A los boomers les confunden los empleos de los millennials

Cualquier conversación entre dos boomers con hijos o hijas podría escucharse así:

“¿Y tus hijos? ¿Cómo están? ¿A qué se dedican?”.

“Bien, están bien. Todos tienen trabajo, gracias a Dios. Pero, sinceramente, no tengo idea de qué hacen”.

Esto seguido de carcajadas porque 22 años después del siglo XXI, muchos padres de cierta edad en serio no tienen idea de a qué se dedican sus hijos o hijas. Casi todos los boomers —esas personas que trabajan duro, tienen pensiones y planes de jubilación— consiguieron trabajos anticuados cuando alcanzaron la mayoría de edad. Y la mayoría se quedó ahí durante décadas.

Los boomers hacían de todo, por supuesto. Eran carniceros, médicos, abogados, camioneros, contadores, electricistas, plomeros, chefs, bomberos, y sí, hasta reporteros. Todos sabían a qué se dedicaban esas personas y los más afortunados obtenían recompensas por sus esfuerzos al final del día.

Cuando de pequeñas nos preguntaban qué queríamos ser de grandes, ninguna decía: “Quiero ser influencer”. Por si no sabes, un influencer es como ser famoso por ser famoso. Los influencers hacen dinero por prestar su nombre y fama a productos en el mercado virtual y en redes sociales. Si puedes construir una comunidad y conseguir seguidores, las empresas que quieran vender sus productos podrían recompensarte con comisiones de venta por hacer anuncios.

Jehava Brown es mamá, ama de casa e influencer de tiempo completo en Instagram, donde tiene 193,000 seguidores. En una entrevista de Business Insider, dijo que cobra un promedio de 5,000 dólares por una sola publicación de Instagram y 3,000 por una historia de Instagram.

Y pensar que yo todavía me emociono cuando me dan créditos por mis artículos.

Grazie Pozo admite que le sorprendió saber sobre las carreras que escogieron sus hijos. Ella y su esposo, ambos médicos en Florida, asumieron que al menos entenderían lo que hacían sus hijos para ganarse la vida, pero se equivocaron.

Uno de sus hijos, de 25 años, dejó un trabajo de consultoría para trabajar en una empresa por medio de la cual las personas pueden invertir en sus atletas profesionales favoritos. Me dijo que le pregunta a su hijo: “¿Me lo vuelves a explicar? Suena como apuestas”.

No, le dice, es como la bolsa de valores.

Bueno, menos mal.

Su otro hijo trabaja para una gran firma de consultoría y “vive la vida de un pachá a los 22 años”, dice. “Estudia y trabaja con PowerPoints. Está muy ocupado y trabaja muchas horas, pero no puedo decirte a qué se dedica”.

Parte de la brecha generacional en torno al trabajo radica en el lenguaje de la nueva economía. Los trabajos de antes siguen existiendo, por supuesto, pero hay muchos empleos nuevos y los títulos son diferentes. Hay “evangelistas en jefe” y “capitanes de moonshots”. Muchas empresas ahora tienen “jefes de inspiración”. ¿Mi favorito? “Vicepresidente ejecutivo de visibilidad ejecutiva”. (Creo que eso es como gerente de relaciones públicas). El director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, prefiere el título de technoking (rey tecnológico).

La economía digital también favorece las descripciones de las vacantes que solo un robot podría entender. Por ejemplo, hace poco leí una oferta de trabajo que decía algo como “Se solicita administrador de cambios. El administrador de cambios será responsable de la planificación de la gestión de cambios y las actividades de preparación. Trabajará en estrecha colaboración con los altos dirigentes en la cartera de PMO Go to Market (Ventas, Servicios, Atención al cliente, etc.) y apoyará otras carteras según sea necesario... Otra área de responsabilidad será establecer una práctica de administración de cambios dentro del equipo global de PMO con estándares, procesos, herramientas y documentación que todos los miembros del equipo puedan aprovechar”.

Ah, bueno, haberlo dicho antes.

Ann S., una abogada experimentada de Washington, DC, es madre de seis hijos y dice que uno de sus hijos, de 28 años, es contratista en el gobierno y trabaja en gestión de riesgos, contabilidad y tiene muchas reuniones de Zoom. Su otro hijo, de 34 años, es también contratista en el gobierno y trabaja con la Marina. “Eso es todo lo que sé”, se ríe. “Mis hijos me van a matar”.

Yo creo que sé a qué se dedica mi hijo. Tiene algo que ver con un software de bienestar y la legislación. Lo que sé es que cumple con varios requisitos laborales de los millennials: trabaja desde casa, cree que su trabajo contribuye a una mayor justicia social, le caen bien sus compañeros, se siente valorado y es optimista sobre el futuro.

Y es feliz, y eso es realmente lo único que las madres y padres quieren para sus hijos. Tal vez la próxima vez que estés en una reunión hablando con alguien omite la parte de los trabajos y pregunta si sus hijos o hijas son felices. Todo el mundo entiende lo que significa ser feliz.

Kathleen Parker writes a twice-weekly column on politics and culture. She received the Pulitzer Prize for Commentary in 2010.

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