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Este país no se cansa de elecciones, o eso parece. Deshecho el bipartidismo imperfecto hemos dado paso a un multipartidismo con opciones de pactos poselectorales obligatorios. Quizá algún día pasemos a la alianzas previas a los comicios, como en otros países europeos, pero de momento esa cultura no está en nuestros partidos. En esta circunstancia transitoria y muy competitiva, la clave es la utilidad del voto.

Esa cualidad depende del objetivo que cada elector quiera dar a su papeleta. Si se trata de protestar contra la situación o el Gobierno, a través de un partido que encarna la indignación -como en su día fue Podemos, y hoy Vox-, la utilidad está en depositar el voto donde haga más daño o se muestre más ese enfado.…  Seguir leyendo »