Alfredo Pastor (Continuación)

Pacto de silencio y resignación

"Ha empezado la recuperación” es el preámbulo de todos los pronunciamientos oficiales del momento. Veamos qué es lo que esa recuperación nos brinda y qué es lo mucho que, en palabras de nuestro presidente, nos queda por hacer. Las cifras permiten pensar que ha terminado la fase descendente iniciada en 2009. Eso es mucho. Si se confirma que nuestra economía se ha estabilizado sin recurrir –como muchos temíamos que sucediera– al rescate, podemos afirmar que el Gobierno ha ganado una apuesta arriesgada, y que ello nos beneficia. La fortaleza de nuestro sector exportador es muestra de una capacidad extraordinaria para mantenernos en el mercado.…  Seguir leyendo »

No hace mucho, al final de una conferencia, me preguntó una señora si creía posible que detrás de la crisis se ocultaran intereses poderosísimos e inaprensibles, agentes ocultos que la hubieran provocado en su provecho. Hace unos años hubiera contestado con la condescendencia con que uno se dirige a todo cultivador de la teoría de la conspiración, pariente próximo de los aficionados a ver ovnis y destinado, como ellos, a terminar en un manicomio. Esta vez, sin embargo, me pareció que la pregunta merecía algo más que una burla. Veamos: en intereses de esa calaña pensaba el presidente Eisenhower al referirse al complejo militar e industrial, en su discurso de despedida en 1961, como una amenaza para la democracia.…  Seguir leyendo »

La escena se sitúa en la Maison Vauquer, una pensión de mala muerte en el París de 1819 donde se hospedan, además del viejo Goriot, protagonista de la novela epónima de Balzac, Eugène de Rastignac, hijo de una familia noble pero empobrecida, llegado a París para estudiar Derecho, y Vautrin, un hombre de mundo que resulta ser un fugado de presidio. Este adivina cuál es la ambición del joven: “Una fortuna rápida es el problema que se proponen resolver cincuenta mil jóvenes que se hallan en su misma posición”, le dice. En un monólogo memorable, le describe las escasísimas probabilidades que una vida de trabajo le brinda de lograr su propósito: “Allí está la virtud, en toda la plenitud de la estupidez, pero allí está también la miseria”.…  Seguir leyendo »

Hay que dar la bienvenida a las buenas noticias de los últimos meses. Confirman sobre todo que nuestra economía sigue corrigiendo sus desequilibrios, el exterior y el de las cuentas públicas, lo que mejora la deteriorada reputación de la que disfrutamos frente a nuestros socios; en sí, no obstante, poco hará esa corrección, en el futuro próximo, para aliviar nuestro problema más grave, el del paro. Vale la pena insistir en algo que ya debe de ser evidente: el crecimiento de la demanda que podemos esperar no bastará para absorber en un plazo tolerable el stock de parados que han dejado tras de sí la burbuja inmobiliaria y la recesión que la siguió.…  Seguir leyendo »

El artículo del profesor Skidelsky ¿Muerte a las máquinas? (Project Syndicate, 21/II/2014) aborda una pregunta que surge por lo menos desde los inicios de la revolución industrial cada vez que se vislumbra la aparición, a gran escala, de nuevas técnicas: ¿qué va a ser del trabajo? La historia de los luditas, que toma como punto de partida, un episodio ocurrido hace más de doscientos años, sale del olvido hoy, cuando nos preguntamos si la combinación de globalización y cambios tecnológicos va a infligirnos el mismo sufrimiento que la revolución industrial –en cuyo activo figura un crecimiento económico sin precedentes– impuso a la mayor parte de la población de los países hoy industrializados durante todo el siglo diecinueve.…  Seguir leyendo »

En 1973 vio la luz el libro de E.F. Schumacher Small is beautiful (lo pequeño es hermoso), que estuvo muy de moda en su día y que aún hoy se edita. Hay que lamentar, sin embargo, que sea considerado como el libro de cabecera del movimiento ecologista, porque no trata de los problemas de los que estos se ocupan más que de pasada. El subtítulo –“Un estudio de la economía como si las personas tuvieran importancia”– es mucho más elocuente, y nos recuerda que tanto en el estudio como en la práctica de la economía seguimos sin conceder a las personas la importancia que merecen.…  Seguir leyendo »

La penuria de recursos privados y públicos que nos va a acompañar durante un tiempo nos brinda la ocasión de poner orden en algo tan importante como es nuestra ordenación territorial: la distribución de población, actividades y recursos por todo el país. Las fuerzas que determinan el auge y la decadencia de los territorios son muchas y muy diversas –aunque, a toro pasado, historiadores y políticos quieran reducirlas a una o dos– , de modo que uno no puede pretender analizarlas, menos aún dominarlas. Si a nuestra ignorancia añadimos el hecho de ser España un mosaico extraordinariamente diverso –cuyos componentes no están muy bien trabados entre sí–, veremos que la prudencia aconseja no querer imponer desde el centro un gran diseño al conjunto, sino ofrecer a las distintas partes del mosaico la posibilidad de experimentar.…  Seguir leyendo »

Está de moda despotricar contra el Estado de las autonomías, que en este momento parece no satisfacer a nadie, algo perfectamente natural si tiene uno en cuenta que España es un país extraordinariamente diverso, donde sólo algunos toman café con el desayuno, mientras otros toman chocolate, té o incluso cazalla, sin que sea posible dar con una bebida del gusto de todos. La insatisfacción sigue direcciones a veces opuestas y luce distintas vestiduras. Hoy me referiré a una de ellas, la de la eficiencia: el Estado de las autonomías es inútilmente caro. Aunque pueda uno sospechar que bajo sus ropajes esconde el Gobierno su firme propósito de meter en cintura a las autonomías más respondonas, de modo que el atuendo de la eficiencia no pasa de ser un disfraz, dejaré de lado esa sospecha para abordar ingenuamente la pregunta de si la construcción autonómica puede ser considerada un despilfarro.…  Seguir leyendo »

Para un observador, interesado por nuestra política pero alejado de ella, las relaciones entre el Govern de la Generalitat y el Gobierno de España parecen haber entrado en la nueva fase de un proceso de imprevisible final.

Cada una de las partes ha tratado de dejar bien claro cuál es su posición, al decir una que su propósito es celebrar una consulta o su equivalente, y la otra, que esa consulta no puede celebrarse y que sobre ello no hay más que hablar. Ambas quieren dar a entender que no ha sido la mano del destino, sino la sinrazón de unos o la cerrazón de otros lo que ha llevado al país a este callejón sin salida aparente.…  Seguir leyendo »

Suele decirse que cualquier problema, por difícil que parezca, tiene una solución sencilla que, por desgracia, acostumbra a ser falsa. De manera parecida, las situaciones incómodas o angustiosas hacen surgir preguntas, de apariencia sencilla, cuya respuesta parece encerrar la clave de la solución. Esas preguntas son a menudo falsas. Y ante una contracción progresiva de nuestra economía a la que no se ve un final, parece que hemos reducido todo el problema a uno, la escasez de crédito, debido --se sospecha, aunque no se diga aún abiertamente-- a la mala voluntad de las entidades financieras. De ahí surge la pregunta: ¿por qué no prestan?…  Seguir leyendo »

Durante la semana pasada, mercados y empresas parecen haber recobrado la calma. Hay razones para pensar que no se trata del rigor mortis de las novelas policíacas, aunque aún no hemos salido de apuros.
Resumamos: desde hace casi dos años, algunos países (EEUU, Reino Unido, Irlanda, España) habían de afrontar un periodo de crecimiento lento, al haber reventado la burbuja inmobiliaria que en ellos se había creado, al amparo de los bajos tipos de interés vigentes desde hace casi una década. Ya sabíamos que el final de la burbuja originaría, como siempre, tensiones de liquidez; pero hace 15 meses descubrimos que en algunos países --en particular, en EEUU-- la burbuja se había financiado con instrumentos que se habían vendido en todo el mundo: de esta forma, las tensiones de liquidez locales dieron origen a una crisis de liquidez global.…  Seguir leyendo »

Cuando un país tiene un déficit por cuenta corriente frente al resto del mundo, ello significa que ha recibido más bienes y servicios de los que ha entregado a cambio. La diferencia se ha saldado con activos del país: reales, como casas o fábricas, o, las más de las veces, financieros, como dinero o deuda privada o pública del país en cuestión. Como la deuda crece más o menos al ritmo marcado por el déficit anual, si éste persiste, el resto del mundo va acumulando derechos contra él, consolidando así una posición acreedora.

En el año 2006, el déficit del conjunto de países industriales superaba el medio billón de dólares, y el Fondo Monetario Internacional estimaba que seguiría aumentando hasta 600.000 millones en los próximos cinco años.…  Seguir leyendo »

Durante los últimos diez días, la crisis financiera ha llegado a una especie de paroxismo, y en este momento nos encontramos en un equilibrio muy incómodo, que no puede durar. Tratemos de ver qué ha sucedido y cuáles son las posibles salidas.

Es bien sabido que el problema del sector bancario norteamericano es más de confianza que de liquidez, ya que ésta es abundante, pero el mercado interbancario está paralizado y algunas entidades se van ahogando por falta de financiación. El plan del secretario del Tesoro americano, Henry Paulson, consistía en comprar activos dudosos de la banca para eliminar esa desconfianza y volver a poner el sistema en marcha.…  Seguir leyendo »

Todos sabemos que sobre nuestra economía se ejercen hoy fuerzas que la empujan en direcciones opuestas: las presiones sobre los costes, venidas sobre todo del exterior, chocan con la debilidad creciente de la actividad interna, originada por la crisis inmobiliaria, y el resultado es una coyuntura de precios al alza y crecimiento a la baja para la que se acuñó, hace más de tres décadas, el nombre de estagflación.

Por su misma naturaleza, la estagflación es muy incómoda para los responsables de la política económica, ya que parece obligarles a que su mano derecha, preocupada por la inflación, contrarreste lo que haría su izquierda, preocupada por el empleo.…  Seguir leyendo »

En 1906, un terremoto destruía gran parte de la ciudad de San Francisco. Los enormes capitales necesarios para la reconstrucción dieron origen a una crisis de liquidez -el llamado Pánico de 1907- que sólo se resolvió un año más tarde, tras la quiebra de un par de instituciones financieras, con la llegada de más de un centenar de toneladas de oro procedentes de Europa. Fue J. P. Morgan quien coordinó los esfuerzos de los bancos de Wall Street y el Gobierno de Washington, comprometiendo a menudo sus propios recursos; pero el Congreso de los EE UU, a quien no gustaba que un solo hombre pudiera acumular tanta influencia, decidió crear la Reserva Federal (Fed), en diciembre de 1913, con una función bien precisa: actuar como prestamista de última instancia, facilitando liquidez al sistema bancario cuando su estabilidad pareciera estar en peligro.…  Seguir leyendo »

En la terminología de la gestión de empresas, todo acontecimiento -una guerra, la aparición de un competidor, un invento- contiene en potencia oportunidades y amenazas; el buen gestor aprovecha las primeras mientras esquiva las segundas.

Resulta que, al aplicar este esquema tan rudimentario al análisis de la pelotera recurrente sobre las asignaturas de religión y educación para la ciudadanía, descubre uno con sorpresa que cada uno de los dos equipos en liza -el Gobierno y la jerarquía de la Iglesia católica- parece empeñado en marcar un gol en portería propia: porque, bien mirado, suprimir la obligatoriedad de la enseñanza de la religión es una magnífica oportunidad que la Iglesia no debería desaprovechar, mientras que, para nuestros martillos de creyentes, partidarios de la laicidad a ultranza, la necesidad de diseñar, dotar de contenido a la nueva asignatura y enseñarla puede ser una amenaza para la posición intelectual, un tanto cómoda, de que disfrutan por aquí.…  Seguir leyendo »

En un artículo reciente (The dutch are leading a popular rebellion, FT, 26 de noviembre de 2006), Wolfgang Munchau señala cómo la sociedad europea se resiste a los cambios que parece necesario abordar si nuestras economías han de sobrevivir en el mundo que viene: un partido que propone un programa de reformas que uno estimaría razonable -dice- tiene casi garantizado perder las elecciones, no porque el votante sea un ingrato, sino porque prefiere malo conocido a bueno por conocer: si bien no está muy satisfecho con lo que tiene, como no escucha de sus políticos "una visión coherente y transparente de prosperidad y seguridad económica para el siglo XXI", se niega a aceptar cualquier cambio: como decimos vulgarmente, no lo ve claro.…  Seguir leyendo »