Aprender de Corea del Sur

Con 50 millones de habitantes, casi como España, Corea del Sur ha tenido hasta ahora unos 25.000 contagios por Covid-19 y alrededor de 400 muertos hasta finales de octubre. Al ser este país una democracia y una sociedad abierta, esas cifras son fiables y se pueden comparar con las de regímenes similares como Estados Unidos o Francia. Además, Corea del Sur es un país urbanizado, pues el 80 por ciento de su población vive en grandes ciudades, y su clima es similar al de Europa o Norteamérica. ¿Cómo se puede explicar la espectacular diferencia entre Corea del Sur, Europa y EE.UU.? ¿Cinco muertes por cada 100.000 habitantes en Corea del Sur frente a entre 400 y 700 muertes (los criterios varían) por cada 100.000 habitantes en EE.UU., España o Francia? Hay que tener cuidado con las comparaciones, ya que la pandemia es una compleja asociación de múltiples parámetros, y resulta tentador seleccionar uno de ellos para probar o refutar una preferencia ideológica. En lugar de comparar para demostrar un argumento u otro, intentemos identificar las razones concretas para el éxito del modelo de Corea del Sur.

En primer lugar, elegir el momento justo es fundamental; en una pandemia cada día cuenta, porque el virus se expande a una velocidad exponencial. Si no se frena desde el primer momento y se permite que se expanda durante un par de semanas o meses, será imposible controlarla o habrá que aplicar medidas muy restrictivas, que Corea del Sur nunca ha necesitado.

Aprender de Corea del SurPor lo tanto, la primera razón del éxito surcoreano es el haber comprendido inmediatamente, ya en enero de este año, la naturaleza de la pandemia. Las autoridades vieron pronto que se enfrentaban a un coronavirus muy peligroso, similar al que provocó en 2015 la epidemia de SARS procedente de la vecina China. Una vez reconocido el riesgo, la estrategia contra él estaba lista: pruebas, rastreo, aislamiento. Esta estrategia se ha aplicado desde entonces sin vacilación, regateos políticos o disputas entre provincias, y sin políticas de parón y expansión. La continuidad y la unidad nacional han sido factores fundamentales para el éxito de Corea del Sur. La mejor estrategia es inútil si se aplica con vacilaciones; el Gobierno y el pueblo surcoreano nunca perdieron la confianza en ella ni dudaron a la hora de implementarla. Menos de un mes después de haber identificado el virus, gracias a las negociaciones entre el Ejecutivo y los laboratorios privados, había un millón de tests disponibles y se realizaron pruebas a medio millón de personas cada día (y se siguen realizando). Los positivos se aislaron inmediatamente; las pruebas masivas permitieron localizar a los contactos personales con rastreadores y una aplicación en los móviles. Cualquier debate sobre la privacidad fue moderado, ya que casi todos estaban de acuerdo en que la prioridad era contener el virus.

Simultáneamente, el Gobierno aplicó una política de comunicación única, clara y fuerte, invitando a la población a usar mascarillas, lavarse las manos y mantener la distancia de seguridad. Se establecieron multas por no usar mascarilla, innecesarias ya que los surcoreanos usan espontáneamente las mascarillas en cuanto se resfrían y en la escuela enseñan a los niños a lavarse las manos con frecuencia.

¿Y qué hay de los confinamientos? Algunos agrupamientos reconocidos como tales se cerraron temporalmente, principalmente bares y templos donde no se respetaba la distancia de seguridad. El resto permaneció abierto. Si a pesar de todo Corea del Sur sufre un declive económico relativamente modesto y el desempleo ha aumentado ligeramente, se debe a la disminución de las exportaciones a Europa y EE.UU. Los logros de este modelo coreano no pueden entenderse sin destacar su base cultural: a los ciudadanos puede gustarles o no su gobierno, pero confían en que toma decisiones racionales. Estas decisiones se explican y se entienden bien porque los surcoreanos creen en el progreso científico. Nadie allí defiende una interpretación falsa de la pandemia, ni remedios falsos. Además, la estrategia nacional se aplica minuciosamente, porque los surcoreanos comparten un fuerte sentido de disciplina colectiva; es una vergüenza no ponerse mascarilla u olvidar lavarse las manos. En caso de tener que cumplir una cuarentena, ni la familia ni los vecinos les permitirán escapar para darse un paseo por el parque.

Este modelo surcoreano se ha reproducido en Taiwán, lo que ha dado lugar a resultados positivos similares. ¿Y qué pasa con China y Vietnam? La estrategia parece similar, pero los resultados no se pueden verificar de forma independiente. En estos dos países autoritarios, Policía y Ejército han implementado las medidas por la fuerza. En Corea del Sur no se ha empleado semejante violencia, lo que hace que su modelo sea más legítimo y una mayor fuente de inspiración para países democráticos. Por desgracia, en EE.UU. y en Europa somos rezagados y pendencieros; en consecuencia, pagamos con nuestra vida la politización de la pandemia. Cuando haya una vacuna, si la hay, probablemente será un logro de la excelencia científica occidental, pero seguro que Corea del Sur la usará en masa antes que nosotros. La pandemia revela que hay algo podrido en la civilización occidental: dudamos del progreso científico que inventamos ahora que las civilizaciones orientales lo abrazan.

Guy Sorman

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