Alfredo Conde

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Es indudable que, en el uso de sus funciones reglamentarias, cualquier diputado o grupo parlamentario puede llevar a cabo las propuestas más sublimes o más necias que se les vengan a sus preclaras y luminosas mentes; las mismas que tan a menudo alumbran, a veces de modo totalmente inesperado, disposiciones legislativas destinadas a enriquecer la vida de quienes debieran ser sus representados, subvirtiendo la realidad al convertir a estos en aquellos; es decir, en unos representados delante de los que, de forma harto sutil, resulta que no son en absoluto responsables. Sucede así porque es probable, por no decir seguro, que, si en vez de ser responsables ante la cúpula dirigente de su partido, los diputados lo fuesen ante sus electores, sus acciones habrían de estar mucho más medidas y decantadas de lo que suelen estarlo con más frecuencia de la considerada prudente.…  Seguir leyendo »

¿Será el desprestigio de la clase política, el desprecio que la ciudadanía siente por su función, consecuencia de algo más que de la propia mediocridad que la conforma? A veces se diría que sí. Incluso en ocasiones cabría pensar que ese desprestigio es una enfermedad, una dolencia tardofranquista. No es así exactamente, pero pudiera parecerlo. En gran medida lo es. El anterior jefe del Estado solía recomendar a sus próximos que hiciesen como él, que no se metiesen en política.

Desde entonces, y también ya entonces, hemos visto demasiados casos de corrupción, a uno y a otro lado de los sistemas de ideas en los que se sustentan los distintos partidos, y contemplamos día a día la preponderancia de los intereses de estos sobre los generales de la ciudadanía como para ignorar que han hecho méritos suficientes a fin de merecer la opinión que la mayoría sustentamos.…  Seguir leyendo »

Es evidente que hay una crisis económica; tan evidente como absurdo e innecesario fue negarla, no en sus comienzos, sino en sus primeras y aun segundas manifestaciones. Si no evidente, sí es sospechable que nos hallemos ante un final de ciclo. Así parece indicarlo la crisis absoluta de valores que nos lleva de la mano sin que sepamos hacia dónde, aunque lo intuyamos. También parece fuera de toda discusión que la clase política ha devenido en una casta, al menos en nuestro país.

Los políticos se han ido convirtiendo poco a poco en la casta que hoy componen. A la altura de 1978, a nadie se le hubiera ocurrido calificar así al conjunto que entonces componían.…  Seguir leyendo »

Deambuló este verano por los circuitos habituales y por alguna cadena de televisión la visión de una torre del castillo navarro de Olite. Torre de la que no se aclara si será o no la del homenaje, pero que merecer, merecería serlo. El ojo del espectador, gracias a los del no se sabe si avispado o avisado cámara aficionado, tropieza, en pocos segundos, a través de murallas y otras torres interpuestas, con la redonda y almenada torre en la que un señor calvo y no se diría que orondo, aunque parecer pudiera parecerlo, con absoluta serenidad y calma, sin apasionamientos previos, pero eficaz y a todas luces concienzudamente, sin especificación ninguna acerca de la hora en la que se esté llevando a cabo la faena, a plena luz del día, eso sí, está haciendo bueno el ripio de que sean o no las cinco en este mismo instante te la hinco.…  Seguir leyendo »

El pasado 7 de julio, jueves, San Fermín, desapareció el Códice Calixtino del lugar de la catedral de Santiago de Compostela en el que se guardaba. Los periódicos y el resto de los medios de comunicación masiva llevan proporcionando, desde entonces, amplias referencias al códice, numerosas descripciones y eruditas y documentadas consideraciones, formuladas por decenas de personas, sobre su entidad y valor, amén de cientos de opiniones de todo tipo acerca de las circunstancias que rodean la desaparición.

No se sabe si su valor material es inmenso; debe serlo, cuando los seguros de hace 15 o 20 años ascendían a seis millones de euros si se quería que abandonase la seo compostelana con unas mínimas garantías de volver a ella o, caso de no hacerlo, resarcir a esta en la cantidad debida y más aproximada a su valor calculado.…  Seguir leyendo »

Menuda la que se ha armado con la aparición del Diccionario Biográfico Español publicado por la Real Academia de la Historia. ¿Tenemos remedio? Se ve que no, que no lo tenemos. No es como para alegrarse. Los diccionarios sirven, debieran servir al menos en principio, para fijar conceptos, despejar interpretaciones y dudas, sancionar lo que la opinión pública ha aceptado en virtud de que, cosa curiosa, la gente también piensa, emite opiniones, se informa, aunque en ocasiones sea desinformada, y de ese ejercicio de observación y estudio, de serenidad y calma e, incluso, de responsabilidad y autoridad no solo científica, sino también moral (se es académico a través de un proceso de decantación de la excelencia y así sucede o debiera suceder en la mayoría de los casos), se concluyen definiciones, conceptos y datos que figuran en ese diccionario.…  Seguir leyendo »

Claro que fuimos a votar. Fue mucho tiempo el que hubo que esperar a que llegase la posibilidad de hacerlo, demasiadas vidas las inmoladas en el empeño, excesivo número de años los perdidos en diversas prisiones y exilios. Sin embargo, al final, la democracia llegó ella sola y el ferrolano murió en la cama, en un baño de sangre, sí, pero en la cama, acogido a la sombra vivífica del manto de la virgen del Pilar y, al menos así es de suponer, cogido del brazo incorrupto de Teresa de Ávila, aquella mujer de pelo en pecho, que diría un viejo profesor muy amante que fue de las mujeres bravas e indomables.…  Seguir leyendo »

Fuimos inducidos a creer en los ángeles, nos dieron sus características, nos enseñaron sus nombres, describieron ante nuestros ojos asombrados los lugares que ocupaban al lado del Creador e incluso se permitieron enseñarnos sus categorías: ángeles, arcángeles, serafines, querubines, tronos, dominaciones, potestades… y nos mostraron cuáles eran sus trabajos y sus poderes. Nos llevaron a preguntarnos por su sexo, a saber que se había discutido acerca de la cantidad de ellos que cabrían en la cabeza de un alfiler y, también, que cada uno de nosotros tenía uno siempre a su lado con el que podríamos mantener instructivas conversaciones. Después, nos concitaron a imitarlos.…  Seguir leyendo »

Parece que se empieza a hablar en serio y que hay gente dispuesta a hablar de la reforma del llamado Estado de las autonomías. No debe parecernos mal. Menos aún si, al tiempo, se habla de la reforma de las diputaciones -para eliminarlas, claro- y, ya puestos, de la supresión de los muchos ayuntamientos que sobran en las más de unas provincias que, reconozcámoslo, ya no tienen razón de ser. Empecemos por ellas.

Se cuenta que las fronteras provinciales fueron establecidas en su momento por el no se sabe si muy sencillo o si ingenioso o conveniente (a efectos prácticos) procedimiento de echar a andar un caballo, debidamente montado, que, desde la población más importante del contorno, pudiese ir y regresar, en un mismo día, hasta el límite provincial así obtenido.…  Seguir leyendo »

Leí hace unos días que delinquir es superar los niveles de moralidad media aceptada en una sociedad y además ser descubierto. Si esto es cierto -y no parece que, cinismos aparte, sea mentira-, cabe preguntarse cuál es el nivel medio aceptado de moralidad en el seno de la sociedad en la que nos ha tocado vivir. Recientes casos de corrupción -los trajes de un eximio presidente, los bolsos de campanuda dama o cualesquiera otros equivalentes habidos por la banda de babor del bajel político-pirata que nos lleva por el mar proceloso de la política actual- pudieran servirnos de reflexión.

Cuando una gran parte de la sociedad considera estos hechos como normales, y además plausibles, delinquir empieza a ser mucho más difícil de lo que, en principio, uno pudiera imaginarse.…  Seguir leyendo »

La prensa gallega de hace unos días anunció que se acaba de descubrir, ocho años después, que Fomento no aportó grabaciones clave del día que alejó el Prestige y que tanto la jueza como la fiscalía rechazan reclamarlas ahora para no demorar el juicio. Se ve que les entró la prisa. Se ve, también, que la noticia acerca de la «ocultación» de pruebas no es mentira pues nadie desmintió lo que la prensa del 22 y 23 de octubre comunicó a los lectores gallegos algo interesados en el tema.

Quienes tengan memoria recordarán lo que entonces se escribió aquí acerca de los disparates cometidos durante las maniobras que dieron a pique con el petrolero capitaneado por Apostolos Mangouras.…  Seguir leyendo »

Volando de Roma a Edimburgo, Benedicto XVI afirmó que «es difícil entender cómo fue posible esta perversión sacerdotal», refiriéndose a la habida entre el clero católico merced a la frecuentación del cenagoso mundo de la pedofilia de no pocos de sus sacerdotes y a la concatenación de denuncias que vienen asolando, y al parecer desolando, a la Iglesia católica, apostólica y romana a lo largo de los últimos años. No sin razón, aseverarán los más de los lectores. Las cifras son aterradoras.

Las denuncias, no es inútil recordarlo, afectan a las actividades sexuales de no pocos eclesiásticos, ocupados siempre en sus respectivas actividades sacerdotales, sí, pero sin abandonar por ellas, o quizá gracias a ellas, otras no tan santas como las que oscilan alrededor de la citada pederastia y la homosexualidad más perversa y destructiva cuando aquella es practicada con niños o niñas del mismo sexo, de grado o por fuerza y a instancias de unas demandas que si debieran permanecer ajenas al corazón de cualquier bien nacido, mucho más todavía del de los ministros del Señor.…  Seguir leyendo »

Ha cambiado el paisaje. Se ha producido el cambio mediático. Sin mucho mayor estruendo que el formado por la publicitación de los descodificadores, que hacen posible el acceso a la TDT, la comunicación audiovisual, con ella la información y el modo de entenderla, ha cambiado mucho más de lo que la pasada por la izquierda, anunciada en su día por el bautista Alfonso Guerra, alteró el panorama sociopolítico español. De hecho, no las reconoce ni la madre que las parió. El bosque mediático ha sido ocupado por especies invasivas.

Había síntomas que facilitaban el pronóstico, pero no se alcanzó a advertirlos.…  Seguir leyendo »

Hay palabras que se utilizan para insultar y palabras que se usan para definir. También las hay que sirven para ambas cosas. A estas, cuando lo que se pretende es insultar, se les suele añadir una muletilla, en la más exacta acepción del término, consistente en la advertencia de que deben ser entendidas en su sentido más peyorativo.

En algunas otras ocasiones, dado el contexto, es suficiente con la afirmación escueta; en este segundo caso, por ejemplo, cuando a la señora Díez le preguntan qué le parece el señor Rajoy, responde: «Es gallego». En el primero, propuesto más arriba, recuérdese la respuesta de la misma señora, al ser interrogada sobre el presidente Zapatero: «Es gallego en el sentido más peyorativo del término».…  Seguir leyendo »

No se sabe si se puede afirmar que el país está muy emocionalizado, o muy sentimentalizado, o muy superado por el hábito de sentir, en vez de por el de pensar, si lo que se pretende advertir es que nuestra sociedad tiene toda la apariencia de estar tan dividida como siempre, en función más de las emociones partidarias y de las creencias ideológicas que de los razonamientos, además de pertinentes, necesarios; no se sabe, porque ya no es exactamente así.

Cuando, hace unos años, se valoraban las tomas de posición respecto de la situación que empezábamos a atravesar, daba la impresión de que no era precisamente del análisis intelectual y de la reflexión serena de donde surgían.…  Seguir leyendo »

Los republicanos estadounidenses acaban de hacerse con el escaño de Ted Kennedy, al parecer fundamental para que el presidente Obama pueda llevar a cabo, sin mayores contrariedades, su reforma de la no muy ejemplar sanidad pública norteamericana. Por decirlo de la manera más coloquial posible, ese escaño, fundamental también a nivel simbólico, se lo han cepillado los votantes independientes; es decir, ese espectro de electores que no votan conservador o progresista porque ya sus papás respectivos votaban progresista o conservador, según los casos, y ellos son progresistas o conservadores de toda la vida, también respectivamente y tal y como aquí se es de derechas o de izquierdas, de toda la vida, faltaría más, culpando, responsabilizando a la genética y/o a las leyes de la herencia de nuestra propia desgana a la hora de pensar y eludiendo el compromiso de elegir según nuestro propio criterio, como parecería lo indicado, y de obrar en consecuencia.…  Seguir leyendo »

Todavía colea (y seguirá haciéndolo) la polémica surgida acerca de la conveniencia de suprimir o instaurar por ley la presencia de los crucifijos en las paredes de las aulas de nuestros centros educativos. El obispo Algora ha argumentado que el crucifijo es poco menos que un detente, como aquel que llevaban los nacionales durante la guerra civil: una imagen del Corazón de Jesús acompañada de la leyenda «detente bala, el Corazón de Jesús está conmigo…», de dudosa eficacia al respecto, por cierto. Pero, en esta oportunidad, un detente ante el avance islámico en nuestra sociedad que, al parecer, es pan comido para el susodicho islam debido a nuestra pérdida de la identidad colectiva forjada alrededor de la cruz, siempre según el señor obispo.…  Seguir leyendo »

Los gallegos disponemos de muy curiosas maneras de matar el tiempo. A este respecto existen extrañas teorías. Hay quien dice que se trata de una peculiar forma de humor. También quien afirma que es que somos así y que esta nuestra manera de entender y afrontar el paso inexorable de los días es cosa debida a la genética. Otros dicen que a la lluvia. Quién sabe.

El caso es que a nosotros nos divierte mucho, hablando en general, ver cómo en las alturas de nuestras instituciones políticas y culturales se dirime y se sigue dirimiendo, desde hace lustros, si hemos de decir A Coruña o La Coruña.…  Seguir leyendo »

En un artículo titulado Votos de escritor que vio la luz en el diario El País de fecha 4 e septiembre del 2009, Suso de Toro, diciendo hablar claro, afirma que «quien quiere ser escritor tiene que optar, sin duda nos vemos abocados a hacer una opción que en el fondo es moral (…) Ese trascendental dilema (…) atravesó el siglo XX, Castelao y Valle-Inclán, los escritores que viajaron al Madrid de posguerra, los que aspiraron al Premio Nadal (…). Y Alfredo Conde». Concluye afirmando que (AC) «deja de ser escritor en lengua gallega» y que «el caso de Conde hace visibles las tensiones ocultas en la literatura gallega.…  Seguir leyendo »

Un libro breve no lo es tanto en función de su tamaño –porque entonces sería pequeño, o incluso escaso– como en razón de su permanencia en nuestro ánimo. Si un libro permanece en nosotros, una vez leído, alimentando vivencias o simplemente evocándonos retazos de lo que nos transmitió, sensaciones de las vividas gracias a su lectura, entonces, ese, es un libro que podrá ser tenido por intenso, pero nunca podrá ser calificado de breve, tan largo es su aliento.

Un libro es breve, es pequeño, cuando emana de él un aliento tan corto que cesa cuando se culmina su lectura, e incluso antes.…  Seguir leyendo »