A la sombra del consumo carnal

A la sombra del consumo carnal

Hoy es el Día Internacional contra la Explotación Sexual. En 2015, 474 mujeres y niñas fueron identificadas en España como víctimas de los esclavistas del siglo XXI. Muchas más son las que aún permanecen ocultas y ajenas al sistema de protección, que sobreviven en la resignación, bajo coacción y amenazas, sirviendo como objeto de consumo.

La mayoría procede de una situación de vulnerabilidad, son personas que no tienen muchas más alternativas que someterse a la situación de abuso. Las engañan brindando con ilusiones envenenadas, tergiversando sus perspectivas de futuro, haciéndoles creer que gracias a los tratantes -disfrazados de salvadores- su vida va a mejorar. Pero una vez en sus manos, las exprimirán. Estamos ante una de las peores prácticas del ser humano contra el ser humano.

La explotación, los golpes, el infierno que sufren estas personas los secunda la sociedad con indiferencia y con prejuicios. Hablamos de “prostitutas” cuando muchas de ellas soportan una carga impuesta. Son mujeres y niñas que ni siquiera suelen pensar que sirvan para mucho más que para obedecer. No hacerlo puede suponer, aparte del castigo físico, multiplicar por dos o tres la deuda contraída inicialmente con sus tratantes, la prohibición de comer durante días o ver cumplida la amenaza de hacer sufrir a sus niños pequeños o a sus padres.

Podemos hacernos una idea mejor con datos concretos: una mujer nigeriana, de las que vemos apoyadas en las farolas de los polígonos industriales o arrimándose a las brasas de una pequeña lumbre a las tres de la madrugada, contrae una deuda con la organización que la explota de cerca de 60.000 euros. La deuda tiene que ir saldándola poco a poco con su cuerpo, a razón de 10 o 15 euros por servicio sexual, y sin contar las futuras y más que posibles sanciones que sus desaprensivos amos le impondrán.

Una mujer puede tardar así más de diez años en cancelar la deuda impuesta por la red mafiosa. Diez largos años de sufrimiento y esclavitud, para, una vez abonado, ser fruto de otro alquiler o venta a una organización más pequeña, que la seguirá explotando y exprimiendo hasta la saciedad.

Resulta apremiante que los potenciales clientes sean conscientes del verdadero negocio que se esconde detrás, que cuando vean a esas crías en las zonas iluminadas de los polígonos industriales o en los suburbios de las ciudades, sepan que son personas privadas de libertad, esclavas que están aleccionadas para negarlo, y que si las suben a su coche serán cómplices de sus captores y explotadores.

En días como hoy algunos sacamos la cabeza por las Redes Sociales y clamamos contra la esta esclavitud del siglo XXI, una lacra monumental en nuestra civilizada sociedad, defensora a ultranza de los derechos de los animales y el medio ambiente… Pero mañana no nos acordaremos de esos miles de muchachas.

El mayor de los engaños es pensar que pagar 10, 50 o 100 euros por un servicio o sesión de masaje erótico es parte de la solución para cubrir las necesidades de las chicas. Ellas lo tienen que negar, pero el dinero va íntegramente a las redes ¿Sabemos contar hasta cinco millones? Fácil, ¿no? Pues esa cantidad, en euros, es lo que genera a diario la trata y la explotación sexual en nuestro país. Las víctimas de este negocio sólo ven pasar el dinero por delante de sus narices. Toda esa ingente cantidad de dinero sale de las carteras de los prostituidores, mal llamados clientes.

La lucha contra la explotación sexual es diaria. No basta con que el hashtag #ContraLaTrata o #ConLaTrataNoHayTrato sea trending topic. En nuestras manos está el poder dar visibilidad a este delito: la trata de personas -sea cual sea la finalidad- y la explotación de las mismas. No debemos acostumbrarnos a ver como algo normal a mujeres vigiladas, explotadas, agredidas en nuestros pueblos, ciudades, polígonos industriales y pisos de citas. Es anómalo que las mujeres posen semidesnudas, con el único abrigo de una hoguera en pleno descampado, a altas horas de la madrugada, subiendo y bajando de los coches.

Estas mujeres son manejadas con hilos invisibles, obligadas a subir a los vehículos, a no discutir el precio y, por supuesto, a obedecer en todo momento al prostituidor, que no es cliente de las chicas, sino de la red criminal que las explota.

Sabiendo que esta historia acompaña a muchas de las mujeres que vemos ejerciendo la prostitución -no todas obviamente, pero gran parte- ¿podemos continuar siendo capaces de alquilar unos cuerpos que son en realidad extensiones carnales de sus jefes? Conociendo por los medios de comunicación las barbaridades a las que las someten ¿podemos seguir siendo cómplices?

Quizá pensamos que víctimas de trata y de explotación sexual sólo pueden ser chicas extranjeras y sin recursos, fácilmente manipulables, pero se conocen casos de menores españolas engañadas y explotadas. ¿Qué sabemos de esas ofertas de "Estudia en Berlín", "Becas para idioma en Edimburgo"? Tal vez pueda haber detrás de algunos de esos anuncios una organización que lo único que pretende es alejar a estas jóvenes del alcance familiar, de apoyo y auxilio.

El panorama se torna aún más demoledor cuando analizamos la edad de las víctimas, la mayoría son demasiado jóvenes, están en edad de forjarse un futuro, de formarse como personas. En 2015 la Policía liberó a 35 niñas menores de edad. En 2016, 20 menores han sido apartadas de las redes.

En la persecución de este delito, tanto o aún más que en otros, la Policía Nacional apela a la colaboración ciudadana. Las víctimas son nuestras peores aliadas, porque desconfían y porque temen las represalias. Son objeto de castigos crueles si no cumplen las expectativas en las ganancias, pero colaborar con la Policía, testificar contra los tratantes, puede suponer la muerte, la suya o la de sus hijos y sus padres, personas sobre las que recae la coacción y la amenaza. Y en este punto, los tratantes son inflexibles.

Desde la implantación del Plan Policial contra la trata de seres humanos con fines de explotación sexual se han realizado 850 operaciones contra estas redes,o lo que es lo mismo, casi tres operaciones cada semana. Se ha eliminado de la circulación a casi 2.600 indeseables que vendían y alquilaban personas, ¿puede haber negocio más ruin? Se ha identificado a más de 40.000 potenciales víctimas de trata, de las cuales cerca de 1.300 han sido derivadas a servicios especializados de asistencia a víctimas.

Las ONG especializadas, cuyas actividades se encuentran mayoritariamente cofinanciadas por las Administraciones públicas, constituyen una pieza fundamental en la lucha contra la trata, y a ellas les corresponde la crucial tarea de prestar a las víctimas la asistencia multidisciplinar que precisan para recuperarse e ir recobrando la vida que les ha sido sustraída.

La lucha contra el delito de la trata es paradigma de implicación y cooperación institucional. La Fiscalía Especializada impulsa y coordina las investigaciones policiales, la judicatura aplica la ley de forma impecable y demoledora, las instituciones gubernamentales están comprometidas en el desarrollo normativo, en la formación de profesionales, en la elaboración de protocolos de actuación, y los agentes sociales aportan toda su profesionalidad y buen hacer.

A pesar de los logros, necesitamos contar con la colaboración de los clientes, que deben tener presente que la salida y salvación de las víctimas no está en su cartera, sino en su conciencia. Que no haya más cómplices. Ante cualquier duda, hay que llamar al 900 10 50 90 o al 091, o contactar con trata@policia.es.

José Nieto Barroso es jefe del Centro de Inteligencia y Análisis de Riesgos de la UCRIF (Unidad Contra Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales).

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