Abasteciendo todas las necesidades del Fondo Global

La única medida más importante en materia de salud pública de 2019 es el reabastecimiento del Fondo Global para Combatir el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria. Estas tres enfermedades, que actualmente matan a unos 2,5 millones de personas por año, podrían erradicarse por completo en 2030, y las muertes se reducirían a casi cero. El Fondo Global es el principal instrumento para tener éxito y necesita recaudar 10.000 millones de dólares por año para lograr su misión.

Al Fondo Global, creado en 2001 por Kofi Annan, se le ha atribuido el haber salvado 27 millones de vidas y haber controlado las tres epidemias al punto de que, realísticamente, se podría acabar con ellas en 2030. Si bien no se podrá erradicar ninguna de las tres enfermedades por completo para entonces, se pueden evitar casi todas las muertes y nuevas infecciones, porque el diagnóstico, la prevención y el tratamiento han mejorado marcadamente y se volvieron mucho menos costosos en los últimos 25 años.

En el caso del SIDA, el tratamiento del virus del VIH no sólo mantiene saludables a los individuos infectados, sino que también reduce a tal punto la carga del virus que resulta poco probable que infecte a otros. En este sentido, “tratamiento es prevención”: tratar una proporción suficientemente alta de individuos VIH-positivos esencialmente pondrá fin a la transmisión del virus.

De la misma manera, los progresos en el terreno del diagnóstico (una prueba de sangre con un simple pinchazo), de la prevención (redes mosquiteras de larga duración y tratadas con insecticidas, entre otras herramientas) y del tratamiento (combinación de drogas de bajo costo basadas en la artemisina) permitieron eliminar casi todas las muertes por malaria (que ya se redujeron alrededor del 60% con respecto a su pico a comienzos de los años 2000). El reciente incremento en las infecciones y muertes es una señal preocupante de que el mundo, una vez más, está invirtiendo poco en la lucha contra la enfermedad.

En el caso de la tuberculosis, el reto sigue siendo un diagnóstico temprano y un tratamiento efectivo, con especial atención a la tuberculosis resistente a múltiples drogas. La tasa de mortalidad por tuberculosis ha caído alrededor del 42% desde el año 2000. Con suficiente seguimiento de un monitoreo y un tratamiento efectivo, las muertes restantes en general también podrían terminar.

Los costos relativamente bajos y los enormes beneficios de estas intervenciones implican que los países de altos ingresos y de renta medio-alta deberían priorizar sus programas de salud y sus presupuestos nacionales según corresponda. Sorprendentemente, en Estados Unidos, sólo la mitad aproximadamente de individuos VIH-positivos reciben tratamiento, debido al desinterés del gobierno federal.

Para los países en desarrollo de bajos ingresos y muchos países de ingresos medios y bajos, en cambio, los presupuestos nacionales no son suficientes. Los cálculos recientes del Fondo Monetario Internacional demuestran que estos países carecen de los medios para garantizar la cobertura de salud universal y otros servicios básicos requeridos por los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Ésta fue una de las dos razones para crear el Fondo Global: impulsar la capacidad de los países más pobres de controlar la epidemia. La otra razón fue aplicar la ciencia global de excelencia y una gestión rigurosa a las tres epidemias. Gracias a su modelo de negocios único, el Fondo Global hace las dos cosas: genera y disemina el conocimiento necesario para combatir las tres enfermedades, y monitorea rigurosamente la implementación de los proyectos que financia.

El Fondo Global tuvo un muy buen arranque a principios de los años 2000, con un fuerte respaldo bipartidario en Estados Unidos y un respaldo similar de diferentes partidos en otros países. El presidente George W. Bush fue el mayor defensor del Fondo Global entre los líderes mundiales y Bill Gates fue su principal filántropo. Pero el presupuesto del Fondo Global se estabilizó luego de la crisis financiera de 2008, y se abrió una brecha entre lo que se necesita y lo que se financia.

Esa brecha tiene que cerrarse en octubre de 2019, cuando se reabastezca el Fondo Global para los años 2020-2022 en una conferencia en Lyon organizada por el gobierno francés. En la ronda de reabastecimiento previa, el Fondo Global identificó una necesidad de financiamiento de tres años de alrededor de 98.000 millones de dólares que, con excepción de 30.000 millones de dólares, se podían conseguir con los presupuestos domésticos y otros recursos. Sin embargo, en lugar de cerrar la brecha de 30.000 millones de dólares (alrededor de 10.000 millones de dólares por año), los donantes le dieron al Fondo Global apenas 13.000 millones de dólares. La falta de un financiamiento adecuado implicó que las tres enfermedades siguieron matando y propagándose innecesariamente.

Esta vez, debe cubrirse todo lo que falta. El Fondo Global pronto divulgará su propia evaluación de las necesidades de financiamiento, pero es poco probable que los números cambien mucho: alrededor de 30.000 millones de dólares en tres años, o 10.000 millones de dólares por año.

Es un precio considerablemente bajo para salvar millones de vidas. Consideremos lo que 10.000 millones de dólares por año realmente significan. Para los 1.200 millones de personas en los países de altos ingresos, implica 8 dólares por persona por año. Para el Pentágono, significa aproximadamente cinco días de gasto. Y para los 2.208 multimillonarios del mundo, significa apenas el 0,1% de su patrimonio neto combinado (alrededor de 9,1 billón de dólares).

Así las cosas, ésta es una propuesta básica: el Fondo Global debería comprometer sus esfuerzos para recaudar 30.000 millones de dólares para los próximos tres años. La mitad de esta cifra podría provenir de los gobiernos donantes. Estados Unidos debería seguir con su tradición de un apoyo bipartidario. China, un beneficiario del Fondo Global en el pasado, ahora debería convertirse en donante. La otra mitad del financiamiento debería ser aportado por la gente más rica del mundo, cuya riqueza se ha disparado en los últimos años. Gates ha marcado la pauta y, en el marco de la iniciativa Giving Pledge que lanzó junto con Warren Buffett, cientos de súper ricos fácilmente podrían donar 5.000 millones de dólares por año en el período 2020-2022.

En un mundo dividido por el conflicto y la codicia, la lucha del Fondo Global contra las tres enfermedades epidémicas es una cuestión de interés personal esclarecido. También es un recordatorio de cuánto puede lograr la humanidad cuando cooperamos para salvar vidas.

Jeffrey D. Sachs, Professor of Sustainable Development and Professor of Health Policy and Management at Columbia University, is Director of Columbia’s Center for Sustainable Development and of the UN Sustainable Development Solutions Network. His books include The End of Poverty, Common Wealth, The Age of Sustainable Development, Building the New American Economy, and most recently, A New Foreign Policy: Beyond American Exceptionalism.
Guido Schmidt-Traub is Executive Director of the UN Sustainable Development Solutions Network (SDSN).
Vanessa Fajans-Turner is Director of SDG Costing and Financing for the Sustainable Development Solutions Network (SDSN).

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