A los amigos de toda España

Escribo hoy en el delicioso y respetado idioma de Cervantes. Lo haré fundamentalmente por un par de razones. La primera, para que se entienda nítidamente en cualquier rincón de España y así, dialogando y contrastando, podamos sentirnos todos más cómodos, sin intermediarios. La segunda, porque voy a transcribir unas líneas que nuestro querido y añorado Ernest Lluch, escribió un otoño de 1998. Decía así: "Los que no queremos ser desgajados por palabras y por el nacionalismo catalán extremoso, ni tampoco por el nacionalismo español, contemplamos con preocupación los recientes enfrentamientos alrededor de las palabras y de la Constitución. Los que nos sentimos partidarios de los derechos nacionales de los catalanes, y del catalán, desde una flexible Constitución, no queremos ser rotos ni considerados tibios. Tampoco volver a los 'trágalas', expresión de la peor historia del siglo XIX".

Han pasado casi tres lustros de ese escrito y la foto sigue ahí, fija, impertérrita. Unos y otros dándole vueltas y más vueltas al guiso de la convivencia sin acertar en su justa condimentación; y, todo ello, bajo el riesgo de cometer un estropicio de difícil digestión. Argumentan algunos que las cosas se han movido en Catalunya y que ondean banderas 'estelades' de secesión. Cierto, el nacionalismo --los nacionalismos-- siguen, como casi siempre, empeñados en la bipolarización. El/los nacionalistas acostumbran a afirmarse forzando la alteralidad, imponiendo que otros tengan una identidad que no pueda compartirse y los haga forzosamente distintos. Pues bien, es en este preciso momento en que los extremos se agitan cuando urge más que nunca la síntesis, el dialogo, la reforma y el pacto. Urge situar sobre la mesa lo factible, lo viable, lo seguro¿

Prosigo con el idioma de Cervantes no solo para explicar que confió en una salida positiva, 'a la federal', de este entuerto sino también con la esperanza que, donde sea menester, un amigo desconocido contribuya a abrir puertas en lugar de cerrarlas. En nuestros lares los socialistas no nos sumaremos a la “transición nacional” capitaneada por CiU y sucedáneos. Artur Mas oculta bajo la bandera el fracaso de su triste gestión gubernamental. Somos conscientes de ello. Esa táctica da buenos réditos electorales a sus promotores, conlleva un serio peligro de fractura social al tiempo que altera la percepción de la realidad entre la ciudadanía...pero está ahí, con todo su poder de corrosión social camino del pensamiento único.

Nuestro proyecto, como socialistas y federalistas, continua asentándose sobre tres elementos interrelacionados: la defensa del autogobierno de Catalunya, la España federal encajada en una Europa unida y, todo ello, intentando salvaguardar un modelo social vertebrador.

A estas alturas del debate conviene recuperar el nombre de cada cosa y dejar al margen las ambivalencias. Estamos convencidos de que, más pronto que tarde, la propuesta federal va a ser un modelo de referencia --la solución-- para el encaje armónico de los pueblos de España.
¿Por qué no nos ayudas a explicarlo?

Joan Ferran, diputado en el Parlament.

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