pero supo imaginar un nuevo sistema de «Ars scribendi artificialiter» que imprimía las letras en lugar de tener que escribirlas, algo que logró modificando las herramientas de las que disponía y el proceso. Fundió tipos intercambiables y reutilizables en metal usando un molde similar al utilizado en joyería, pero haciendo que el mismo se adaptara las distintas anchuras que los tipos tenían. Con la ayuda de un carpintero adaptó una prensa de las usadas en la industria vinatera para imprimir el molde formado con las letras y lo hizo con la ayuda de una tinta modificada similar a la usada por los iluminadores. Aquellas primeras impresiones las realizó sobre vitela o papel del empleado por los escribas para hacer libros.
Lo de imprimir no era nada nuevo, pues los humanos aprendieron a hacerlo antes que a escribir y la muestra son las tablillas sumerias grabadas sobre arcilla hace más 4.000 años, aunque sin duda la escritura terminó imponiéndose como el principal medio de comunicación entre las personas. Un logro elitista, pues requería un aprendizaje, y al que durante siglos solo tuvieron acceso unos pocos pero que, con el paso del tiempo, fue generalizándose. Por esta razón la imprenta apareció en Europa, para dar respuesta a la demanda de una nueva sociedad más culta y preocupada por el conocimiento y a la que los escribas no podían abastecer por más libros que copiaran.
Algo similar a lo acontecido unos siglos antes en China, Corea o Japón, cuyo sistema de impresión xilográfica, mediante tablas talladas, fue evolucionando hacia la utilización de ideogramas móviles de madera primero y metálicos después. La primera impresión conocida con tipos móviles metálicos fue realizada en Corea en 1377, 80 años antes de que Gutenberg hiciera algo similar en Alemania.
Aquel cambio en la manera de hacer libros supuso un salto cuantitativo en cuanto industrializó un proceso manual, Gutenberg no pudo imaginar ni por un momento la repercusión que aquel nuevo sistema de imprimir libros tendría en la historia de la humanidad.
Gutenberg murió el 3 de febrero de 1468 en Maguncia (la actual Mainz), su ciudad natal, fue enterrado en la iglesia de los padres franciscanos, destruida en 1793 durante la invasión napoleónica. En su emplazamiento hoy encontramos la Schofferstrasse que, paradojas de la historia, está dedicada a Peter Shöffer, su colaborador y posterior responsable de la imprenta que su suegro, Johann Fust, arrebató a Gutenberg tras no devolverle este el préstamo recibido para ponerla en funcionamiento.
Francisco de Paula Martínez, investigador e impresor tipográfico.