A favor de Catalunya

Catalunya afronta el próximo 27 de septiembre unas elecciones autonómicas de las que saldrá un nuevo Parlamento. A ellas se presentan varias formaciones políticas como corresponde a la pluralidad y diversidad de una sociedad políticamente madura. La llamada a las urnas es siempre una excelente oportunidad para debatir los problemas que preocupan a los catalanes, en este caso. Y entre ellos sobresale el encaje de Catalunya en España, en la Unión Europea y en la zona euro. Pero todo está relacionado y todo tiene consecuencias.

No son unas elecciones plebiscitarias y, por tanto, los catalanes no votarán sí o no a España. No se están jugando el futuro como parte de un país al que llevan unidos siglos. Saben que la Constitución española no contempla que un territorio se pueda separar. Una declaración unilateral de independencia por parte del Parlamento catalán es inviable desde el punto de vista de la legalidad. La Constitución cumple 37 años que, en conjunto, son los de mayor prosperidad y estabilidad para España de nuestra historia. La incorporación a la Unión Europea en 1986 marcó un hito para la entonces todavía joven democracia española.

¿Por qué dilapidar ahora todo el capital acumulado? Entramos en el terreno de las razones afectivas que se mezclan con las de quienes hacen cuentas, sumando y restando con escaso rigor. No es esa la cuestión. Lo importante es determinar si Catalunya habría salido de la crisis con la fuerza en que lo está haciendo el conjunto de España de haber sido un territorio independiente y si la recuperación sería más o menos rápida. Si para los catalanes volver a la peseta o “ponerse a la cola” de los países que quieren formar parte de la UE es lo que más seguridad y bienestar les puede proporcionar.

Es verdad que la crisis ha sido, con diferencia, más dura en España. Nuestra riqueza cayó casi 9 puntos y se destruyeron 3,4 millones de empleos. Se superaron los seis millones de parados; andaluces o extremeños, catalanes o vascos, esto debe ser indiferente. La sociedad española ha sufrido, pero a la vez ha sido un ejemplo de cómo un país puede levantarse a base de esfuerzo y solidaridad, sin distinguir territorios. Ahora el conjunto de España crece cerca del 3,5% y crea empleos a un ritmo de medio millón al año. Catalunya es una región muy importante para España por su dinamismo económico, por su dedicación al trabajo, por su modernidad y carácter emprendedor. Aspectos fundamentales cuando hay que sacar un país adelante.

Europa ha obtenido importantes lecciones de esta crisis. La primera es que los países tienen sobre todo que ayudarse a sí mismos. Hacer las reformas necesarias a tiempo y contener los desequilibrios permite evitar situaciones traumáticas como lo sucedido en Grecia. No se pueden hacer paralelismos porque cada contexto es diferente, pero Cauna talunya se encuentra desde hace años sin acceso a los mercados y hay que, desde el Gobierno central, proporcionarle financiación en mayor medida que a otras regiones con el mismo problema. Si hay una comunidad beneficiada por el vuelco que ha dado la economía española en los dos últimos años, ha sido Catalunya, precisamente por su peso económico.

La segunda lección y la más importante de cara al futuro es que la integración es el camino para evitar crisis futuras. Hemos construido una unión bancaria que establece normas claras en el caso de quiebra de una entidad financiera. Son los accionistas, no los contribuyentes, quienes soportan el coste de reestructuración. Hemos dado todos los poderes de supervisión al Banco Central Europeo para actuar con normas homogéneas y más estrictas.

El sector financiero es clave para la marcha de un país. En la España de 2012 era el principal elemento de preocupación para los organismos internacionales y para la Comisión Europea en particular. La desconfianza en las cifras de las entidades y en su capacidad para afrontar los efectos del pinchazo de la burbuja inmobiliaria y de crédito hizo mucho daño. Desde Europa se pidió a España un análisis a fondo de los balances como parte de la ayuda financiera para la recapitalización del sector. Ese fue el punto en el que España empezó a dar el giro hacia una recuperación económica que sin el saneamiento del sector financiero habría sido imposible. En el caso de alguna entidad catalana, incluso, la ayuda recibida para su recapitalización ha sido relativamente la mayor de todo el sector en España.

Catalunya representa dentro de España una potencia en el sector financiero. La vuelta de la confianza, el respaldo que supone contar con la financiación del Banco Central Europeo, la fortaleza que da equipararse a las más importantes entidades europeas en cuanto a exigencias de capital, supervisión o gobierno económico, son aspectos esenciales para el sector en su conjunto, no sólo para las entidades que fueron problemáticas. Ha costado mucho llegar hasta aquí, hemos sufrido una crisis financiera internacional de proporciones colosales… nada compensaría una vuelta atrás, a una especie de autarquía financiera anacrónica e insólita en el mundo actual.

Los lazos de Catalunya con el resto de España no se deben disolver. A nadie en Catalunya se le puede hurtar el derecho a ser español y europeo, además de catalán. Son tres condiciones que suman, no restan. No es deseable una separación. Los líderes políticos deben ayudar a construir, no destruir; generar certidumbre, no dar saltos en el vacío. Estar a favor de Catalunya se traduce hoy en seguir formando parte de España, de la Unión Europea y de la zona euro.

Luis de Guindos Jurado, ministro de Economía y Competitividad.

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