Mi familia había sufrido una pérdida tras otra. Luego llegó la pitahaya
De niño, odiaba la granja de la familia.
Siempre hacía calor, apestaba a estiércol y ahí fue donde un árbol aplastó y mató a mi abuelo. Cuando íbamos de visita, me la pasaba jugando con mi Game Boy mientras los otros niños se turnaban para montar a los novillos.
Así que el año pasado me sorprendí cuando mi papá me pidió que me encargara de la granja. Hacía poco que se había jubilado y planeaba vender parte del terreno para pagar su casa en la ciudad. Viviría del resto de la granja e iría en auto unos días a la semana.… Seguir leyendo »