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Término municipal de Rozas de Puerto Real, en Madrid.EFE / Rodrigo Jimenez / EFE

Desde el inicio de la pandemia, muchos de nosotros, por necesidad o conveniencia, nos hemos trasladado al campo. ¿Cómo cambia el concepto de habitar cuando los servicios básicos que en la ciudad dábamos por hecho no están asegurados? ¿Qué se aprende al asumir las incomodidades cotidianas en las que se asienta nuestro confort?

“Nadie que posea su propia casa y parcela puede ser comunista. Tiene demasiado que hacer”. Esto fue lo que le dijo William Levitt al presidente Truman para que le permitiera edificar miles de suburbios alrededor de las ciudades de Estados Unidos. Los Levitt fueron constructores que trasladaron el modo de producción de línea de montaje a la fabricación de viviendas unifamiliares tras la Segunda Guerra Mundial.…  Seguir leyendo »

Desde los meses posteriores al inicio de la pandemia empezaron a proliferar las noticias sobre la tendencia a trasladarse de la ciudad al campo. El fenómeno, al parecer, ha triunfado en casi todos los países occidentales. No hace mucho, The New York Times publicaba un artículo en el que analizaba la huida hacia el Valle del Hudson de los neoyorquinos de rentas altas.

Este éxodo de los habitantes pudientes de las grandes urbes recuerda a aquel otro protagonizado por los ciudadanos adinerados del Imperio Romano a partir del siglo II. Los historiadores, de hecho, consideran este hecho como uno de los primeros signos de decadencia de una civilización cuyo modelo económico estaba colapsando porque había basado su consumismo extremo en el trabajo esclavo y la anexión de nuevos territorios, pero ya le era imposible expandirse más.…  Seguir leyendo »

"Llegó el coronavirus a España. Nos dijeron que nos laváramos las manos y nos lavamos las manos. Nos dijeron que evitáramos aglomeraciones y evitamos aglomeraciones. Nos dijeron que trabajáramos en casa para evitar contagios y trabajamos en casa para evitar contagios. Nos dijeron que nos rebajaban el sueldo por falta de producción y nos rebajaron el sueldo por falta de producción. Nos dijeron que faltaba comida en las tiendas y aquí empezaron los grandes problemas. Sobre todo en la ciudad. Los supermercados estaban desabastecidos, resultaba cada vez más complejo obtener carne o verdura así que mi marido y yo cogimos las maletas, los ordenadores, el gato, los hijos y nos largamos al pueblo.…  Seguir leyendo »