Dos cervezas, niñato, son medio piso
Una parte del progresismo es deshonesto con el drama de la precariedad juvenil. Dice enfocarse en la gente vulnerable, pero sigue obviando hasta qué punto la desigualdad está tomando tintes generacionales. No duda en cargar sobre jóvenes muy empobrecidos el nivel de vida de nuestros mayores, injusticia que se camufla mediante clichés que culpan a la juventud de no poderse pagar ni un piso. Aceptar que nuestra generación está peor que la anterior obligaría a revisar ciertos privilegios de los hijos del baby boom, y no se está dispuesto a ello.
Ejemplo es un programa televisivo donde colaboradores de entre 50 y 60 años llegaron a la feliz conclusión de que, chicos, salís mucho, viajáis, y por eso no tenéis una casa en propiedad, a diferencia de nosotros o vuestros abuelos.… Seguir leyendo »