Cuando 'londra' pasa a ser alondra
Es indudable que, en el uso de sus funciones reglamentarias, cualquier diputado o grupo parlamentario puede llevar a cabo las propuestas más sublimes o más necias que se les vengan a sus preclaras y luminosas mentes; las mismas que tan a menudo alumbran, a veces de modo totalmente inesperado, disposiciones legislativas destinadas a enriquecer la vida de quienes debieran ser sus representados, subvirtiendo la realidad al convertir a estos en aquellos; es decir, en unos representados delante de los que, de forma harto sutil, resulta que no son en absoluto responsables. Sucede así porque es probable, por no decir seguro, que, si en vez de ser responsables ante la cúpula dirigente de su partido, los diputados lo fuesen ante sus electores, sus acciones habrían de estar mucho más medidas y decantadas de lo que suelen estarlo con más frecuencia de la considerada prudente.… Seguir leyendo »