ABC, casi 120 años

Conviene que ABC explique regularmente a sus lectores cómo van las cuentas y cuáles son nuestros planes inmediatos. La ocasión anterior (18-10-2020: ‘La libertad de ABC’) sirvió para presentarme como director, pero han pasado ya quince meses agitados y estamos justo en el comienzo del año previo a la celebración del 120 aniversario de la cabecera, lo que viene a significar que acabamos de empezar una etapa de actividad intensa. Esta misma semana, atendiendo a la invitación de Nueva Economía Fórum en el Casino de Madrid, pudimos abordar ante 500 asistentes presenciales y telemáticos cómo nos vemos y cómo vemos la situación de la industria de medios en España.

La edición impresa de ABC está más que asentada; ha sido ligeramente remozada para mejorar su relevancia visual y proporcionar un servicio más útil. Aunque los cambios más importantes no han llegado por el refinamiento del diseño, sino por los contenidos. El periódico ha ganado en profundidad de lectura, con la incorporación diaria de grandes piezas narrativas (historias, reportajes, perfiles) y nuevos talentos en las firmas de Opinión, hasta el punto de disponer de la mayor y más destacada oferta de colaboraciones de la prensa española. Todas las secciones han ganado en potencia informativa, en garra noticiosa, y es un esfuerzo que pretendemos consolidar. Resultado de todo ello es que ABC retorna a ser, más de dos décadas después, el segundo periódico impreso más vendido de España y sobre todo el primero en su espectro ideológico. Si ‘El País’ lidera el espacio de la izquierda, ABC lo hace de manera destacada en el ámbito liberalconservador, en todo lo que podemos considerar ‘la no izquierda’. Un reconocimiento a la lealtad con los postulados fundacionales, pero también al ejemplo inspirador de don Torcuato que, como bien apuntó Ignacio Camacho en la presentación del acto, ideó «un periódico de tendencia, que no de partido». De ahí que la mayor garantía que podemos entregar a nuestros lectores es, como señalamos el martes pasado, «ser previsibles en los principios, pero no en la relación con los poderes; ser menos complacientes con nosotros mismos y hacia afuera; ganar autonomía con respecto a las distintas fuerzas que operan en la vida pública, en el ámbito que sea, no sólo el político».

El próximo 1 de enero ABC cumplirá 120 años. Nació, es sabido, en un tiempo convulso y vivió periodos todavía más turbulentos y fecundos. Luca de Tena alumbró la cabecera justo en medio de un aluvión tecnológico, coincidiendo con la irrupción y expansión del avión y el automóvil, e infinidad de innovaciones más, del tractor a las armas aéreas, el electrocardiograma, la cremallera, la anestesia intravenosa o el acero inoxidable. En fin, tan revolucionarios en su momento como nos pueden parecer hoy la inteligencia artificial, el metaverso o las modificaciones genéticas, con las perturbaciones consiguientes. Por eso, queremos llegar a los fastos del periódico con los deberes hechos; no sólo con la plenitud del diario impreso, sino también con las mejores ediciones digitales disponibles, después del reciente éxito de nuestra nueva ‘app’ para teléfonos móviles. Tenemos una web sólida y puntera, por algo disfruta de 40 millones de usuarios únicos mensuales, 14 de ellos fuera de España, pero las opciones tecnológicas son inmensas y queremos desplegar todas sus posibilidades para nuestros lectores, de ahí que a lo largo de este ejercicio nos centraremos en dar un salto cualitativo y exponencial: nueva ‘home’, nueva presentación de las noticias online, ‘newsletters’, ‘podcasts’, piezas visuales, periodismo explicativo, verificadores, etc.

La compañía de medios en la que está integrado ABC, Vocento, es la más solvente del mercado; saneada, sin deuda, diversificada, con capital netamente español, independencia financiera y accionarial, ha recuperado los márgenes económicos previos a la pandemia, tiene musculatura para invertir, proyectos en marcha y una docena de marcas líderes que ya han resuelto la transformación de sus negocios tradicionales, plenamente viables. Todo esto es importante. Porque el desafío necesita de fortalezas empresariales y determinación intelectual. Contra lo que se suele difundir, el periodismo no está en crisis, pero indudablemente lo está el sistema de distribución de los contenidos. Internet ha roto el mercado de las noticias, como tantos otros, de tal modo que los medios de comunicación han perdido el monopolio de la intermediación; siguen teniendo un peso importante, pero no el control absoluto. La prensa, en sentido extensivo, ya no decide todo lo que el público ve o sabe porque en muchas ocasiones lo sabe antes de que la prensa informe. Pero ciertamente conserva dos capacidades críticas. Primero, todavía existen muchas cuestiones relevantes para la opinión pública que no se conocen, porque no interesa que se conozcan. Y segundo, tenemos la facultad de acreditar si aquello que la gente ya sabe es verdad o no lo es, porque mucho de lo que se difunde como información sólo es propaganda de parte, propaganda encubierta, versión interesada y sin contrastar. El último ejemplo manifiesto se publicó en el ABC del viernes, cuando revelamos que el Gobierno diseña con Bildu y PNV un atajo legal para excarcelar a 50 etarras con graves delitos de sangre. Sin la función de la prensa, estas cuestiones nunca se harían públicas, pero es que además desnuda a un Pedro Sánchez que ha hecho palanca de la mentira: sólo hace cuatro meses negó rotundamente cualquier entendimiento con Bildu. Y en su día fue más lejos, está grabado: «Si quiere se lo digo cinco veces o veinte, la pregunta ofende, con Bildu no se pacta nada». Por ahí, pues, seguiremos; siendo fieles a nuestros principios inquebrantables, pero también cumpliendo con nuestra obligación de informar a fondo y de todo. Hoy como hace (casi) 120 años.

Julián Quirós, director de ABC.

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