Es feliz. O por lo menos, durante un rato, fue feliz, y ahora tantos esperamos que lo siga siendo porque entonces millones lo seremos. Messi fue muy feliz en ese rato, cuando mostraba esa sonrisa que se le ve tan poco, ancha, desbocada, una sonrisa sin ningún bozal, puro desborde de su felicidad porque, pese a todo, contra tanto agorero, la Argentina acababa de pasar a los octavos de final. Messi gritaba, se abrazaba con caricias y lágrimas, se desahogaba y ensanchaba la sonrisa más y más. Acababa de volver del precipicio y festejaba en forma. Y, sin embargo, una hora y media antes, todo parecía tanto más simple.… Seguir leyendo »
Así somos: parece que así somos. En el mundo dicen —los que dicen algo sobre el tema— que lo que hacemos los argentinos es exactamente eso: sobrar, hacernos los vivos, simular que podemos lo que no podemos, creerlo incluso. Así somos: a los ocho minutos del segundo tiempo el arquero argentino, Wilfredo Caballero, recibe la pelota de un compañero y, en lugar de pararla o pasarla hacia un costado, intenta levantarla sobre la cabeza de un atacante croata y se la entrega. El croata, un tal Rebic, agradecido, lo fusila. Un partido tenso, difícil, en el que cualquier error podía ser fatal, se deshizo por esa obviedad: un argentino creyendo que puede lo que está claro que no puede.… Seguir leyendo »
They say that the best business is to buy an Argentine for what he is worth, and then sell him for what he thinks he’s worth. Those who glean that joke’s meaning may have been shocked to hear Lionel Messi, Argentina’s captain and arguably the best player in the world, if not in history, declare that “we are not candidates” to win the FIFA World Cup just a couple of weeks before its opening. Such modesty would have been branded as defeatism in many a country represented in Russia. However, in Argentina—a soccer superpower ranked among the world’s top four teams, a finalist in the last World Cup (which it lost to Germany by a scarce 0-1 in extra time), and a place and culture foreign to self-effacement—defeatism might well be the most sensible choice.… Seguir leyendo »
Un Mundial empieza tantas veces: ayer, antes de ayer, mañana. Nadie podrá convencer a colombianos o mexicanos de que este ya empezó, de que todo eso que ahora sale por la tele es algo más que el prólogo. Ni a uruguayos de que no han dado un paso de gigantes —un cabezazo de gigantes—, ni a 20 o 30 millones de argentinos de que el Mundial no acaba de empezar, ahora mismo, hace unas pocas horas. Aunque todos preferiríamos que no hubiera empezado.
La Argentina, la orgullosa patria del mejor del mundo, la supuesta potencia futbolera, chocó contra el equipo de un país que nunca antes había estado en un Mundial: Islandia.… Seguir leyendo »
Two splendid goals by Lionel Messi against Nigeria (which Argentina beat 3-2) prompts this question among many soccer fans: Who is the better player, Messi now or Diego Maradona then? To answer that question it might be useful to seek help from a Greek oracle, since both are, or were, in Maradona’s case, exquisite players.
Maradona came from the humblest of homes to become the most talked about soccer player of his generation. His two goals against the British team in the World Cup in Mexico City are now legendary. The first, the famous (or, more properly infamous since it was scored with the help of his hand) became the now iconic “Hand of God” goal.… Seguir leyendo »
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