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Turistas en Venecia. GETTY

En 1987, la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad a la ciudad de Venecia, prodigioso tejido de puentes que, conectando 120 islas agrestes, transformaron una marisma en entramado urbano. Desgraciadamente, la Humanidad ha dejado de proteger este legado, custodiado con mimo por generaciones, conscientes del delicado equilibrio con el entorno lagunar que su erección supuso. La propia Unesco advierte hoy de amenaza de quiebra.

Las admoniciones de la organización agitarán sin duda muchas conciencias, pero no cambiarán en lo esencial las cosas, pues se trata de un problema de civilización, en la que todo rasgo singular es potencial objeto de consumo, con modelos de comportamiento social que son casi universalmente compartidos.…  Seguir leyendo »

Hace 10 años publicaba en EL PAÍS un artículo bajo el título No al modelo Venecia lamentando como tantos el vaciamiento de la ciudad, la sustitución de gentes que la habitan por personas que la observan, de tal manera que los 100.000 residentes censados hace 40 años se han reducido a poco más de 50.000. Bien conocidos son los corolarios sociales y ecológicos de este proceso.

Motores cada vez más potentes en el transporte lagunar tienen efectos sísmicos que dañan los fundamentos de los inmuebles. Desde mucho tiempo atrás los grandes palacios que ya no podían ser mantenidos por los descendientes de familias patricias habían sufrido una reconversión, en algún caso (por ejemplo, Ca Sagredo en Canal Grande), albergando dependencias municipales o profesionales que podían interesar al habitante de la ciudad.…  Seguir leyendo »

Venecia ha sido alterada profundamente por los millones de turistas que llegan a la ciudad cada año, por lo que la Unesco lanzó una advertencia: la ciudad estaría en la Lista de Patrimonios de la Humanidad en Peligro, en la que hay 55 lugares de todo el mundo por razones tan variadas como el terrorismo, el turismo o la falta de mantenimiento.

Una plaga mortal acecha Venecia, y no se trata del cólera ante el que el personaje de Thomas Mann, Gustav von Aschenbach, sucumbió en la novela corta que el premio nobel publicó en 1912, Muerte en Venecia. Una monocultura de turistas rapaces amenaza la existencia de Venecia; diezma a esta ciudad histórica y convierte a la reina del Adriático en una plaza comercial “disneyficada”.

Millones de turistas llegan a las calles y canales de Venecia cada año y alteran drásticamente la población y la economía, lo que provoca que muchos de sus ciudadanos desaparecen de la ciudad isleña y que quienes se quedan no tengan otra opción más que trabajar en hoteles, restaurantes y tiendas vendiendo recuerdos de cristal y máscaras de carnaval.…  Seguir leyendo »

Venice has been profoundly altered by the millions of tourists who pour into the city each year, leading the United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization to issue a warning that the city would be placed on the “List of World Heritage in Danger.”

A deadly plague haunts Venice, and it’s not the cholera to which Thomas Mann’s character Gustav von Aschenbach succumbed in the Nobel laureate’s 1912 novella “Death in Venice.” A rapacious tourist monoculture threatens Venice’s existence, decimating the historic city and turning the Queen of the Adriatic into a Disneyfied shopping mall.

Millions of tourists pour into Venice’s streets and canals each year, profoundly altering the population and the economy, as many native citizens are banished from the island city and those who remain have no choice but to serve in hotels, restaurants and shops selling glass souvenirs and carnival masks.

Tourism is tearing apart Venice’s social fabric, cohesion and civic culture, growing ever more predatory.…  Seguir leyendo »