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Mientras Mariano Rajoy toma posesión como nuevo presidente del Gobierno, el PSOE se prepara para acometer su labor de oposición inmerso todavía en los variados análisis que especulan sobre los motivos de su derrota en las últimas elecciones generales. Los socialistas abren una nueva etapa política escuchando el ruido que generan las muchas llamadas a establecer un diagnóstico correcto de lo ocurrido para poder operar con una terapia acertada. Me parece, sin embargo, que no son coincidentes los diagnósticos y por ello son diferentes las terapias propuestas. Creo que estas diferencias remiten a lecturas de la realidad que están muy influidas por distintas experiencias generacionales.…  Seguir leyendo »

Desde que España volviera a la normalidad democrática, en 1977, el PSOE ha obtenido su peor resultado en las pasadas elecciones del 20-N. Mientras se va digiriendo este resultado, es necesario intentar explicarlo.

La mayor parte de los análisis parecen sugerir que el resultado se debe, fundamentalmente, a la crisis económica. El argumento sería el siguiente: en todas aquellas capitales europeas en las que ha habido elecciones desde que estallara la crisis, los partidos en el gobierno las han ido perdiendo de forma sistemática. Lo que ha pasado en España no sería sino la confirmación de esta regla general: partido que gobierna, partido que cae cuando hay elecciones en medio de la crisis.…  Seguir leyendo »

En todo partido político, ante una derrota electoral, surgen voces que reclaman una reflexión. Le sucedió al Partido Popular en 2008 y lo estamos viendo estos días en el Partido Socialista. Casi siempre, las voces más críticas piden algo similar a una catarsis. Es fácil escuchar reclamaciones del tipo: "debemos empezar de nuevo", "tenemos que cambiar todo" o "hay que dar un giro completo". De repente, nada de lo que se ha hecho hasta ese momento sirve.

En el caso del PSOE, a la derrota hay que añadir la situación actual de la izquierda. Llevamos un par de años debatiendo sobre la supuesta crisis de la socialdemocracia.…  Seguir leyendo »

La victoria del Partido Popular en las elecciones del 20-N no es el resultado de la hegemonía ideológica de la derecha en España. Los populares ganan en un país que apenas ha variado sus ideas políticas. El triunfo del PP tampoco responde a la superioridad de ese partido: tanto el líder como la organización llegan al poder a pesar de la mala valoración ciudadana. Pero si no es por la ideología, ni por el líder, ni por el partido, ¿por qué han ganado los populares?

La explicación de la debacle socialista se resume en dos palabras: crisis y paro. Ahora bien, el razonamiento de cómo ambas cuestiones provocan las mayores ventajas de los conservadores en nuestra democracia, tanto en votos (casi 3,9 millones) como en escaños (76), es algo más complejo.…  Seguir leyendo »

A principios de 2008 un conocido periodista preguntó a José Luis Rodríguez Zapatero por el balance de su implicación en el tema del Estatuto de Cataluña: ¿no habría sido una frivolidad formular por anticipado aquella promesa de que "apoyaré el Estatuto que venga de Cataluña"? Sin negar que hubiese pronunciado dicha frase, el presidente dio al responder tres interpretaciones sucesivas de su pasada posición. Una, habría dicho "que apoyaría que el Parlamento de Cataluña hiciera un nuevo Estatuto". Otra, "lo que yo apoyaba es que el Estatuto se reformara". Y por fin, su declaración había sido: "Apoyaré lo que se pueda apoyar y no apoyaré lo que no se pueda apoyar".…  Seguir leyendo »

Alfredo Pérez Rubalcaba tiene una bien ganada fama de «inteligente» dentro de la política española de los últimos veinte años. Es leyenda que Felipe González, en los buenos y viejos tiempos de los triunfos inapelables del PSOE, confiaba en Rubalcaba para que «saliera de los embrollos en los que él mismo (Rubalcaba) se metía», y solía meter al gobierno de González con los medios informativos. Siempre en un segundo plano, detrás de los jefes y los líderes, pero dejándose ver con ellos (y en el primer plano), ha manejado con destreza —dentro de la torpeza general que parece ser una característica de nuestros políticos— los hilos ocultos de la intriga, la componenda, el «consenso» y, por supuesto, la división, la pelea con el adversario y el pariente ideológico.…  Seguir leyendo »

La generación del PSOE que gobernó con González no nominó a Rubalcaba candidato para ganar las elecciones, sino para evitar una mayoría absoluta que finalmente puede acabar produciéndose, porque el partido no ha entendido que estas generales no son sobre candidatos (si así fuera Rubalcaba las ganaría), ni sobre políticas para salir de la crisis (no se dilucidan en las elecciones de un Estado miembro de la UE salvo en Alemania) sino sobre la credibilidad, cohesión y energía de los equipos de gobierno y cuadros de cada partido, y donde el PP lleva ventaja. Nadie duda del oficio de Rubalcaba, pero ofrece una imagen de tremenda soledad: ¿Quién es su Cospedal?…  Seguir leyendo »

Lo mejor de Rubalcaba es su inteligencia. Y lo peor, que parezca demasiado astuto. En política, hoy, la astucia tiene menos reputación, aunque a lo largo de la historia haya sido ensalzada. El listo sobrevive. El inteligente no tiene siempre la suerte que merece. El astuto se mueve de lado, evita el golpe, maniobra y mece la cuna sin que se vea la mano. Alcanza objetivos sin parecer que los ambiciona. Pero en nuestra sociedad, exigente y crítica, el astuto parece menos transparente, supura ocultamiento y genera menos confianza.

En este escenario, y en un contexto de extrema hostilidad demoscópica a la marca socialista, se impone la pregunta fundamental: ¿por qué el astuto Rubalcaba ha aceptado y porfiado para ser candidato del PSOE?…  Seguir leyendo »