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Se tiende a interpretar el decepcionante resultado obtenido por el PSC en las autonómicas del 21-D como otro reflejo más de la extrema polarización que vive la sociedad catalana, sin espacio para discursos que intenten construir puentes. Miquel Iceta hizo una campaña de marcado tono presidencialista poniendo el acento en la reconciliación entre los catalanes y levantando la bandera del catalanismo político como espacio de encuentro. La incorporación a su lista del democristiano Ramon Espadaler, exconseller de Interior con Artur Mas, tenía como objetivo atraer al votante nacionalista moderado.

Los mensajes de Iceta a lo largo de la campaña fueron dirigidos a este sector en la suposición de que había una importante bolsa de antiguos electores de CiU, empezando por los 100.000 que en 2015 votaron a Unió Democràtica, que querían un agarradero amable de catalanismo liberal para salir del marasmo del procés.…  Seguir leyendo »