ABC

Hoy, 3 de septiembre de 2020, por vez primera desde la fundación del periódico en 1903, el apellido Luca de Tena no firmará las páginas de ABC. Un periódico como ABC («tres letras que han de significar la fuerza del alfabeto entero», al decir del fundador, don Torcuato Luca de Tena, mi bisabuelo, al bautizarlo) es la manera culta de empezar el día. Y así ha sido durante ciento diecisiete años.

Se ha dicho que con Prensa Española el fundador de ABC crea la fábrica del más elemental españolismo de aquella hora, marcada por una profunda crisis de autoestima similar a la actual. Su compromiso, que ha sido el de cuatro generaciones de Luca de Tena, buscaba ser el abecé de la conciencia nacional de España.

«Cada número de un periódico», escribía en América por las misma fechas Joseph Pulitzer, «representa una batalla: una batalla por la excelencia; cuando el director lo lee y lo compara con sus rivales, sabe si se ha anotado una victoria o sufrido una derrota».

Durante la Restauración se publicaban treinta y un diarios en Madrid. De aquellos sólo queda ABC. Durante la Segunda República hubo hasta dieciocho diarios publicados en Madrid. De ellos sólo queda ABC. Y durante la guerra civil se publicaron trece diarios. Sólo queda ABC. De los diarios publicados en Madrid durante el régimen de Franco, tampoco queda ninguno. Salvo ABC. Los avatares de la historia son diversos, tempestuosos, violentos, pero ABC siempre ha sabido superarlos mientras los contaba y explicaba. Mientras cumplía con su deber hacia el lector. Con la máxima de servir a España y de ser fiel a sí mismo. Si ABC sigue siendo ABC, seguirá habiendo ABC.

Son muchos cientos los periodistas que han pasado por su Redacción y miles los trabajadores que, durante doce décadas, sin pausa alguna, en paz y en guerra, en tiempos terribles y amables, de hambre y de prosperidad, de horror y de esperanza, han mantenido en marcha permanente sus talleres legendarios. Todos juntos, con los anunciantes, los suministradores y las industrias asociadas forman el inmenso equipo humano volcado en sacar el periódico a la calle, para amanecer todos los días con un nuevo producto a la altura de las exigencias de calidad, rigor y credibilidad de la cabecera de siempre.

Con el ánimo pionero y emprendedor del fundador, que dignificó la profesión del periodismo en España, se crea un orgulloso espíritu de pertenencia que se resume en el lema que, escrito en cerámica junto al águila bicéfala, símbolo de la empresa, saludaba al visitante en la sede de Serrano: «De la prosperidad de la sociedad Prensa Española dependen el bienestar y el porvenir de cuantos en ella trabajan». Incluso en los tiempos más terribles del siglo XX se demostró inquebrantable este vínculo emocional.

Y finalmente están los únicos realmente imprescindibles en ese gran grupo humano creado en torno a la ceremonia a un tiempo rutinaria y siempre única que es el proceso de creación, distribución y disfrute de la existencia efímera del ejemplar de un periódico: los lectores. Los lectores son la pareja necesaria para el gran baile de confianza, inteligencia y cortesía que es el periodismo serio, culto, riguroso y responsable.

Desde 1903, millones de españoles han formado parte de esa comunidad, más que política y cultural, en buena medida espiritual, de lectores leales y críticos, inteligentes e informados, partícipes del compromiso con el periodismo de calidad. En compromiso permanente con España, la libertad y los valores que, desde su fundación y a lo largo de cuatro generaciones, hemos defendido la familia Luca de Tena, fiel al editorial «estamos donde estábamos» del primer número.

Los millones de lectores de ABC han representado así a la España liberal, conservadora, cristiana y tolerante, emprendedora y trabajadora, culta, familiar, patriota y volcada al mundo, a la tradición y a la modernidad, con tanto amor al legado de nuestros mayores como a toda idea de desarrollo y progreso real por el bien común de los españoles en paz, seguridad y prosperidad.

Todas las obras humanas son finitas y los ciclos profesionales y empresariales también. Incluso cuando, como en nuestro caso, es motivo de tristeza, hay que asumir esta verdad con serenidad, entereza, optimismo y la mirada puesta en el futuro. Y así lo hacemos, con profunda gratitud por haber tenido el inmenso privilegio de presidir y editar el diario que es parte de la memoria imperecedera en la historia de España. De su periodismo, de su literatura y de la defensa de España, su sociedad y sus gentes. Es y será siempre motivo de orgullo la conciencia de lo logrado, que es único en la historia del periodismo español.

Pero hoy es mi obligación, ante toda la comunidad que he mencionado y a cuyos miembros tan agradecidos estamos, explicar por qué por primera vez desde su fundación, ABC no va a tener ya en su mancheta como presidente del Consejo de Administración a un miembro de la familia Luca de Tena. Una serie de graves desavenencias en el seno de la dirección de Vocento, empresa propietaria de ABC, han puesto en evidencia la imposibilidad de que mi hermana Soledad y yo podamos identificarnos con un modo de ser empresarios y editores que no reconocemos ni aceptamos como propios. Con toda seguridad la autenticidad, la integridad, el rigor y la firmeza se volverán a buscar y premiar en un mundo y en una España cada vez más necesitados de referencias éticas, morales, políticas y culturales. Valores todos ellos para nosotras innegociables. Nunca podremos asumir decisiones no compartidas y por ello considero mi deber comunicar en esta Tercera, la tribuna más celebrada y el espacio estelar del diario, mi despedida como presidenta de ABC.

Esta despedida no afecta en nada a nuestra participación accionarial en Vocento, donde se mantienen sin variación nuestra presencia y nuestro pleno compromiso en el control de la gestión empresarial y en la búsqueda de soluciones para superar la crisis de la Prensa, en tan difícil situación como la actual. Nuestro interés por el futuro de ABC y por el de todos quienes aquí trabajan será el mismo y nada hará mermar ni dañar nuestro inquebrantable vínculo con el periódico que siempre estará unido al nombre de nuestra familia. «Estamos donde estábamos».

Catalina Luca de Tena

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