Arabia Saudí: El triunfo de los petrodólares sobre los derechos humanos

INTRODUCCIÓN

Arabia Saudí de nuevo en las primeras páginas por asuntos relacionados con los derechos humanos. No es algo nuevo, el régimen saudí vulnera continua y sistemáticamente los más elementales derechos humanos. Ahora es por la ejecución de 47 personas acusadas de terrorismo. Es la punta del iceberg de todas las violaciones de la dignidad humana que se dan en ese país. Sin embargo, los poderes occidentales lo consideran uno de los principales aliados económico, político y militar en la Región de Oriente Medio[1]. Para los intereses de las potencias occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, poco importa que los gobernantes saudíes no respeten los derechos humanos.

Hasta 1979, Irán, con el Sha Reza Pahlevi al frente, era el principal aliado norteamericano en la región. La revolución liderada por el Ayatolla Jomeini, acabó con la dictadura del Sha. A los occidentales tampoco les importaba que este gobernara con mano de hierro contra los que se atrevían a disentir de su régimen. Los iraníes, con la revolución jomeinista, pasaron de un régimen dictatorial a otro, pero para los intereses occidentales ya no convenían los nuevos dirigentes, era imposible entenderse con ellos. Por eso, Irán pasó a convertirse en uno de los principales enemigos de Occidente.

La impuesta teocracia iraní era un poderoso enemigo que se debía neutralizar. El islamismo más radical había triunfado y para contrarrestarlo había que apoyar a otros estados de la región. Y una vez más, olvidándose de la coherencia y de los valores democráticos, Occidente apoyó a Sadam Husein, por entonces dictador de Iraq, en su sangrienta guerra contra Irán que se desarrolló entre 1980 y 1988, y continuó, e incrementó, su relación con Arabia Saudí y otras monarquías árabes del Golfo.

Arabia Saudí tenía, y tiene, un régimen basado en el integrismo radical basado en la más rigurosa interpretación del Sagrado Corán. Lo que no fue ni ha sido obstáculo para que la monarquía saudí tenga un lugar destacado en la comunidad internacional, y que dirigentes internacionales mantengan una excelente relación con los príncipes saudíes, a los que facilitan todo tipo de negocios y a los que consienten toda clase de excentricidades poco acordes con los valores democráticos occidentales y musulmanes. Los “petrodólares” mandan y la “democracia” se supedita a los intereses.

No se pretende en este trabajo hacer una crítica a los musulmanes, a su forma de entender la vida y mucho menos a sus creencias religiosas, que como todas las creencias son respetables siempre que no se utilicen como excusa para atacar a quienes no las comparten. Mucho menos es una crítica a los habitantes de Arabia Saudí u otros países musulmanes. Muchos de ellos viven en una opresión fabricada con una interpretación del Sagrado Corán favorable a los que ostentan el poder. Sí se trata de invitar a la reflexión de musulmanes y no musulmanes para comprender la responsabilidad de los dirigentes políticos y religiosos sobre ciertos comportamientos contrarios a los derechos humanos, derechos que son universales y que, por lo tanto, deben anteponerse a cualquier normativa religiosa.

ISLAMISMO RADICAL. EL WAHABISMO

La monarquía saudita es seguidora de la doctrina del ideólogo Muhammad Ibn Abdul al Wahab (1703-1787), que a su vez predicaba siguiendo el ejemplo de Ibn Haubal (780-855), teólogo y jurista, acérrimo defensor del tradicionalismo musulmán[2]. El argumento principal es que la decadencia del Islam se debe al abandono de la pureza primitiva predicada por el Profeta Muhammad. Es una doctrina purista, basada en la sharía o ley coránica (según su particular modo de entenderla), la intolerancia religiosa y la discriminación de la mujer.

Algunos de los principales preceptos del wahabismo son:

  • Sólo Ala es digno de adoración.
  • La herejía se castiga con la muerte.
  • Castigos corporales por: Adulterio, lapidación; Robo, amputación; Consumo de alcohol.

En el wahabismo el poder religioso y el político se confunden, lo que le hacer ser una doctrina perfecta para mantener un régimen dictatorial y subyugar a la población. La ideología wahabista surge en la península arábiga cuando el imperio otomano comienza a decaer, pero es a partir de los años treinta del siglo veinte cuando se retoma con fuerza. Las riquezas que comenzó a proporcionar la venta de petróleo hicieron que el wahabismo saudí se expandiera por el islam mayoritario suni donde los árabes tenían y tienen mayor influencia.

ARABIA SAUDÍ Y LA EXPANSIÓN DEL ISLAMISMO RADICAL

El wahabismo puede ser considerado como responsable ideológico del islamismo más radical e integrista. En esa ideología se incluye la de Daesh (Estado Islámico). El anteriormente mencionado al Wahab estaba dentro de la tradición salafista. Los salafistas consideran que el abandono de las fuentes del Corán y los contactos con otras religiones y culturas ha contaminado la forma de vida del Islam esplendoroso de los primeros tiempos. Predica que la democracia de modelo occidental y el modernismo son nocivos para el Islam.

El wahabismo condena a todos los musulmanes que no comparten su teología, lo que sirve de justificación teológica para la violencia. Los textos de al Wahab son usados por Daesh (Estado Islamico), aunque los dirigentes saudíes se consideran los verdaderos representantes de de esas doctrinas wahabistas, y argumentan que Daesh se ha desviado de esa doctrina.

Los clérigos wahabistas en alianza con los poderes saudíes han usado esa interpretación rigurosa e integrista del Islam para contrarrestar cualquier disidencia. Durante los años sesenta y setenta del pasado siglo fue efectiva para combatir el auge panarabista de corte socialista. En los ochenta, el rey Fahd expandía la doctrina wahabista por el mundo suní con versiones del Corán acordes con esa teología. Los petrodólares daban la oportunidad de ese proselitismo mundial.

Puede que, en parte, ese wahabismo intolerante haya tenido influencia en la mente de algunos musulmanes para engancharse a la violencia y al terrorismo. Cuando los soviéticos invadieron Afganistán en 1979, el wahabismo contribuyó a que millares de jóvenes musulmanes se unieran a la yihad contra los infieles. No obstante, hay que señalar que Arabia Saudí combate el terrorismo de Daesh, aunque puede que las razones para combatirlo no sean por sus creencias religiosas, que comparten en la mayoría de sus postulados, sino como forma de preservar el poder económico, político y militar en la región. Últimamente en Arabia Saudí incluso han llegado a perseguir a los sospechosos de financiar a Daesh.

LOS DERECHOS HUMANOS EN ARABIA SAUDÍ

Pena de muerte en el mundo en 2014
Pena de muerte en el mundo en 2014

La reciente ejecución del jeque Nimr Baqir al Nimra, considerado un reformista chií, junto con otras 46 personas, todos acusados de terrorismo, ha sacado a la luz una vez más el escaso bagaje democrático del régimen saudí. Según Amnistía Internacional en 2013 se ejecutaron 64 personas, en 2014 fueron 88 y en 2015 se han contabilizado al menos 140. Sólo en el periodo comprendido entre agosto de 2014 y junio de 2015 se ejecutaron a 175 personas, una cada dos días. Arabia saudí lidera el ranking mundial de ejecuciones junto con Irán, Irak, China y Estados Unidos.

La cifra es impresionante, desde 1985 en Arabia Saudí se han ejecutado 2.208 personas por veredictos de los clérigos. Los juicios han carecido de las más elementales garantías democráticas. Casi la mitad de los ejecutados han sido extranjeros que ni tan siquiera dispusieron de un traductor para poder expresar sus alegaciones. Muchas de las confesiones fueron realizadas mediante coacciones y torturas según afirman organizaciones implicadas con los derechos humanos como Amnistía Internacional o Human Right Watch.

Ejecuciones en Arabia Saudita

En su informe anual 2014-2015, sobre El estado de los derechos humanos en el mundo [3], Amnistía Internacional detalla algunas de las vulneraciones de esos derechos en Arabia Saudí:

* “El gobierno restringe la libertad de expresión, reprime a los disidentes, arresta y encarcela a los críticos, incluyendo a los defensores de los derechos humanos”
* “La nueva legislación equipara actividades críticas contra el gobierno con el terrorismo”
* “Discrimina a la minoría chií”
* “La tortura de los detenidos es una práctica común”
* “La mujer está discriminada en la práctica y en la ley y esta desprotegida contra la violencia sexual y doméstica a pesar de las nuevas leyes que criminalizan la violencia doméstica”
* “Expulsan a millares de trabajadores extranjeros, aún con el riesgo de que en sus países  tengan riesgo de no ser respetados sus derechos humanos”
* “Hacen extensiva la pena de muerte en ejecuciones públicas”

En septiembre de 2015 el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas completó su revisión periódica de esos derechos en Arabia Saudí. Según Amnistía Internacional “el gobierno saudí aceptó la mayoría de las recomendaciones pero rechazó otras como la de la urgencia de ratificar el Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos de la Naciones Unidas “El gobierno se ha comprometido a desmantelar y abolir el sistema de tutorización y vigilancia de la mujer y permitirle mayor libertad para viajar, trabajar, estudiar y casarse, aunque todavía no ha dado pasos discernibles para llevara a cabo estos compromisos”.

El mencionado informe de Amnistía internacional dedica especial atención a las vulneraciones de los derechos humanos en Arabia Saudí con relación a:

* La libertad de expresión, asociación y reunión
* Los de los defensores de los derechos humanos
* Las leyes antiterroristas y la seguridad
* Los arrestos y las detenciones arbitrarias
* La tortura a los detenidos
* La discriminación de la minoría chií
* Los derechos de la mujer
* Los derechos de los trabajadores inmigrantes
* Los castigos corporales inhumanos y degradantes
* La pena de muerte

Por su parte Human Right Watch en su Informe Mundial del 2015[4] insiste en los mismas vulneraciones del informe de Amnistía Internacional: “encarcelamiento de disidentes políticos, discriminación contra la mujer y minorías religiosas, carencia de medidas para proteger a los trabajadores extranjeros, detenciones y juicios sin garantías, y una nueva ley antiterrorista que puede criminalizar las protestas pacíficas contra el régimen”. Human Right Watch destaca que durante la última visita del Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, a Arabia Saudí en marzo de 2014 no trató con las autoridades saudíes los asuntos relacionados con los derechos humanos. Por otra parte, añade el informe, que los Estados Unidos no criticaron la violación de los derechos humanos en Arabia Saudí en el informe del anual del Congreso norteamericano de ese mismo año.

ARABIA SAUDÍ DEFENSORA DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LA ONU

En septiembre de este año 2015, Faisal Trad, embajador de Arabia Saudí en Ginebra fue elegido Presidente del  Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que es un órgano consultivo compuesto por cinco miembros cuya responsabilidad es seleccionar a los representantes de diferentes naciones para las 77 posiciones que tratan los asuntos relacionados con los derechos humanos.

El director ejecutivo de UN Watch manifestó que “era un escándalo que quien había decapitado este año más personas que el Estado Islámico dirigiera un panel sobre derechos humanos” y añadió que “los petrodólares habían triunfado sobre los derechos humanos”. Sin embargo, no hubo objeciones oficiales por parte de las democracias occidentales.

En 2013 Arabia Saudí fue elegida miembro del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas hasta 2016. No es que ese Comité destaque por el gran respeto que algunos de sus componentes tienen hacia los derechos humanos (en él participan países como China, Cuba, Venezuela o Marruecos) pero el nombramiento de Arabia no deja de llamar la atención. En aquella ocasión ni Estados Unidos ni la UE dijeron una palabra de oposición a esa nominación.

ARABIA SAUDÍ CREA UNA ALIANZA ANTITERRORISTA

El 15 de diciembre de 2015 Arabia Saudí el príncipe y ministro de defensa Mohamed bin Salman anunció la creación de una coalición para combatir el terrorismo, liderada por su país y con cuartel general en la capital Riad. La coalición es de carácter militar aunque también contempla otras actuaciones como la del control de la financiación de los grupos terroristas. Según el comunicado del príncipe bin Salman “matar inocentes es contrario a todas las religiones y en particular a la fe del Islam”.

El gobierno saudí ha recalcado que esta alianza no competirá o interferirá en la lucha contra Daesh de la coalición internacional liderada por Estados Unidos, y que toda su actividad se coordinará con esa coalición. Irán, Irak y Sira, no han sido incluidos en la coalición antiterrorista, por lo que se infiere que Arabia sólo ha buscado países musulmanes de mayoría suni. Algunos países musulmanes incluidos en la lista de miembros de la coalición han mostrado su sorpresa por esa inclusión con reacciones contrarias, es el caso de Malasia, Indonesia, Líbano y Pakistán. Sin embargo, Turquía sí ha mostrado su complacencia por la creación de esta alianza antiterrorista. Su primer ministro Ahamet Davutoglu ha manifestado que “esta alianza es un paso de los países musulmanes en la dirección correcta”.

El ministro de asuntos exteriores saudí, Adel al-Jubeir, para salir al paso de la no inclusión de los países musulmanes de mayoría chií, como Irán e Irak, ha afirmado que no se trata de una coalición anti chií. Al mismo tiempo ha mostrado su insatisfacción con los escasos avances en la lucha contra Daesh de la coalición liderada por Estados Unidos.

LOS GASTOS MILITARES DE ARABIA SAUDÍ

Arabia Saudí es el cuarto país que más recursos dedica a gastos militares en el mundo, unos 80.000 millones de dólares, que constituyen el 12% de su PIB. Ese gasto es sólo superado por Estados Unidos, Rusia y China. A pesar de ser promotora del islamismo más radical y de tener un régimen represivo donde no se respetan los derechos humanos, los países occidentales democráticos le venden la mayoría de su armamento y es uno de sus principales aliados en Oriente medio además de estar en la coalición en la lucha contra el Estado Islámico.

Gasto militar en 2014

Arabia Saudí se está armando de una manera alarmante y lo hace temerosa de que Irán resucite en sus nuevas relaciones con Estados Unidos y Occidente después de los acuerdos para limitar su desarrollo nuclear. Francia ha firmado el pasado octubre de 2015 un acuerdo con los saudíes para proporcionarles 30 patrulleras rápidas y tecnología para satélites por un importe de 10.000 millones de euros. Francia también está negociando la venta de cazabombarderos Rafale y tecnología para construcción de centrales nucleares. Recientemente los Estados Unidos han aprobado la venta de 600 misiles Patriot PAC-3 a Arabia Saudí por un importe de 5.400 millones de dólares.

Comercio mundial armas
Comercio mundial armas

Arabia Saudí aumentó durante el año 2014 su gasto militar en un 54% y se calcula que durante el pasado 2015 la subida ha sido del  52%. Un incremento que no está acorde con el nivel de vida parte importante de la población saudí. Según un estudio de la Asamblea Consultiva de Arabia Saudí, que elabora estadísticas anuales emitidas por el propio ministerio de Asuntos Sociales saudí, el 22% de la población de ese país está constituida por personas de bajos recursos y que 3 millones de saudíes viven por debajo de los límites de la pobreza. Otros estudios no oficiales, señalan en el nivel de pobreza al 60% de la población, unos 22 millones de personas.

EL PELIGRO DE UN ENFRENTAMIENTO DIRECTO IRÁN-ARABIA SAUDÍ [5]

Durante años, desde 1979, Irán era el único enemigo poderoso de Occidente. Se le acusó de propagar doctrinas radicales, fundamentalistas e integristas contrarias a los valores occidentales y usando como excusa la religión musulmana. Fue un hecho evidente que no debe hacer olvidar que su gran rival en la región, Arabia Saudí, hacía lo mismo aunque con el consentimiento de sus aliados occidentales con el liderazgo norteamericano.

Arabia y las monarquías suníes del golfo eran una contención contra la expansión chií y contra el país musulmán más hostil con el Estado de Israel, principal aliado de los Estados Unidos en Oriente Medio. Los acontecimientos parecen precipitarse y los desencuentros indirectos entre Irán y Arabia Saudí, que tienen lugar en Siria y Yemen[6], podrían dar lugar a agresiones directas por alguna de las partes o por las dos.

Ambos países luchan por la hegemonía política, económica, militar y religiosa en el mundo musulmán y en Oriente Medio. La rivalidad es ancestral y obedece a causas complejas no siempre ligadas a motivaciones religiosas, aunque estas sean las preferidas por los líderes de ambos países para movilizar a las masas contra los otros. La ejecución del jeque Nimr Baqir al Nimra es el detonante de una animadversión larvada a lo largo de los años. La diplomacia internacional debe de actuar con celeridad para que no se desencadene un enfrentamiento entre saudíes e iraníes que podría tener consecuencias imprevisibles para la paz mundial.

Desde la comunidad internacional se debe propiciar un diálogo entre ambas partes antes de que la situación derive en enfrentamiento y agrave la crisis de Siria, ahora que parecía haberse encontrado un camino para resolverla.

Y la comunidad internacional, con las potencias occidentales democráticas, ONG,s  y Naciones Unidas deben comenzar a tratar sin complejos las dictaduras saudí e iraní que tanto han contribuido con sus intransigencia religiosa a extender doctrinas agresivas que muchas veces han conducido al terrorismo.

Una cosa es respetar los sentimientos religiosos, incluso protegerlos, y otra bien distinta es consentir que se propaguen ideologías o doctrinas contrarias a los derechos humanos.

No son responsables los millones de musulmanes en el mundo del uso de la religión que hacen algunos de sus dirigentes y que sirve para manipularlos y subyugarlos.

El Islam merece todo el respeto, pero los derechos humanos también.

Javier Jiménez Olmos, Doctor en “Paz y Seguridad Internacional”. Miembro de la Fundación “Seminario de Investigación para la Paz” de Zaragoza.


[1] Ver: Arabia Saudí ¿hacia un cambio de modelo?

[2] Ver: Arabia Saudí: Nuevo monarca, viejos problemas.

[3] Disponible en Amnesty Europe.

[4] Disponible en www.hrw.org.

[5] Ver La guerra fría árabe-iraní agrava el conflicto en Siria.

[6] Ver Yemen en guerra: Tormenta Decisiva.

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