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Ómicron no es más leve con todos. Nuestros pacientes son un ejemplo

Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, el riesgo de contagiarse con el coronavirus y desarrollar una enfermedad grave era sustancialmente alto para millones de estadounidenses con sistemas inmunitarios débiles debido a tratamientos de cáncer, enfermedades autoinmunes, trasplantes y muchas otras condiciones médicas.

Las vacunas prometían mejoras. Sin embargo, los médicos como nosotros que nos enfocamos en cuidar a personas inmunodeprimidas constatamos muy pronto que las respuestas inmunes de nuestros pacientes a las vacunas a menudo eran débiles. Por ejemplo, en un estudio mostramos que los receptores de trasplantes de órganos que fueron vacunados con dos dosis de las vacunas de ARNm desarrolladas por Moderna y Pfizer tuvieron un riesgo 82 veces mayor de ser infectados y un riesgo 485 veces mayor de hospitalización o muerte en comparación con la población vacunada.…  Seguir leyendo »

Antibodies attacking a virus. Our body’s immune system naturally kicks in to fend off infection, but vaccines can do that better. Credit Christoph Burgstedt/Science Photo Library, via Getty Images

Within the last couple of months, several scientific studies have come out — some peer-reviewed, others not — indicating that the antibody response of people infected with SARS-CoV-2 dropped significantly within two months. The news has sparked fears that the very immunity of patients with Covid-19 may be waning fast — dampening hopes for the development of an effective and durable vaccine.

But these concerns are confused and mistaken.

Both our bodies’ natural immunity and immunity acquired through vaccination serve the same function, which is to inhibit a virus and prevent it from causing a disease. But they don’t always work quite the same way.…  Seguir leyendo »