Buscador avanzado

Nota: la búsqueda puede tardar más de 30 segundos.

El conde de Barcelona y el de Aragón tienen el mismo origen. Son jefes de comarcas fronterizas con el islam, que se defienden de su ataque en los territorios lindantes con el Pirineo. En el año 711, el poder de los monarcas godos en Hispania es desbaratado y los musulmanes ocupan casi enteramente la Península sin apenas resistencia. Los focos donde se continúa luchando están en zonas poco accesibles y escasamente pobladas.

Un raro conde

Con el tiempo, la evolución histórica generó en España un raro título de conde. Su rango está por encima no solo de cualquier conde, sino de todo marqués, duque, infante y aun príncipe.…  Seguir leyendo »

En la política catalana parece que no hay lugar para otros debates históricos que no pasen por dos fechas totémicas: 1714 y 1936-1939. De la primera el separatismo ha abusado para intentar legitimar una ruptura que tuviera como mínimo 300 años de historia. Para ello ha buscado convertir una guerra de origen internacional sobre la sucesión a la corona española en una insufrible afrenta a Catalunya. Mientras que a la segunda recurre de forma insistente el conglomerado de Podemos y los comunes, sobre todo en el Ayuntamiento de Barcelona con su política de memoria histórica, como si la ominosa dictadura que se implanta tras la derrota republicana siguiera ejerciendo hoy algún peso o nada se hubiera hecho después de 1978 para reparar sus injusticias.…  Seguir leyendo »

En un tiempo de confusiones y de vacíos, con una crisis económica que los españoles desde sus sacrificios tratan de desactivar, una crisis territorial abierta por obcecaciones mesiánicas centrífugas y una crisis de valores que a menudo, pese a su evidencia, no recibe la atención ni mueve las alarmas suficientes, España padece, además, una descarada manipulación de su Historia que no pocos eruditos a la violeta, según la definición satírica de Cadalso, asumen y proclaman como artículo de fe.

En ese marco de falsificaciones históricas hay que considerar los pintorescos contenidos del aireado conciliábulo seudocientífico «España contra Cataluña», el abracadabrante librito «Catalonia calling.…  Seguir leyendo »

Por Eugenio Trias, filósofo y miembro del Consejo Editorial de EL MUNDO (EL MUNDO, 30/09/03):

He estado varios días en Galicia, donde se habla mucho de los vínculos de todo orden que le une al norte de Portugal, de manera que tiene sentido componer o constituir una eurorregión que, desde ningún punto de vista, cuestiona ni releva, ni mucho menos sustituye, el modelo político español o la realidad que España significa.

Hace años escribí un artículo, muy aplaudido por muchos de los que sienten el nacionalismo periférico como una amenaza, en el que criticaba la obsesión lingüística del nacionalismo catalán, y la proyección de un marco amplio de configuración de lo que éste suele llamar los países catalanes, donde el vínculo es la lengua catalana.…  Seguir leyendo »

Por Josep M. Fradera, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Pompeu Fabra (EL PAIS, 25/09/03):

Que una entidad histórica venerable como la Corona de Aragón se convierta en objeto de debate político en el siglo XXI no es de recibo. La acritud que su mera referencia despierta es igualmente sorprendente. Ambas cosas revelan mucho, pero explican poco. No sería mala idea dotar al debate intelectual sobre estas cuestiones de mayor serenidad y calma, al mismo tiempo que deberíamos ser lo más rigurosos posible en la elección de los elementos del pasado que traemos a colación en los debates actuales.…  Seguir leyendo »

Por Josep Ramoneda (EL PAIS, 01/09/03):

Una vez más, frente a frente, una idea estática y una idea dinámica de Europa y de España. Maragall habla de una eurorregión emergente, la que reuniría a algunos territorios de la antigua Corona de Aragón, y toda la capacidad de ruido del PP, con Aznar y Arenas como trompetistas principales, cae sobre él. Maragall debe estar agradecido a Aznar, porque le está regalando la mejor campaña electoral que el candidato socialista a la presidencia de la Generalitat podría soñar. Sólo le falta aprovecharlo.

Por una casualidad que ahora no viene a cuento, el jueves anterior a las elecciones autonómicas de 1999 estuve en un almuerzo con Felipe González, que había viajado a Barcelona para participar en el mitin central de la campaña de Maragall.…  Seguir leyendo »