Apoyemos a Ucrania

El destino del mundo se juega en Kiev. El presidente Volodymyr Zelenski, con su espíritu de resistencia, su heroísmo y su inquebrantable lealtad hacia los valores democráticos, se granjea la admiración de todos. Y Europa, igual que Estados Unidos, tiene el deber político y moral de estar a su lado, hoy más que nunca. Los firmantes de este texto están horrorizados por la violencia que están ejerciendo las fuerzas de ocupación rusas contra la población civil ucraniana.

Los refugios antiaéreos convertidos en aulas; hospitales destruidos; los niños que nacen en estaciones de metro fortificadas.

Y ante esa situación, el Ejército ucraniano, con el apoyo de decenas de miles de civiles, toma las armas, da la cara y defiende sus ciudades.

Pero ¡ojo!

No sólo defienden sus ciudades.

Estos escuadrones formados por aguerridos soldados, pero también por profesores, dueños de restaurantes, obreros, bailarines, mujeres y hombres de toda clase social e insurgentes, también defienden nuestra libertad.

Están luchando por un mundo abierto y emancipado.

Están luchando, en primera línea, por nosotros, los europeos.

Y justo por eso debemos actuar, sin demora y de manera directa, para poner fin a esta guerra.

Los firmantes de este texto se congratulan de las sanciones que han adoptado la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá, Japón y otros países contra Rusia.

Pero se puede hacer mucho más, y por ello pedimos a nuestros Gobiernos que vayan más lejos en su postura, que aumenten la presión y que adopten las siguientes medidas:

1. La justicia internacional debe sopesar y examinar todos los cauces legales que permitan acusar a Vladímir Putin y los suyos de crímenes de guerra.

2. Los países que proporcionan ayuda militar de emergencia a Ucrania deben asegurarse de que el armamento que envían encaja en las necesidades tácticas del momento. Misiles antitanques ligeros. Baterías antiaéreas que puedan desplegarse rápidamente. ¡Nada de armas pesadas que acabarán destruidas antes de llegar a su destino!

3. Los datos que tienen en su haber los bancos occidentales y los servicios de inteligencia sobre los bienes turbios de los oligarcas rusos deben ser publicados de manera masiva para que lleguen a la opinión pública rusa.

4. Además de las compañías aéreas, todas las empresas de transporte marítimo, todos los buques de carga con pabellón ruso y todas las empresas con sede en Rusia deben tener prohibido, hasta nuevo aviso, el acceso a los mercados estadounidenses y europeos.

5. Las empresas europeas, estadounidenses o aliadas deben congelar, cueste lo que cueste, toda actividad comercial de cualquier naturaleza, tanto en Rusia como con Rusia.

6. Las principales redes sociales deben bloquear y prohibir todas las cuentas que permitan al Gobierno ruso, a sus partidarios y a los grupos de presión afines difundir sus mensajes propagandísticos.

7. Los servicios y sistemas de Microsoft deben ser bloqueados en toda Rusia y los proveedores de servicios en la nube deben ser inaccesibles desde el país atacante hasta nuevo aviso.

8. Las sanciones personales deben extenderse más allá de la clase política y sus oligarcas a sueldo. Deben llegar a los funcionarios militares y civiles que también son corresponsables de esta masacre, de esta carnicería.

9. Todas las cuentas bancarias rusas, sean de quien sean, estén donde estén, deben ser congeladas sin más dilación.

10. Las importaciones de petróleo ruso deben suspenderse en toda Europa hasta nuevo aviso y Europa debe trabajar para diversificar sus suministros de gas de forma inmediata y permanente.

Estas sanciones, si se aplican con firmeza, pueden poner fin a esta guerra.

Si no, al menos obligarán al Kremlin a iniciar una desescalada de la violencia.

Son medidas concretas y sencillas que los ciudadanos libres fuera de Ucrania y a favor de esta nación pueden exigir a sus gobernantes.

Cada individuo puede actuar también a título personal y en su propio entorno.

Se pueden enviar donaciones a los fondos de ayuda ucranianos.

Hay formas de apoyar y alentar al sector de la sociedad civil rusa que se enfrenta a la guerra.

La agresión de Putin contra la Ucrania libre no es sólo una cuestión militar.

Se trata de un choque entre dos maneras de entender la sociedad, dos visiones de lo que constituye una buena vida y, en resumidas cuentas, dos formas de civilización.

Está en juego nuestro futuro y el destino que correrán en este siglo los cientos de millones de hombres y mujeres que creen en la democracia, que no pierden la esperanza en la libertad y que quieren la paz.

Bernard-Henri Lévy y Salman Rushdie son escritores. Sean Penn es actor y director de cine. Sting es músico.

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