
El mitin infinito
Todos los meses de agosto tienen algo de fin de ciclo, de descanso que, más que exaltación del vitalismo, es fatiga de animal que cae rendido, como caen las semillas a la tierra para comenzar de nuevo la rueda de la vida. La llegada de este agosto ha sido extenuante y carece de la tonalidad emocional de renovación y limpieza implícitas en el verbo “agostar”. La pausa estival de este año tiene el aire inquietante de una ficción. Problemas y desafíos descomunales continúan a la vuelta de la esquina como el dinosaurio de Monterroso y más que alivio, el parón veraniego genera inquietud al mostrar lo capaces que somos de continuar con nuestros hábitos mientras todo en el mundo circundante indica que se trata de una calma artificial.… Seguir leyendo »