Asia Central: ¿hacia una visión alternativa a las relaciones energéticas?

Introducción

La idea que inspira este documento es pensar que la forma cómo entendemos las relaciones energéticas es la que determina cómo definimos y aplicamos las políticas de seguridad energética. Ante ello, se considera que la emergencia de Asia Central en la escena hidrocarburífera internacional es una excelente oportunidad para ejemplificar la distancia que hoy en día existe entre la perspectiva epistemológica–conceptual, mayoritaria, de las relaciones energéticas y la realidad de estas mismas relaciones. De ahí que este documento de trabajo defienda que Asia Central constituye un excelente caso de estudio sobre el que inferir los elementos que deberían tener en cuenta unas políticas de seguridad energética de “segunda generación”.

A mediados de los años 70 del siglo XX, a raíz de los llamados “choques del petróleo”, surge, como forma dominante del análisis energético, lo que en su momento denominé (Mañé, 2005) el Paradigma Energético Dicotómico (PED). Según este paradigma las relaciones energéticas son conflictivas y antagónicas, y se desarrollan entre dos tipos de países, los llamados “consumidores” y los llamados “productores”.

Mirado con retrospectiva, el PED nace desfasado. Puesto que asume un cuerpo epistemológico en vías de extinción. Ya, en 1978, la realidad que sus teorías pretenden explicar se está transformando. Sin embargo, el PED es el que ha servido para fundar la idea –en retroceso, pero dominante todavía hoy en día– de que la seguridad energética peligra por la dependencia que los países consumidores tienen de las importaciones de los países exportadores. De ahí que fácilmente se asuma que quiénes tienen poder –es decir, capacidad de influencia– en la escena energética internacional son los países ricos en hidrocarburos.

Como argumentaremos a lo largo de este texto, un análisis de los hidrocarburos de Asia Central en el marco del PED resultaría pobre, puesto que estos territorios quedarían relegados al ser exportadores menores. Sin embargo, desde la desintegración de la URSS, cuando emergen como actores internacionales sus ex Repúblicas, el interés que las reservas naturales de esta zona han despertado tiende a desmentir este papel menor. Por este motivo, el objetivo de este texto es doble: señalar aspectos de las relaciones energéticas centroasiáticas que no se tendrían en cuenta en un análisis “tradicional”; y, por otra parte, aportar elementos empíricos para inferir un nuevo marco de análisis de las relaciones energéticas. Este marco debería ser el que fundara un nuevo tipo de políticas de seguridad energética.

Para este propósito, el documento se estructura en cinco grandes bloques: un primer bloque que presenta la crítica al PED, y un segundo bloque que pretende mostrar qué elementos de la realidad económica y energética no tienen cabida en el marco analítico anterior. A partir de ahí, el tercer bloque se centra en un análisis más empírico de las inversiones extranjeras y de las vías de exportación de los hidrocarburos de Kazajistán, para inferir, de ello, una propuesta de análisis metodológico y de componentes a considerar en la definición de las políticas de seguridad. Por último, a modo de conclusión, se introducen cuestiones apuntadas a lo largo del documento, con la esperanza de que alguien las encuentre suficientemente sugerentes como para participar en el debate de las propuestas aquí esbozadas.

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Aurèlia Mañé Estrada, G.A.T.E (Universidad de Barcelona), directora del Observatorio de Asia Central.