9/11: la última ruptura

A menudo, por falta de perspectiva o por insistencia, se confunde acontecimiento y ruptura histórica. A veces se piensa que ya nada será como antes después de tal o cual suceso. Y lo cierto es que aunque tengan una importancia real y marquen una evolución en la estructura de las relaciones internacionales, pocas veces suponen una ruptura. El mundo no es inmutable, evoluciona, pero sus evoluciones no son necesariamente revoluciones.

De hecho no ha habido una ruptura histórica desde el final del mundo bipolar. El mundo está actualmente en recomposición. En un periodo reciente se anunció a los cuatro vientos una revolución estratégica. Fue el 8 de agosto del 2008 - fecha de apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín y del comienzo de la miniguerra entre Rusia y Georgia-,que algunos presentaron como una ruptura histórica señalando que China se había convertido en una potencia de primer orden y que Rusia lo volvía a ser. Y estos dos países no se han (re) convertido en potencias en un día. Desde el comienzo del decenio, Rusia estaba reconstruyendo sus fuerzas y anunciando que la hora de las humillaciones sufridas en los años noventa había pasado. En cuanto a China, si se le concedieron los Juegos en el 2001 fue porque ya era una gran potencia. Ni China ni Rusia han llegado al primer plano en un solo día.

Incluso algunas semanas más tarde, cuando estalló la crisis financiera en Estados Unidos, algunos anunciaron el fin de la potencia americana porque esta crisis venía a completar las crisis estratégica y moral generadas por la guerra de Iraq. Estos anuncios de un declive ineluctable de Estados Unidos quedaron desmentidos poco después por la elección de Barack Obama, cuando diversos comentaristas (a veces los mismos) afirmaron que había quedado restaurado el liderazgo norteamericano sobre los asuntos mundiales.

Tercera supuesta revolución histórica: cuando, en abril del 2009, el G-20 y ya no el G-8 se encargó de pilotar la salida de la crisis y se habló de la llegada de un mundo multipolar.

Cuarta ruptura del año. Contrariamente a una idea sólidamente anclada, el 11-S del 2001 no ha dado lugar al nacimiento de un nuevo mundo. El suceso creó un shock emocional inmenso pero no cambió las relaciones de fuerza mundiales.

Aunque Estados Unidos fue duramente golpeado, no quedó debilitado. El papel relativo de Europa, Rusia, China y Japón apenas quedó modificado. La última ruptura verdadera de alcance internacional no fue el 11/ 9 sino el 9/ 11, el 9 de noviembre de 1989.

Ese día el muro de Berlín cayó y con él desapareció el mundo bipolar que había regido las relaciones internacionales desde la Segunda Guerra Mundial. Con la desaparición de este mundo bipolar entramos realmente en un mundo nuevo. ¿Sería unipolar o multipolar? En cualquier caso era radicalmente distinto del anterior y las relaciones internacionales dejaron de estar organizadas en torno a los dos ejes que formaban Washington y Moscú.

En realidad es exagerado decir que todo se hundió el 9 de noviembre de 1989; es sobre todo una fecha símbolo que fue precedida y seguida por otros acontecimientos importantes. El Muro - cuya construcción fue posterior a las divergencias Este-Oeste-no se derrumbó de golpe. Llevaba ya mucho tiempo agrietado desde el punto de vista estratégico. Se puede decir que el mundo bipolar ya se había resquebrajado cuando Gorbachov admitió el final de la doctrina Brezhnev ydio carta blanca a los países del Este, cuando puso fin a la guerra de los euromisiles firmando el tratado sobre fuerzas nucleares intermedias en diciembre de 1987 en Washington, cuando decidió retirar las tropas soviéticas de Afganistán, y cuando comenzó a liberalizar el sistema soviético permitiendo la expresión de críticas internas. El Pacto de Varsovia no fue disuelto hasta el 25 de febrero de 1991 y fue en diciembre de ese año cuando la URSS estalló. Mientras, en julio de 1989, los electores polacos habían colocado al frente del país el primer gobierno no comunista desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Si fechamos el final del mundo bipolar el 9 de noviembre es porque ese es el símbolo más explícito. Pero el acontecimiento no se produjo en un día, del mismo modo que no se puede poner fecha concreta - día, mes, año-al comienzo de la guerra fría y del mundo bipolar. Sólo sabemos que el final del mundo bipolar supuso una verdadera revolución estratégica y dio lugar a una recomposición del orden internacional que tiene lugar ante nuestros ojos.

A pesar del G-20, el mundo multipolar no es aún una realidad porque no existe un equivalente a la potencia estadounidense. Pero la emergencia de nuevos polos de poder y el final del monopolio del mundo occidental y de Estados Unidos es una tendencia que se va consolidando lentamente desde hace tiempo. El mundo no es multipolar, está en vías de multipolarización.

Pascal Boniface