Tres despropósitos
El primer despropósito de nuestra inexperta democracia fue fabricar diecisiete autonomías que dividieron a los españoles en otros tantos innecesarios reinos de taifas que generan una burocracia improductiva y una maraña de regulaciones disparejas y a veces enfrentadas. ¿Por qué se instituyó ese demencial sistema? Porque había que contentar a los separatistas vascos y catalanes otorgándoles un trato especial sin que pareciera que se agraviaba demasiado al resto de los españoles, los nada identitarios, los que no sacaban pancartas a la calle ni ponían muertos sobre la mesa de negociaciones.
¿Por qué había que otorgar un trato especial a catalanes y vascos?… Seguir leyendo »