Angkor y la crisis del agua

¿El complejo de Angkor y la ciudad de Siem Reap estarían a punto de ser víctimas de su propio éxito? Con el aumento de la población y del turismo, la conservación de sus ecosistemas terrestres se ve amenazada y los recursos hídricos resultan insuficientes. Para cubrir las necesidades, las autoridades se ven obligadas a aprovechar el agua subterránea lo que redunda en el hundimiento del suelo del sitio, inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial. La UNESCO, en cooperación con expertos internacionales y autoridades locales, estudia la posibilidad de bombear en las aguas de la Reserva de Biosfera de Tonlé Sap, a fin de garantizar una gestión sostenible y a largo plazo de los recursos hídricos y detener los procesos de degradación.


Angkor, uno de los conjuntos de templos y monumentos en ruinas más fascinantes del mundo, se extiende a lo largo de más de 400 km2 en el corazón del parque arqueológico del mismo nombre, protegido por la UNESCO. Desde su apertura al público hace casi un cuarto de siglo atrae a un número creciente de turistas. Más de cuatro millones de visitantes, incluyendo 2,5 millones de extranjeros, afluyeron el año pasado a este sitio medieval excepcional, con una carga enorme sobre los escasos recursos hídricos de la región.

El complejo de Angkor, con sus 112 aldeas, sus bosques y la cercana ciudad de Siem Reap, que debe su reciente expansión a una industria turística en pleno auge, bien podrían ser víctimas de su propio éxito.

Con una población en continuo aumento que supera ya el millón de almas y los turistas de los que su prosperidad depende, esta capital provincial adormecida se transformó en menos de 20 años en una aglomeración trepidante. Hoy se ha dotado de un aeropuerto internacional, más de un centenar de hoteles y restaurantes, comercios, restaurantes, mercados, cafés y tiendas. Sin embargo, el fresco césped de los hoteles de lujo, los ostentosos edificios recién surgidos de la tierra y el prestigioso campo de golf se pagan bien caro.

Peligro en la napa freática

La provincia de Siem Reap acusa un déficit anual de unos 300 millones de m3 de agua. Para apoyar su crecimiento desenfrenado y atender a las necesidades internas, la compañía de aguas de Siem Reap debe extraer a diario unos 27.900 m3 de agua subterránea. El nivel de la capa freática también se ve amenazado por los hoteles y otros negocios que, desde un extremo al otro de la aglomeración, perforan y bombean agua para su propio uso en la mayor ilegalidad.

En Siem Reap, el nivel freático se halla a unos cinco metros de profundidad: vale decir que es de fácil acceso. El bombeo ilegal de agua, cuyo volumen real se desconoce, amenaza los cimientos de los templos y torres de Angkor. Dichos tesoros arquitectónicos fueron concebidos para descansar sobre una capa de arena cuya estabilidad está garantizada por un suministro constante de agua subterránea que fluctúa con las estaciones.

La subsidencia o hundimiento progresivo del terreno podría causar un daño incalculable a los templos que durante más de mil años supieron resistir a los caprichos de la naturaleza y también a los conflictos. Entre las causas más comunes de subsidencia debida a las actividades humanas está el bombeo de las aguas subterráneas. El hundimiento de la tierra es irreversible, incluso si se recargan las aguas subterráneas. Si bien no se han detectado casos graves de hundimiento en Angkor y que no se han realizado estudios sobre el tema, la subsidencia podría azotar un día el sitio del Patrimonio Mundial.

El turismo, que representa más del 16% del PIB de Camboya, ha hecho retroceder la pobreza en las últimas dos décadas de paz, que siguieron a treinta años de enfrentamientos. Aunque el gobierno real de Camboya ha tratado de reducir el número de residentes en la zona, no es imaginable impedir que los habitantes de las comunidades vecinas aprovechen los empleos creados por el turismo en la provincia.

Para hacer frente al doble desafío de proporcionar el agua necesaria a la región y garantizar la estabilidad de los templos, la UNESCO se ha asociado a los siguientes grupos de interés: el Comité internacional de coordinación para la salvaguardia y el desarrollo del sitio histórico de Angkor (ICC-Angkor), un foro de expertos técnicos de diversos campos, la Autoridad para la protección del sitio y el desarrollo de la región de Angkor y de Siem Reap (APSARA) y la autoridad nacional encargada de la administración del parque. Los esfuerzos de estas organizaciones, responsables del desarrollo sostenible del sitio, están empezando a dar frutos.

Angkor y la crisis del agua

Recursos del Tonlé Sap

Una posibilidad sería bombear las aguas cercanas del Tonlé Sap (Gran Lago). Esta masa de agua de la Reserva de biosfera del Tonlé Sap, con cualidades medioambientales excepcionales y una biodiversidad extraordinaria es la más grande en el sudeste asiático y uno de los ecosistemas de humedales más grandes del mundo. Los bajorrelieves del templo de Angkor Bayon testimonian de la riqueza de su flora y fauna. Los camboyanos utilizan con fines rituales o medicinales numerosas especies de plantas del Tonlé Sap. Dos millones de personas también dependen de la pesca en sus aguas dulces, consideradas entre las más productivas del mundo, con una captura anual de más de 250.000 toneladas.

Antes de dar su aprobación a un proyecto de bombeo de agua del lago para abastecer a Siem Reap, el gobierno de Camboya deberá sin duda tener en cuenta el impacto ambiental. La reserva, que es también el lugar de nacimiento del río Tonlé Sap, es de crucial importancia para los camboyanos. Esto se debe a que el lago también sirve para regular la crecida del Mekong, río gigante que riega otros cinco países del sudeste asiático. Cada año, de hecho, durante la época de lluvias, el Mekong crece hasta el punto verter en el río Tonlé Sap, que en lugar de drenar el lago como lo hace durante la estación seca, cambia de sentido y remonta la corriente en su propia dirección. Este fenómeno hace del Mekong el único gran río del mundo que invierte su curso dos veces al año. El reflujo anual eleva en varios metros del nivel del lago, que verterá las aguas en la llanura inundable quintuplicando su superficie total.

Uno de los logros más importantes en materia de conservación realizados desde el comienzo de los esfuerzos de protección, en 1999, fue la regeneración de varias especies de aves amenazadas. El hecho que lo hizo posible fue la designación del Tonlé Sap y su planicie inundable Reserva de Biosfera en el marco del programa de la UNESCO sobre el Hombre y la Biosfera (MAB).

Basta de desechos

El crecimiento anual del turismo, de alrededor del 20%, conlleva también un aumento de la contaminación. A pesar del barrido ritual de muchos templos, la gestión de los residuos sigue siendo una preocupación constante. En Siem Reap por ejemplo es frecuente toparse con montones de desechos. Habitantes o turistas tienen por costumbre arrojar cubos de basura y aguas usadas  directamente en el río. Quienes residen en sus márgenes se lamentan de que ya no pueden recogerla o bañarse debido a la suciedad reinante. Doce años atrás, recuerdan, el agua era tan pura que se la podía beber. Hoy día, la corriente es turbia y maloliente.

A 40 kilómetros de Angkor Wat, Phnom Kulen (o “Monte de los lichis”) escapa a las hordas de turistas que irrumpen cada día en los templos; sin embargo, la selva se ve diezmada por la deforestación. Las fuentes continúan alimentando la cuenca del río Siem Reap y el lago Tonlé Sap. Pero la tala ilegal de árboles y las plantaciones lucrativas de anacardo y alubias afectan el equilibrio hidrológico del ecosistema y perjudican la productividad de las pesquerías.

Un proyecto unificador

La UNESCO ha lanzado recientemente un proyecto piloto titulado: “Refuerzo y rehabilitación de los sistemas hidráulicos del sitio del Patrimonio Mundial de Angkor y Siem Reap”, que pretende hallar soluciones y suscitar una transformación duradera de las interacciones socioambientales de la cuenca. Los marcos políticos, jurídicos e institucionales se verán fortalecidos, así como las relaciones de colaboración, las alianzas de aprendizaje y las intervenciones dirigidas al desarrollo de capacidades, que se alentarán no solo en la zona piloto, sino también a escala regional y nacional. A nivel comunitario, los esfuerzos se centrarán en la introducción de la sostenibilidad de la gestión del agua entre la ciudad y sus alrededores.

El estudio prevé una campaña de sensibilización sobre el agua, para concienciar a los habitantes de Siem Reap de los efectos nefastos de una reducción de la napa freática en Angkor y de la deforestación en la Reserva de Biosfera de Tonlé Sap.

El desarrollo sostenible de la provincia de Siem Reap es posible si se establece una cooperación efectiva entre el gobierno, las partes interesadas y los habitantes. En particular, el Estado debería hacer cumplir la prohibición de explotación maderera que él mismo promulgó en el Monte Kulen.

Dominio de la hidráulica

Para resolver el problema crucial de la gestión del agua, es necesario contar con datos precisos en áreas clave como la velocidad de bombeo, los niveles del agua subterránea y sus tasas de recarga, y difundirlos entre los diferentes organismos interesados, tanto locales como nacionales. De esta manera podría anticiparse y planificar en consecuencia los recursos hídricos de la región. Los datos de bombeo permitirían conocer con exactitud las necesidades en agua subterránea, y por medio de un sistema de vigilancia de estos recursos en el área de Angkor, alertar a las estaciones de bombeo y usuarios en general cuando se superen los umbrales críticos para que interrumpan la extracción hasta la recarga de los acuíferos.

Un primer paso sería educar a la gente a no tirar basura al río. También se podría rehabilitar el río Siem Reap, convirtiéndolo en una nueva atracción turística y al mismo tiempo zona sostenible de abastecimiento de agua dulce. Se aconseja asimismo restaurar otros templos de los alrededores de Angkor para así protegerlos del desgaste causado por el aumento del turismo.

Según lo revelado por la investigación reciente, los jemeres que construyeron Angkor hace mil años eran maestros en ingeniería hidráulica. Los gobernantes que, al igual de los regidores de nuestras ciudades modernas, debían proteger a los habitantes de las inundaciones durante el monzón, y proporcionar agua para el uso doméstico y la agricultura en las estaciones secas, construyeron un conjunto de estructuras hidráulicas que durante seis siglos testimoniaron lo avanzado de esta civilización. Estas estructuras complejas incluyen estanques artificiales y canales para recoger y redirigir el agua de lluvia, los baray o tanques de almacenamiento para el agua de riego, estanques de laterita, fosos, puentes y diques.

El Departamento de gestión de recursos hídricos de la APSARA empleó más de ocho años de investigaciones teóricas y prácticas para rehabilitar el antiguo sistema hidráulico de Angkor. Los fosos que rodean los templos de Angkor Thom y Angkor vat, contienen ya agua después de siglos de estar secos.

Chamreoun Sok (Republic of Korea and Cambodia) is a freelance consultant. After receiving a Ph.D. in Civil and Environmental Engineering from Inje University in 2013, he has worked mainly on water resources management and the environment. He was also a consultant to the UNESCO office in Phnom Penh on the Sustainability Science pilot project in Siem Reap (2015-2016).

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