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No, no, no

Lo de audiencia en minúsculas tuvo que ser una errata. Debieron escribir Audiencia y añadir Nacional. El programa, dirigido nada menos que por una periodista curtida en los tribunales, había animado a la gente a votar la inocencia o culpabilidad de un hombre. Cuatro días más tarde, tras el exitazo dominical, sus productores volvían a colocar otro rótulo en pantalla: «Vota. Tras ver el primer programa de Rocío Carrasco, ¿a favor de quién estás: de Antonio David o de Rocío?»

No sé si conmovidos por el testimonio de Rociíto los espectadores de Telecinco cambiaron de opinión ni me interesa. Lo relevante es que una cadena de televisión se erija en tribunal.…  Seguir leyendo »

Comer televisión, ver la cena

Yo creía que cada cena en esta vida empezaba con la misma pregunta: “¿qué ceno hoy?”. Pero durante el confinamiento me di cuenta de que no. Las cenas domésticas se empiezan a preparar bajo esta otra: “¿qué me pongo para cenar?”. Para comer, lo más probable es que tengamos un circuito cerrado de menús que se van sucediendo sin que tengamos que pensar. Lo agotador es decidir día tras día, plataforma por plataforma, qué queremos ver mientras nos llevamos el tenedor a la boca. Y qué bien lo decimos con nuestro español reciente y casero. ¿Qué me pongo para cenar? Porque el programa, la serie o la película que elijamos es algo para ponerle a la cena.…  Seguir leyendo »

La gente que ya no ve la tele

Tan antigua como la propia televisión es una categoría de espectador que no se agota nunca: las personas que dicen que ya no ven la tele. Están en todas las familias, en todas las cenas de trabajo, en cualquier primera cita. No son personas que simplemente no vean la tele, como las que no hacen paddle o las que no leen biografías. Las de esta categoría son personas que advierten, siempre que pueden, que ya no ven la tele. Llevan el adverbio grapado en la lengua. ¿Unos amigos en una cena describen un programa nuevo en el que los tertulianos van completamente desnudos?…  Seguir leyendo »

Las seriales

La televisión ha encontrado por fin un producto original y divertido al que está sacando excelente provecho: las seriales. Ellas existían hace mucho tiempo en el cine, pues yo recuerdo que, en mi lejana infancia cochabambina (en Bolivia), todos los domingos, con mi amigo Mario Zapata, el hijo del fotógrafo de la ciudad, luego de la misa en La Salle nos íbamos al cine Achá a ver los tres episodios de la serial de turno —solían tener doce—, aventurera y tranquilizadora, porque en ella los buenos ganaban siempre a los malos. Pero después el cine las olvidó y, ahora, la televisión las ha resucitado con éxito.…  Seguir leyendo »

Los programas de televisión populares de hoy se han convertido en el equivalente de los folletines que comenzaron a aparecer en los periódicos en el siglo XIX. Series como "Game of Thrones" y "Downton Abbey", al igual que Balzac y Dickens antes que ellas, sirven como fuente de entretenimiento y alimento para el debate. En este sentido, los guiones de nuestra televisión se han transformado en herramientas esenciales de análisis social y político.

Esas herramientas se pueden utilizar para entender, por ejemplo, la diferencia entre el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Netanyahu sigue atascado en la tercera temporada de "Homeland" -es decir, obsesionado con Irán- mientras que Obama, al haber comenzado a incluir la renovada amenaza rusa en su cálculo estratégico, ya anda por la tercera temporada de "House of Cards".…  Seguir leyendo »

Si nos lo pensásemos --tras atender a la programación publicitaria de nuestras televisiones con más interés del que solemos dedicarle y sin mayor esfuerzo que el que se nos reconoce para otro tipo de asuntos, entre los que se halla este al que habremos de referirnos más adelante y que, en efecto, lo requiere en mayor y muy concentrada medida-- podríamos deducir que somos un país de estreñidos.
En las pantallas de nuestros televisores, también en las numerosas de los bares y cafeterías, suelen aparecer hermosas y sonrientes señoritas indicándonos, con extremada dulzura, que este o aquel producto, alimentario o farmacéutico, nos facilitará el tránsito o nos aliviará el peso intestinal, sin más esfuerzo por nuestra parte que su previa adquisición y posterior ingesta.…  Seguir leyendo »