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Muchos alemanes siguen frotándose los ojos y los oídos como si les hubiese asaltado de repente un catarro identitario y ya no supiesen quiénes son, de dónde vienen y a dónde van. Después de enterase por la prensa que su amada industria automovilística había mentido y engañado con alevosía al mismo pueblo que daba nombre a su más célebre corporación, ahora toca otro despertar, quizá mucho más trágico y fundamental, pues va más allá, al sur de la propia historia, removiendo los cimientos del Idealismo y la Ilustración, de aquella maravillosa época de la humanidad en la que absolutamente todo, desde Dios hasta la entraña más mortal del hombre, debía someterse al tribunal de la Razón, según la conocida máxima kantiana.…  Seguir leyendo »

Todo empezó en Wittenberg, una ciudad sajona, hace quinientos años, cuando el monje Martín Lutero puso en el pórtico de una iglesia una proclamación que criticaba al clero católico, el acto fundacional del protestantismo. En ella afirmaba que la salvación es un don de Dios recibido por la fe sincera, sin intercesión de la Iglesia; desafiaba a la autoridad papal al considerar que la Biblia era la única fuente legítima. No es seguro que el acontecimiento sucediese de esta manera espectacular, pero así es como los alemanes lo recuerdan y así lo celebrarán a lo largo de este año, en el que habrá mil conmemoraciones en cien ciudades alemanas.…  Seguir leyendo »