Argentina y los buitres

Argentina ha entrado de nuevo en suspensión de pagos, por octava vez en su historia. Desde principios del siglo XIX, los gobiernos argentinos se han mostrado, en ocho ocasiones, incapaces de devolver la deuda nacional a los tenedores de bonos extranjeros. Una vez más, los tenedores de bonos no recuperarán su préstamo y Argentina no podrá pedir prestado más dinero en el mercado mundial, ni podrá atraer inversión extranjera. Puesto que Argentina depende de los inversores extranjeros, los argentinos han soportado a lo largo de su caótica historia la carga económica de la suspensión de pagos, la cual traerá más pobreza y desempleo. La suspensión se produce justo cuando el país necesita conocimientos y recursos extranjeros para explotar las enormes fuentes naturales de gas y petróleo que acaban de descubrirse. Después de ocho suspensiones de pagos exteriores, por no mencionar las cinco suspensiones de pagos internas que solo sufrieron los argentinos, de diez crisis bancarias y de veinte programas de FMI, uno supone que existe un patrón argentino. Los economistas de todo el mundo, medio en broma, suelen explicar que hay tres tipos de modelos económicos: la planificación centralizada, el libre mercado y Argentina. La presidenta argentina no está de acuerdo. «Esta vez es diferente», ha declarado. Según su versión, Argentina no es la causante de las suspensiones de pagos, sino una víctima de los llamados «fondos buitre».

La metáfora de los buitres robando a los pobres argentinos, que crearon los agentes de relaciones públicas de Fernández de Kirchner, es lo bastante evidente para reproducirla al pie de la letra en los medios de comunicación de todo el mundo. Además, los fondos «buitre» tienen esta vez una cara y un nombre reconocibles: Peter Singer. ¿Es Peter Singer el azote de Argentina y Fernández de Kirchner, su salvadora? ¿Deberíamos culpar al «buitre» y compartir la postura argentina de que «esta vez es diferente»? Cierto es que Singer, que dirige Elliott Management Corporation, un fondo de cobertura con sede en Nueva York, es un experto en encontrar el punto débil en la armadura de los gobiernos fuertemente endeudados que no pueden o no quieren pagar su deuda extranjera. En la actual coyuntura, Singer y otros fondos de cobertura estadounidenses que han seguido su ejemplo adquirieron en el mercado secundario una pequeña cantidad de deuda argentina a unos tenedores de bonos desesperados. Estos inversores extranjeros, temiendo que nunca les reembolsarían, vendieron sus bonos por unos céntimos cuando pagaron por ellos una cantidad muy superior después de la suspensión de pagos de 2002. Los llamados buitres, por tanto, poseen 1.300 millones de la deuda total argentina, de 93.000 millones de dólares. Todos los demás tenedores de bonos han aceptado una «reestructuración»: recibieron 25 centavos por cada dólar, y consideraron que era mejor que perderlo todo. Esta reestructuración se produjo en Nueva York, según las leyes neoyorquinas. Peter Singer ha logrado que un juzgado de Nueva York le dé la razón –el pasado junio se dictó una resolución firme– en su derecho a exigir que Argentina reembolse los bonos que posee por su valor nominal, más los intereses. Por consiguiente, todos los demás tenedores, incluidos los que habían aceptado la reestructuración, obtienen los mismos derechos que Elliott. Para no pagar a los «fondos buitre» y no verse expuesta a una demanda de todos los demás tenedores, Argentina ha optado por entrar en suspensión de pagos. Fernández de Kirchner ni siquiera intentó negociar en serio y prefirió manipular a los medios y conseguir el apoyo de su país. Más allá de Argentina, la victoria legal de Singer no ha alegrado ni a los gobiernos europeos, ni al FMI. «Podría poner en peligro la reestructuración en todo el mundo», ha declarado un portavoz del FMI. Entonces, ¿la reestructuración debería prevalecer sobre las leyes? En mi opinión, parece que Singer está desempeñando en realidad un papel útil al disuadir a los gobiernos que incumplen las normas internacionales de contraer deudas que saben que nunca podrán devolver. Me viene a la mente Grecia, el país con la segunda peor política económica de nuestra época, justo después de Argentina.

El Gobierno argentino critica a Singer por perseguir beneficios enormes; pero, como gestor de fondos, la búsqueda de beneficios es lógica y coherente con los enormes riesgos que asume. Además, Singer no es un gestor de fondos normal, ya que, además de financiar y presidir el Manhattan Institute de Nueva York, una destacada fundación conservadora, es un ferviente defensor del libre mercado, del Estado mínimo y del sistema de derecho. Sus inversiones reflejan sus convicciones. Uno también debería preguntarse quién está perjudicando más a Argentina, si el fondo «buitre» o su Gobierno. A pesar del argumento de Fernández de Kirchner –«esta vez es diferente»– la verdad es que esta vez es más de lo mismo. El sistema argentino siempre se ha basado en la confiscación de la propiedad privada, no en el pago de las deudas nacionales y extranjeras, y en un Estado del bienestar sobredimensionado para comprar votos, por lo que no es de extrañar que los empresarios locales no estén dispuestos a invertir en su propio país. Al robar a los empresarios y a los tenedores de bonos argentinos y extranjeros, la mafia política argentina demuestra que es capaz de permanecer en el poder; mientras tanto, la economía argentina sufre un declive constante. En 1945, era la sexta economía mundial y, en la actualidad, a pesar de tener una población con formación y a los empresarios agrícolas más eficientes del mundo, es la número 62. Los «buitres», en realidad, están poniendo de manifiesto, a su manera, que el azote de Argentina es su propio Gobierno. La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, que es una funcionaria, no puede admitir esto públicamente. Paul Singer, que es un hombre libre, puede decir la verdad y, aunque la verdad pueda coincidir con sus intereses financieros, sigue siendo la verdad.

Guy Sorman

2 comentarios


  1. A mi me parece el argumento simplista y malicioso ya que omite mencionar las tasas usurarias que Argentina pagó antes de entrar en default en el año 2002, también omite mencionar a los Bancos cuyas casas matrices no garantizaron los depósitos de los ahorristas en 2001 lo cual produjo una corrida cambiaria de dimensiones siderales. Por último se le olvidó mencionar la cláusula RUFO la cual condiciona el pago antes del año 2015. Bien el Juez podr{ia haber determinado la ejecución del cobro a partir del 2015 y entonces se podría conocer fehacientemente si el gobierno argentino tiene voluntad de pago o no.

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  2. totalmente de acuerdo con Eduardo, ademas de pretender ser un articulo con opinión influyente es malicioso, carece en mucho de conocimientos básicos de la historia argentina, y fundamentalmente se da el gusto de insultar -sin conocimientos- la embestidura presidencial. Cuestión por lo cual la presidenta argentina, no lo va a demandar, porque sepa ud, guy este país que ud, no conoce respeta como ninguno los principios básicos de la democracia por eso ud va a poder decir lo que se le venga a la boca aunque sea una barrabasada.

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