Ateneas científicas para derrumbar el techo de cristal

Atenea, diosa de la inteligencia, ayuda a construir el Caballo de Troya.
Atenea, diosa de la inteligencia, ayuda a construir el Caballo de Troya.

“No valgo para las ciencias, las matemáticas y la física se me dan mal, creo que debería hacer algo de letras”. “La ciencia es muy difícil, haz algo más fácil, algo más de chicas”. Frases como estas las escuchan (y piensan) niñas y adolescentes todos los días en casa, en el colegio y en el instituto. Prejuicios que se mantienen en una sociedad heteropatriarcal y que moldean los estereotipos sociales de género a una edad tan temprana como los 6 años, según una reciente publicación en la revista científica Science. Estas niñas tan pequeñas ya son menos propensas a asociar la brillantez y valía intelectual (referida a una inteligencia analítica-lógica-racional) con su propio sexo y rehúyen aquellas actividades que consideran que son para niños inteligentes. Lamentablemente, este patrón pervive en el resto de la sociedad. En una encuesta europea, por encargo de la Fundación L'Oréal a finales de 2015, solo el 41% de los consultados podían imaginar a una mujer cuando se les pedía que describiesen a un científico. Más del 60% consideraba que las mujeres carecían de cualidades esenciales en la carrera científica como la perseverancia o el espíritu analítico y racional. Pero no solo a pie de calle, en los grandes ámbitos académicos como los Premios Nobel, ninguna mujer fue galardonada en la edición de 2016.

Desde la Sociedad de Científicos Españoles en el Reino Unido (SRUK/CERU) queríamos saber si este tipo de prejuicios existen entre nuestros socios, y sobre todo, si los hay, cómo se perciben en función del género. Para ello, en las últimas semanas, hemos realizado una encuesta sobre “igualdad y la percepción de la mujer en ciencia” con ciertos resultados interesantes. Por ejemplo, tanto hombres como mujeres consideran que la cuestión de género es una barrera en la progresión de sus carreras, pero el 80% de las encuestadas cree que no poseen las mismas oportunidades que sus colegas masculinos. Casi el 70% de las investigadoras respondieron que resultaba/resultaría muy difícil mantener el éxito profesional una vez que eran/fueran madres frente al 40% de los hombres. Esto indica que con diferencia, la maternidad es uno (si no el más grande) de los retos a los que una mujer científica (y lamentablemente de cualquier ámbito profesional) se tiene que enfrentar a la hora de progresar en su profesión.

Para ellas, uno de los grandes desafíos de su carrera (más del 40%) es el ambiente claramente competitivo que tiende a premiar comportamientos más propios de los machos alfa de la manada (ambición, beligerancia, autoritarismo) tradicionalmente poco asociados con la feminidad y la falta de roles femeninos en los que reflejarse.

Sorprendentemente, el 60% de los encuestados varones considera que las mujeres son buenas líderes en investigación frente solo al 29% de las féminas. Casi la mitad de las investigadoras respondieron a la pregunta con una valoración neutra, ni se percibían ni se dejaban de percibir como líderes. Pero, ¿quién no lo haría si desde pequeña lo único que has oído es que probablemente tú no seas lo suficientemente capaz para ser científica?

Como iniciativa para afrontar el reto de la Mujer en Ciencia, el Reino Unido estableció en 2005 a través de su Equality Challenge Unit (Departamento de Pro-igualdad) el pionero programa de acreditación Athena SWAN (Scientific Women’s Academic Network –Red Académica de Mujeres Científicas). Athena o Atenea en español, toma su nombre de manera poco inocente de la diosa de la guerra, la sabiduría y las artes en la mitología griega.

Este programa adopta 10 principios básicos que promueven la igualdad de género en el ámbito académico de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. Entre ellos destacan la lucha contra la pérdida de fuerza laboral femenina desde el doctorado a posiciones seniors, la promoción del liderazgo de la mujer, la equiparación salarial entre géneros, o las consecuencias negativas de los contratos de corta duración en la progresión académica femenina. La implementación de estos principios en las políticas y los planes de acción de las distintas instituciones académicas superiores y centros de investigación, otorga premios de bronce, plata y oro renovables de manera trianual.

Debido al gran éxito obtenido, en mayo de 2015, Athena Swan se extendió a otros ámbitos académicos como las humanidades y ciencias sociales; e incluyó a personas transgénero. Hasta el momento, fuera del Reino Unido, el programa solo se ha desarrollado de manera piloto en Irlanda (Athena Swan Ireland) y Australia (Science in Australia Gender Equity –SAGE).

A nivel institucional, España debería hacer más implementando programas similares a Athena SWAN, mejorando con ello la conciliación laboral mediante bajas de maternidad/paternidad compartidas, la promoción de la corresponsabilidad, programas de mentoring específicos para mujeres científicas y contratos que ofrezcan una flexibilidad laboral para el cuidado de hijos y dependientes similares a las británicas Dorothy Hodgkin Fellowships. Mientras tanto, desde SRUK/CERU, seguiremos participando y colaborando en tan increíbles e importantes iniciativas de concienciación social como la iniciativa 11 de Febrero, celebrando el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, así como en el dossier especial SRUK Women: A pathway towards gender equality in research, que hemos preparado conmemorando el Día Internacional de la Mujer. Esperamos que, poco a poco, las científicas del presente nos vayamos empoderando cual Ateneas modernas que sirvan de modelo para las mujeres del futuro.

Nerea Irigoyen Vergara, es investigadora post-doctoral en la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y Directora de Relaciones Internacionales de la Sociedad de Científicos Españoles en el Reino Unido.

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