A vueltas con el turismo

El primer fin de semana del año, el premio Nobel de Economía del 2008, Paul Krugman, apareció en diversos medios de comunicación dando su opinión sobre la economía, en general, y la española, en particular. Krugman, al contrario que muchos de sus colegas, habla claro y se le entiende todo. No tengo saberes para juzgar sus conocimientos sobre economía. Unos lo alaban, otros lo denigran, pero las cosas que dice parecen dictadas por un gran sentido común, un análisis de la realidad, y las explica pedagógicamente. Sus opiniones sobre la situación económica española no son muy halagüeñas, pero, como he aprendido que sus silencios son tan importantes como sus palabras, me ha llamado la atención no tanto lo que cita, sino lo que no cita.

Cualquier economista español, cuando habla de las debilidades de nuestra economía, cita los dos grandes males de nuestro sistema productivo: la construcción y el turismo. En su análisis, Krugman critica nuestro «boom inmobiliario» y afirma que «España tiene que competir produciendo bienes manufacturados» y debe «aumentar la productividad por medio de reducciones salariales» y «una reducción sistemática de precios». Pero no cita al turismo como sector que afecte negativamente a nuestra economía. ¿Es coger el rábano por las hojas intentar extrapolar este silencio para deducir que el turismo no es algo que valore como negativo para nuestra economía? Claro que hay que mejorarlo, pero miremos con sentido común los datos reales de los que disponemos actualmente.
Cerrado el mes de noviembre, los datos del turismo extranjero hablan de 49,5 millones de turistas frente a los 53,9 que tuvimos en el 2008. Una pérdida del 9% respecto del año anterior. En cuanto al gasto turístico, a 30 de noviembre los datos son de 45.400 millones de euros frente a los 45.000 millones del 2008. Una diferencia del 0,1%.
Estos son los datos reales. Hemos sufrido una bajada considerable del número de turistas y casi el mismo gasto (un -0,1%) que el año anterior. Muchos agoreros han predicado a lo largo de todo el año lo mal que iba el turismo, y han pedido menos turistas y más gasto turístico. Bien, en el 2009 este es el resultado. Hemos tenido menos turistas y el gasto ha sido idéntico.
A todo ello hay que añadirle la baja significativa de los viajes de los españoles al exterior para poder evaluar de manera correcta lo que ha sido el año turístico español y el impacto que esta industria ha tenido en el conjunto de la economía. No se trata solo de saber qué ha aportado el turismo a la balanza de pagos, sino de ver si su porcentaje ha subido o ha bajado respecto de los años anteriores. Durante mi tiempo de responsabilidad en la Secretaría General de Turismo, fue motivo de disputa con los analistas económicos el hecho de que yo defendiera que el menor peso del turismo en la aportación a la balanza de pagos española era un elemento positivo si aumentábamos la aportación neta, porque la bajada porcentual suponía que otros sectores de nuestra economía (fundamentalmente la venta de bienes) en los que no éramos tan potentes mejoraban sustancialmente. Las elegías eran para constatar el desastre que suponía la menor aportación (porcentual) del turismo. Pero hoy, cuando esa aportación se incrementa otra vez, las críticas vuelven a ser negativas, porque ello supone la debilidad de otros sectores de la economía.
Estos comentarios solo reflejan el carácter negativo con el que siempre se analiza la espina dorsal de la economía española que otros países (Francia e Italia, fundamentalmente) para sí quisieran. No es este un canto de las excelencias de nuestro turismo sin reconocerle los defectos, sino una visión de la realidad económica que vivimos y que otros países valoran positivamente. Cuando se trata de revitalizar una economía, no se puede prescindir, como se hace en España, tanto a nivel público como privado, de la principal fuente de nuestros ingresos y de un sector industrial cada vez más consolidado, en el que muchas economías encuentran nichos económicos que les permiten incrementar su riqueza económica y social (empleos).

Un análisis de las cifras consolidadas del turismo en el 2008 nos demuestra indicadores significativos. Primero, que somos el segundo país a escala mundial por ingresos, tras EEUU y por delante de Francia. Segundo, que somos el segundo país por ingresos del turismo por habitante (IPTH), por delante de Australia y por detrás de Austria. Y tercero, que somos el primer país por ingresos del turismo por trabajador, seguidos por Austria y Australia y a mucha distancia de Francia e Italia. No me atrevo a afirmar si estos datos nos hablan de la productividad. Doctores tiene la iglesia de la economía.
Si la economía está en crisis, el motor de la economía española, también. Pero es una noticia menos mala que se trate del sector industrial de nuestra economía que mejor mantiene su fortaleza. Esperemos que estos datos de la economía real hagan reflexionar a más de uno de los que tienen la obligación de liderar la recuperación económica (riqueza) y social (puestos de trabajo) de la crisis.

Raimon Martínez Fraile, consultor hotelero.