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Este artículo también podría titularse «el mosquito contra el elefante», que, según Stefan Zweig, es la frase manuscrita por Castellio en el ejemplar de su famosa diatriba contra Calvino por haber ordenado la muerte de Miguel Servet. Lo digo porque yo soy un mosquito intelectual y voy a criticar a un elefante del pensamiento como es Jean-Paul Sartre. Apoyándome eso sí en alguien que lo conoció muy bien y tiene, como poco, su misma talla intelectual.

Adelanto el motivo de mi crítica. Pienso que un verdadero intelectual tiene que tener un compromiso absoluto con la verdad política. No existe razón alguna que justifique que un intelectual comprometido con la libertad pueda omitir la verdad, restringirla y mucho menos adulterarla.…  Seguir leyendo »

La lectura de dos recientes libros de géneros muy distintos (ensayo y novela) me lleva a reflexionar sobre un pensamiento antiguo y recurrente: la valentía de escribir. El ensayo al que me refiero es el último libro de Darío Villanueva y exhibe un título de intrascendente apariencia -‘Morderse la lengua’- aunque su subtítulo ya nos avisa de que versa sobre algo con mucha enjundia: ‘Corrección política y posverdad’. Me atrevo a decir que se trata de una obra indispensable para conocer y calibrar estas dos amenazas, mucho más serias de lo que podamos creer.

La corrección política es un fenómeno ampliamente percibido por todos nosotros, que -nos informa el autor- ya aparece con este nombre (’political correctness’) en 1991 en la edición del diccionario Webster’s, definida como «la adhesión a una ortodoxia tópicamente progresista en lo tocante especialmente a ‘race’, ‘gender’, ‘sexual affinity’ or ‘ecology’».…  Seguir leyendo »

Arturo Pérez-Reverte

En los años cincuenta, la Guerra Fría desató un terror atómico reflejado incluso en las películas de ciencia ficción donde los marcianos, que solían ser verdosos y cabezones, colocaban pequeños transmisores en la nuca de los terrícolas para controlar sus mentes y abducirlos. Acordándome de aquello, por más que le doy vueltas a las pastas de la última novela que he leído, no encuentro el microchip que me ha abducido los pasados días. Porque «Línea de fuego», el nuevo libro de Arturo Pérez-Reverte, me ha raptado emocionalmente.

Me acuerdo cuando él, con chaleco y micro en mano, salía en los telediarios encima de blindados o apostado detrás de tapias para retransmitir sus crónicas de la guerra de los Balcanes.…  Seguir leyendo »

El escritor argentino Julio Cortázar en la calle San Martín, en Buenos Aires, en diciembre de 1983. Credit Dani Yako

Debía ser primero de diciembre, o quizá dos: 1983. Faltaba una semana para que se acabara en los papeles una dictadura que ya no era nada. Era raro: la euforia extrema, cierto miedito todavía.

Hacía mucho calor esa mañana, cuando Héctor Yánover me llamó para decirme que Julio Cortázar iría a su librería Norte, que si quería pasar. Yo lo había leído mucho, con todo el entusiasmo de mis 15 o 17, pero no lo conocía personalmente —porque creo que no hay que conocer a los que escriben—: había vivido varios años en París evitando el lugar común de ir a tocarle el timbre.…  Seguir leyendo »

Unamuno, acosado por los falangistas, a la salida de la Universidad de Salamanca en 1936.

Lo de los nombres de las calles siempre ha sido un follón. Por eso, se alegraba mi abuelo de que en su pueblo se llamaran como las flores. Y, por eso, también, en mi recuerdo, todo en mi infancia es nardo. O sea que, con estos juegos florales callejeros, se forma como una pátina de cursilería viscosa, pero se ahorra uno la matraca del guerracivilismo de los hunos y los hotros

Así es como llamaba Miguel de Unamuno a las dos Españas, en los años postreros de su vida, con el arrebato hastiado y cascarrabias de que los de un bando eran unos energúmenos barbárico-tribales, y los del otro, igual, con h destartalada y analfabeta.…  Seguir leyendo »

Umberto Eco, una genealogía europea

Ariosto, Montaigne, Shakespeare, Cervantes y más cercanos, Berlin, Camus, Aron, Ortega, Popper son la genealogía europea de Umberto Eco. En la americana un solo nombre: Borges. El hacedor, el memorioso, el falso erudito, el burlón de tradiciones y cánones. Borges a quien homenajea, no sin cierta oscura retranca al llamar al personaje más siniestro de su cada vez más extraordinaria «El nombre de la rosa»: Jorge de Burgos, bibliotecario y ciego. Y además, el manuscrito que describe las andanzas de Adso y Guillermo de Baskerville, alguien lo encuentra en Buenos Aires. Círculo cerrado.

Umberto Eco, y con él George Steiner aún presente, cierra una Europa que fue grande, al menos en la literatura y en el pensamiento.…  Seguir leyendo »

EL 18 de diciembre de 2015, mañana, se cumple el centenario de Vintila Horia, y con ese motivo se le va a tributar en la Universidad de Alcalá de Henares un homenaje gracias al tesón de su hija Cristina. Tal vez no haya sido Vintila Horia la única víctima de cierta solapada inquisición de nuestro tiempo, pero desde luego ha sido la más lamentable, pues pocos intelectuales había en la España y la Europa de su tiempo que pudieran hombrearse con él. Ya sé que al llamar «intelectual» a Vintila Horia lo estoy disminuyendo, pues su superioridad sobre los intelectuales contemporáneos se debe en realidad a que, más que un intelectual, era lo que los franceses llaman un homme de lettres, y nosotros un literato.…  Seguir leyendo »

La conmemoración del cuarto centenario de la segunda parte del Quijote constituye ocasión propicia para satisfacer la deuda que España (y Galicia principalmente) mantiene con quien hizo posible su publicación y atendió, con prodigalidad inigualada, las penurias de su autor. Estamos hablando, ya se habrá percatado el lector, de Pedro Fernández de Castro y Andrade, VII conde de Lemos, título en el que se compendia todo el esplendor de la nobleza gallega, que alcanza con el linaje de los Castro su mayor preeminencia.

Pero si la figura del VII conde de Lemos rebasa el ámbito gallego no es en razón de su estirpe ni con motivo de las altísimas responsabilidades políticas que le fueron confiadas (presidente del Consejo de Indias, virrey de Nápoles, presidente del Consejo Supremo de Italia) y en cuyo desempeño «honró el cargo y se honró a sí mismo», dijo Felipe III.…  Seguir leyendo »

A estas alturas del calendario, los informados lectores de ABC ya habrán notado que el 2014 está siendo especialmente pródigo en cuanto a la conmemoración de efemérides literarias se refiere. Y es que 1914 fue, además de la fecha de inicio de esa «Gran Guerra» que conmocionó a Europa, el año de alumbramiento de algunos de los más importantes escritores en lengua española del siglo XX. Hablo, evidentemente, de esos dos transatlánticos de la literatura hispanoamericana que fueron el novelista argentino Julio Cortázar y el poeta y ensayista mexicano Octavio Paz, pero también de otros dos nombres ilustres: el del poeta chileno Nicanor Parra y el del narrador porteño Adolfo Bioy Casares.…  Seguir leyendo »

Tal vez, los inicios del siglo XXI sean considerados en el futuro como la era de la pérdida de la fe en el pensamiento intelectual y del despeñe de la moral. Frente a ello, quizás miremos al pasado siglo XX como un espectáculo de lucha, a veces tenaz y digna y, muchas otras, tenebrosa, por dotar de una ética al hombre moderno. Es lo que pedía Jean-Paul Sartre y nunca logró, quizás porque, secretamente, estaba de acuerdo con la terrible sentencia hegeliana: «La violencia engendra la Historia». El pensamiento de Sartre nos llega hoy casi como c ómplice de las grandes carnicerías que llenaron de ruido y furia los oídos del siglo.…  Seguir leyendo »

Aunque ello sorprenda a algunos lectores, no me he recatado nunca de manifestar mi admiración por la obra de Menéndez Pelayo. Ningún escritor español de su época ni de las décadas siguientes a la publicación de la Historia de los heterodoxos y Las ideas estéticas en España tuvo un conocimiento de la literatura y del pensamiento hispanos equiparables al suyo. A esa insaciable pasión cognitiva tras dos siglos de ignorancia del propio pasado y de un cruel desmayo de nuestras facultades creativas habría que añadir su dominio extraordinario de un idioma cuya riqueza léxica y variedad de matices no admite comparación alguna con el de sus contemporáneos ni con los ensayistas de las dos primeras décadas del pasado siglo, con excepción de Alfonso Reyes y Manuel Azaña.…  Seguir leyendo »

El libro que Pierre Boncenne acaba de publicar sobre Jean-François Revel (Pour Jean-François Revel, Plon) es el primero, pero no será el último, que se escribe sobre el autor de La tentación totalitaria y El conocimiento inútil, un pensador y polemista que, estoy seguro, será recordado como uno de los intelectuales más lúcidos de los tiempos que hemos vivido, un escritor que, a la manera de George Orwell -a quien tanto se parece- en el período que a él le tocó, salvó en cierta forma el "honor del espíritu" defendiendo la libertad cuando tantos intelectuales la traicionaban por oportunismo, fanatismo o ceguera, y denunciando sin tregua todas las imposturas que por obra de las modas, la vanidad o la simple vacuidad han empobrecido el quehacer intelectual contemporáneo.…  Seguir leyendo »

El día 31 de diciembre del 1936, en plena guerra civil, un día frío y luminoso, alrededor de la hora ritual española de las cinco de la tarde, Miguel de Unamuno murió en Salamanca, «de mal de España», como diagnosticaría Ortega y Gasset. Los médicos dirían que había muerto de una congestión cerebral, producida por las emanaciones de anhídrido carbónico del brasero doméstico. Su muerte sólo fue presenciada por un joven falangista, Bartolomé Aragón, que, recién venido del frente bélico, había ido a visitarlo, admirativo y fiel. Cuando Unamuno, después de su última irritación dialéctica y de su última frase para la historia y para su biografía, con su ciego voluntarismo suicida a flor de piel: «¡Dios no puede volverle la espalda a España!…  Seguir leyendo »