Política de Estado, no de gobierno
La política en general, proclive por definición a moverse en espiral y no tanto en línea recta, suele aguantar bien las curvas, incluso las no peraltadas, pero se descoloca hasta límites insospechados con los volantazos. Estos son siempre radicales, inesperados, desconcertantes. Pueden estar motivados por externas circunstancias pero, precisamente por ello, en una democracia parlamentaria deben ser justificados. Y si el cambio de sentido entra en el ámbito de una política de Estado, como lo hace el protagonizado por Pedro Sánchez con Marruecos, tiene que ser, además, consensuado.
Porque el conjunto de decisiones, puntos de partida, líneas rojas y acciones que conforman la política pública que representa los intereses nacionales de un país frente a los otros, en definitiva, su política exterior, va más allá de una acción de gobierno.… Seguir leyendo »