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El primer consistorio barcelonés tras la dictadura devolvió el nombre a muchas calles y plazas que el franquismo había usurpado. Desde entonces se han ido incorporando nuevos referentes culturales, sociales y políticos al espacio público. A diferencia de Madrid, Barcelona se anticipó a los contenidos de la ley de memoria histórica décadas antes de que esta se aprobase en el 2007. Ada Colau llegó a la alcaldía con la voluntad de revisar el nomenclátor y llevar a cabo un plan de memoria histórica. Pero como representa a una izquierda que sufre adanismo, es decir, cree que la historia empieza con ella, y actúa de forma sectaria, el equipo de Barcelona en Comú ha decidido que la ciudad, aunque libre de referencias franquistas, sufre en cambio un exceso de símbolos monárquicos.…  Seguir leyendo »