Buscador avanzado

Nota: la búsqueda puede tardar más de 30 segundos.

Dos hombres cargan un ataúd frente al Palacio Nacional, en Ciudad de México, al finalizar una protesta el 11 de mayo de 2020, en la que activistas de derechos humanos buscaron llamar atención a los riesgos de salud que enfrentan las personas en cárceles mexicanas esperando juicios que quedaron estancados por la pandemia por coronairus. (Rebecca Blackwell)

Algunos gobiernos alrededor del mundo están usando la pandemia para afirmar que los derechos humanos son un lujo que no nos podemos permitir. Usando la crisis como pretexto, están arrestando a sus críticos, intensificando la vigilancia y tomando amplios poderes de emergencia. La presunción subyacente es evidente: proteger los derechos humanos es un mero detalle que debe ser descartado cuando las cosas se ponen difíciles.

Sin embargo, la pandemia ha resultado ser también una oportunidad para promover los derechos humanos, no solo por una cuestión de principios sino también por razones pragmáticas. La crisis ha demostrado que las autoridades que ignoran los derechos humanos ponen en peligro nuestra salud.…  Seguir leyendo »

Human rights activists prepare for a car caravan protest through downtown Los Angeles to call on officials to release inmates from jails to prevent the spread of coronavirus on April 7. (Robyn Beck/Afp Via Getty Images)

Some governments around the world are using the pandemic to claim that human rights are a luxury we cannot afford. With the crisis as a pretext, they are arresting critics, intensifying surveillance and seizing broad emergency powers. The underlying assumption is clear: Safeguarding human rights is a nicety that must be jettisoned when times get tough.

In fact, though, the pandemic has also turned out to be an opportunity to promote human rights — not only as a matter of principle but also for reasons of pragmatism. The crisis has shown that officials who ignore human rights jeopardize our health, while respecting human rights is the best public health strategy.…  Seguir leyendo »

«Dios y el pueblo son la fuente de todo poder (…) Yo lo he tomado, y qué diablos, lo conservaré para siempre». Lo dijo François «Papa Doc» Duvalier en 1963. Y es lo que hizo: siguió siendo presidente de Haití hasta su muerte en 1971, momento en que lo sucedió su hijo, Jean-Claude («Baby Doc»), que extendió la dictadura otros quince años.

Puede parecer historia antigua, pero no lo es para mí. Mi familia es haitiana, y aunque inmigramos a Estados Unidos durante mi infancia, siempre pareció que seguíamos al alcance del cruel régimen de los Duvalier. Nunca olvidé las enseñanzas brutales que aprendieron los haitianos bajo los Duvalier, incluido el hecho de que habitualmente usaban desastres naturales y crisis nacionales para reforzar su dominio.…  Seguir leyendo »