Afganistán: el día de la marmota
En mis remotos comienzos como joven diplomático en el vetusto Palacio de Santa Cruz, una de las obligaciones profesionales de mi modesto puesto en el grandioso -geográficamente- departamento de Asuntos de Norteamérica y Asia era recibir a un diplomático de la Embajada soviética encargado de presentar periódicamente ante Exteriores el argumentario favorable a la presencia soviética en Afganistán, cara a los países -como España y otros muchos- que habían votado en 1980 la Resolución condenatoria de Naciones Unidas sobre la invasión de ese país por la URSS.
La parte del argumento del soviético que llamaba poderosamente mi atención era que el apoyo militar ruso al régimen procomunista en Kabul garantizaba a los sufridos afganos, y sobre todo afganas, escapar del terrible oscurantismo que querían imponerles los barbudos e islamistas señores feudales que batallaban contra las tropas soviéticas.… Seguir leyendo »