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Fernando Grande-Marlaska, ministro del Interior en funciones, abomina de las "soluciones simples". Como la que ha propuesto el PP para atajar la crisis de criminalidad que azota la ciudad de Barcelona y que consiste en enviar efectivos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil a la ciudad para ejecutar el trabajo que las autoridades locales y regionales catalanas han demostrado ser incapaces, o no tener la voluntad, de hacer. ¿Policías contra criminales? ¡Bah! "Un simplismo", debe de pensar Grande-Marlaska, ese Sun Tzu de la lucha contra la delincuencia.

El remedio de Grande-Marlaska, complejo cual ecuación de la teoría de cuerdas heteróticas, consiste en cambiarse la cartera de bolsillo: del trasero al delantero.…  Seguir leyendo »