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Manifestación en São Paulo, Brasil, en junio de 2014 para conmemorar el primer aniversario de las “jornadas de junio”, cuando más de un millón de personas tomaron las calles del país para protestar contra el aumento en las tarifas del transporte público. Miguel Schincariol/Agence France-Presse — Getty Images

La historia es así: el gobierno anuncia otro aumento en la tarifa del transporte público, así que unos cuantos brasileños toman las calles, marchan unos kilómetros y después la policía decide que ya fue suficiente. Acto seguido, hay una especie de exhibición pirotécnica, con gas y explosiones. Todos se van a casa; algunos después de una corta estancia en la estación local de policía, otros más con unos moretones de recuerdo.

Unos días después, hay otra manifestación. Y luego otra más. La historia se repite unas cuantas veces hasta que todos están cansados, satanizados o suficientemente intimidados. Las tarifas siguen siendo indignantes y subirán de nuevo el año próximo.…  Seguir leyendo »

Protesting against the suspended president Dilma Rousseff, in São Paulo, Brazil, in July 2016. Credit Nelson Almeida/Agence France-Presse — Getty Images

It goes like this: The government announces another increase in the bus fare, so a few Brazilians take to the streets, march for a couple of miles, and then the police decide they’ve had enough. A kind of pyrotechnic exhibition ensues, with gas and explosions. Everybody goes home, some after a short stay at the local police station, others with purple bruises for souvenirs.

A few days later, there’s another demonstration. And then another. Rinse and repeat until everybody gets tired, demonized, traumatized or sufficiently intimidated. The bus fare remains outrageous, and it will rise again next year.

The plot has been the same for many other grievances in the recent years: labor reforms; the reorganization of public schools; an illegitimate, unpopular presidency; a costly, foolish World Cup; a catastrophic Summer Olympics.…  Seguir leyendo »

What does it mean when hundreds of thousands of Brazilians take to the streets shouting "out with the President"? After countrywide protests this weekend, the answer is still not clear.

Sunday's protests in São Paulo were peaceful and mostly in the spirit of modern democracies. Many different groups helped organize the march, representing diverse political positions united by anti-President Dilma Rousseff, anti-Workers' Party rhetoric.

Numerous groups had rented their own loudspeaker-equipped trucks and positioned them at different locations along the Avenida Paulista, where protests traditionally take place in São Paulo. The movements that represented fringe positions had few interested listeners. For example, only a couple of hundred people (in the midst of an estimated crowd of 135,000) were paying attention to an organization demanding a military coup and claiming that only the army could stop the "homosexualization" of Brazil.…  Seguir leyendo »

In February, during a protest here against the World Cup, demonstrators were running away from rubber bullets and tear gas when they bumped into a group celebrating Carnival. The Carnival people took shelter inside a bar, while cheering the police repression with shouts of: “Well done! Well done!” One man insulted a female demonstrator. He was laughing and clapping, his eyes filled with a mixture of rage and joy.

Similar scenes have been repeated across the nation in the last few weeks. It seems Brazil doesn’t have just one national team representing it during this World Cup; it has two: those who support the tournament, and those who do not.…  Seguir leyendo »

When the World Cup ends a month from now — I hope with a sixth star shining on the golden jerseys of the home team — the problems that plagued Brazil's hosting effort will remain. With or without a trophy, Brazil will face major challenges in its transformation from one of the world's most unequal societies into a thriving democracy..

Brazilians have been in a sour mood since June 2013, when massive street demonstrations erupted against lavish World Cup spending in a country lacking good basic education, healthcare and public transportation. The protesters' underlying message was simple: their love of soccer should not be taken for granted by the government and the country's self-serving politicians.…  Seguir leyendo »

Protests against corruption, lavish spending on sporting events and a faltering economy roiled Brazil's largest cities last year, a sign of rising dissatisfaction with the nation's political status quo. Brazil's leaders, accused of being out of touch, assured the public they would be more responsive.

Now, the country's political class may have gone too far in the other direction in dealing with the recent spate of teenage flash mobs that have disrupted life and shopping at some of the country’s largest malls.

During the past few weeks, mobs of rowdy teens in gatherings known as rolezinhos, literally little strolls, have invaded shopping centers in Sao Paulo, Rio de Janeiro and other major cities.…  Seguir leyendo »

Young people, quick fingers on their cellphones, have taken to the streets around the world.

It would seem easier to explain these protests when they take place in nondemocratic countries, as in Egypt and Tunisia in 2011, or in countries where the economic crisis has raised the number of unemployed young workers to frightening highs, as in Spain and Greece, than when they emerge in countries with popular democratic governments — like Brazil, where we currently enjoy the lowest unemployment rates in our history and an unparalleled expansion of economic and social rights.

Many analysts attribute recent protests to a rejection of politics.…  Seguir leyendo »

El 13 de junio, la policía militar de São Paulo, con excesivo celo, intentó poner fin a una protesta por las tarifas de autobús con porras y gas lacrimógeno. La práctica de detenciones generalizadas y el lanzamiento de pelotas de goma pudieron dispersar a la mayor parte de la multitud aquella noche, pero no antes de que imágenes y testimonios se distribuyeran ampliamente, con inclusión de ataques a periodistas y transeúntes. Fue la cuarta y mayor manifestación del Movimiento Pase Libre, que había estado haciendo campaña desde principios de mes contra un aumento del 20% de las tarifas de autobús. La indignación se convirtió rápidamente en movilización a velocidad de Twitter de modo que el movimiento inundó las calles de nuevo el 17 de junio, en esta ocasión con más de cien mil personas y con protestas complementarias en otras grandes ciudades.…  Seguir leyendo »

Cuando todo parecía en calma, las manifestaciones populares se extendieron por los principales centros del interior de Brasil, movilizando sólo el día 20 de junio a más de 1,4 millones de personas que sacudieron la nación dejando a la clase política aturdida. Las calles fueron tomadas por la ciudadanía y la política se convirtió en el centro de los debates y preocupación de todos los brasileños, incluso mientras se celebraba la Copa Confederaciones. El lema “el gigante se despertó” fue ampliamente utilizado durante las movilizaciones en referencia a un verso del himno nacional brasileño que establece el país como “eternamente acostado en cuna espléndida”.…  Seguir leyendo »

La rebelión de los jóvenes crece en Brasil, en Turquía, en sectores de la China, y llega hasta las costas chilenas. El voto de los jóvenes podría cambiar todas las situaciones aparentemente fijas, cristalizadas, encuestadas. Es la gran incógnita, la gran posibilidad de cambios auténticos en las sociedades actuales. Observo el fenómeno y me acuerdo de un diálogo entre Fidel Castro y Jean-Paul Sartre, en los primeros años de la revolución cubana. Fidel Castro, durante una manifestación multitudinaria en la Plaza de la Revolución, le dice al escritor francés que le daría al pueblo, el que canta sus consignas frente a la tribuna donde están ellos, todo lo que le pidan.…  Seguir leyendo »

Un fantasma recorre el mundo: la revuelta de las clases medias. En el último episodio, las ciudades de Brasil y Turquía han sido escenario de un levantamiento contra las élites políticas y económicas protagonizado por jóvenes, convocado mediante las redes sociales y provocado inicialmente por un conflicto urbano, las tarifas de transporte en São Paulo o la remodelación de un parque en Estambul. Se trata en ambos casos de países con Gobiernos democráticos y economías robustas, de manera que las protestas no pueden atribuirse a la ausencia absoluta de libertad o a la desesperación de la miseria; pero sí son revueltas contra el autoritarismo y corrupción de las élites, así como frente a la creciente desigualdad social y la erosión de las expectativas de las clases medias emergentes.…  Seguir leyendo »

Las manifestaciones que sacuden a la sociedad brasileña, habitualmente tranquila y relajada, canalizan un sentimiento generalizado: ¡ya basta! Pero, excepto en el caso de los agitadores profesionales, no hay odio en las protestas callejeras. Es una especie de cansancio impaciente.

Los brasileños están cansados de ser tratados brutalmente por el transporte público en las zonas urbanas del país; cansados de los hospitales espantosos; cansados de los escándalos de corrupción y particularmente cansados de la inflación, que ha regresado como una temida enfermedad para erosionar una vez más el poder adquisitivo de la gente y amenazar con la vuelta de millones de personas a la pobreza, de la que habían escapado hace tan poco.…  Seguir leyendo »

Andaba yo por São Paulo y Porto Alegre hablando de mi libro sobre indignados en el mundo cuando surgió el movimiento que sacude Brasil. Espontáneo como todos los demás, sin líderes como todos los demás, sorprendiendo a políticos y analistas como todos los demás. Originado en internet y tomando calles en más de 90 ciudades para hacerse valer. La pancarta que abría la manifestación de Río de Janeiro decía “Somos las redes sociales”. A lo que añadía otro manifestante: “Salí de Facebook y ahora estoy en la calle”. “Ven, vamos para la calle. Puedes ver que la fiesta es tuya”, cantaban las gentes apropiándose una canción publicitaria relativa a la Copa Confederaciones.…  Seguir leyendo »

En los años setenta, la sociología explicaba que los sectores sociales que logran cubrir sus necesidades básicas tienden a reclamar al Estado demandas más precisas. Esa interpretación puede ayudarnos a entender las protestas en Brasil. La expansión de la clase media y el aumento del poder adquisitivo de muchos ciudadanos ha sobrepasado con creces la capacidad de infraestructura del Estado brasileño. La satisfacción por acceder a la escuela, al hospital o tener trabajo ha dado paso a la frustración por la mala calidad de los servicios públicos.

No obstante, las movilizaciones han sorprendido. El 7 de junio unas 1.500 personas protestaron en São Paulo por el aumento del transporte público que llevó el billete de 3 reales a 3,20.…  Seguir leyendo »

Since early June, protests that began out of anger over public transit fare increases have spread across Brazil, filling the streets of São Paulo, Rio de Janeiro and dozens of other cities with hundreds of thousands of demonstrators. On June 13, the police cracked down violently and the protests mushroomed. Finally, after seven days, the government of President Dilma Rousseff pushed governors and mayors to cancel the fare increases they had presented as the inevitable price of a modern market economy.

The cost of public transportation for a family living in Rio or São Paulo is, proportionally, higher than in New York or Paris.…  Seguir leyendo »

Over the last week, the Confederations Cup, which is taking place in Brazil, has been sharing space in the news with frequent and timely protests on the streets, most of them with the intention of forcing the Brazilian government into a new economic direction.

As five times world champion, Brazil's love of football has long been blamed for distracting the population from its social problems. It is ironic, therefore, that it was the country's preparation to host the World Cup that has mobilised Brazilians. Raising flags with no party colour, the people on the street are crying out for an end to corruption and against the waste of public money, both of which are sadly so common in our Brazil.…  Seguir leyendo »

Last week I watched a video of a man arrested for possession of a bottle of vinegar. The man, a journalist named Piero Locatelli, was covering the protests here when a policeman asked to search his backpack. Like other demonstrators, he had brought some vinegar. The idea is that breathing through a cloth soaked in vinegar neutralizes the effects of tear gas, though this doesn’t really seem to work. The police claim that the product can be used to make bombs, but this is even less true.

Mr. Locatelli was released two hours later. But the damage had been done. Over the next week, as the protests spread to cities around the country, the arrest became a mocking rallying cry.…  Seguir leyendo »

Cuando los estadounidenses piensa en Brasil, las manifestaciones son lo último que llega a su mente. El fútbol, el carnaval y, más recientemente, el Mundial de Fútbol y los Juegos Olímpicos han sido, para bien o para mal, las imágenes más asociadas con el gigante Americano.

Imaginen entonces la sorpresa de los estadounidenses al ver las fotografías de las protestas masivas y continuas -algunas de ellas violentas- en todo Brasil.

Los estadounidenses han oído hablar de agentes de policía arrojando sus armas a las hogueras creadas por los manifestantes y uniéndose al movimiento; de miles de brasileños dando la espalda a la bandera durante la reproducción del himno nacional en la Copa Confederaciones, y de una joven brasileña pidiendo a ciudadanos de EE UU a través de YouTube que escuchen las peticiones de los manifestantes.…  Seguir leyendo »

La protesta brasileña que se extiende cada día como una mancha de aceite por todo el país, y que tiene sorprendida a la opinión mundial, es diferente de las demás, como por ejemplo la de los indignados de Madrid, la Primavera árabe o la americana de los Occupy.

¿Por qué? Podría decirse que es brasileña, un pueblo con una idiosincrasia especial que no siempre entra ni siquiera en los cánones de los otros países del continente. ¿Tropical? También, pero no sólo.

En primer lugar, la protesta es diferente porque no tiene nombre. La llamamos simplemente “protesta” o “manifestaciones”, porque no ha sido bautizada.…  Seguir leyendo »

The first surprise about the Brazilian protests is that they have taken place at all. The second surprise is their scale. On reflection, they should have taken place years ago. The recent hike in bus fares was simply the last straw for a nation tired of being treated like otários ("suckers") – as a taxi driver put it to me on Sunday – by its ruling classes.

Demonstrations in modern Brazil are usually left to small groups belonging to the country's beleaguered "social movements" and therefore easily ignored by the media, which is dominated by the all powerful Globo conglomerate. Protesters depicted as troublemakers, lazy students, leftists and rich kids without a cause – as one prominent social commentator in Rio described them last week – are quickly discredited and forgotten.…  Seguir leyendo »