Hojas secas
Llovían bombas cuando ella nació. Su madre, con los dolores del parto, tuvo que refugiarse en el sótano del hospital. Paños ensangrentados por las escaleras. Gritos y miedo. Barcelona, marzo del 38: el horror. Nueve meses después, esa madre, con aquella niña en brazos, iba arrastrando los pies rumbo al exilio. De Barcelona a La Jonquera caminaba sola entre un río humano, arrojándose a la cuneta cuando llovía metralla del cielo. Otro horror, los mismos pájaros metálicos. Al fin acabaron instalados en Berlín: una guerra distinta, el horror de siempre.
Así empieza su historia.
Yo no conocía a Núria Quevedo. Hasta que vi esa imagen tan fuerte, tan bella, tan oscura, tan lejana y cercana.… Seguir leyendo »