Álvaro de Diego González

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Como la botella que el náufrago arroja al océano y no alcanzará ninguna orilla. Como ese errabundo vidrio que contiene un mensaje que quedará siempre ignoto. A finales de 1857 Konrad Korzeniowski vino al mundo en Berdichev, futura cuna del reportero soviético Vasili Grossman y hoy tierra de Ucrania. Para otro desplazado, el austriaco Stefan Zweig, «el apátrida [es] el que se convierte en un hombre libre, libre en un sentido nuevo, sólo aquel que a nada está ligado, a nada debe reverencia». Ningún pensamiento más ajeno al del prematuro huérfano de patriotas polacos. Zweig perdió tres veces su casa y siempre añoró la seguridad de un imperio pluriétnico dinamitado por el nacionalismo.…  Seguir leyendo »

La intervención tuvo lugar en Cuenca. El periodista entonces más poderoso de España toma la palabra. La prensa local no recoge sus gestos, pero seguramente adopta las formas del militar corso. Lo facilita su inequívoco parecido con el Napoleón del final del Imperio. Bajo, chaparro, de rostro duro y ojos penetrantes. Él lo sabe y se recrea: la mirada, fija y arrebatada; la palabra, marcial y despreciativa; una mano a la espalda y la otra, bajo la chaqueta, cuidadosamente descansada sobre el epigastrio. Con idéntica falta de pudor se vanagloria: los periódicos de los últimos lustros, gracias a él, se han identificado con los principios del Gobierno.…  Seguir leyendo »

Los niños españoles apenas leen. Según un estudio internacional, nuestro país carece de alumnos de Primaria excelentes en comprensión lectora. Tal y como explicaba Tono, las cosas cortas se leen siempre. El humorista de La Codorniz tenía razón. Pocos han terminado El Quijote. Sin embargo, todo el mundo lee los letreros de «Prohibido fumar», «No fijar carteles», «Salida de emergencia» o «Alarmas Rojiper». Manuel Alcántara, que comenzó a trabajar redactando pies de foto, supo bien pronto el secreto de los periódicos: buscar lectores. Lo aprendió del género más humilde, que paradójicamente era quizá el más leído.

A mediados del siglo pasado se editaban nada menos que una decena de diarios en Madrid.…  Seguir leyendo »

Ha resucitado

Lejos de sus patrias y del común mar de Homero. Se conocieron en un país extraño y gélido. En él infinitos lagos dibujan costras en la tersa piel de un solar inhóspito. Lo asuelan noches cerradas sin término. También lo confunde un sol tísico que dura veinticuatro horas. Por entonces, aquella democracia progresista con mujeres emancipadas combatía codo con codo junto al nazismo. Y la respuesta no había que buscarla soplando en el viento. La perpetraba el vendaval de fuego y carne humana que ya había desencadenado Stalin desde la reciente Guerra de Invierno. Aquilones bolcheviques contra un pueblo de nervios templados.…  Seguir leyendo »

Habían transcurrido poco más de dos años de la llegada de Mussolini al poder a raíz de la Marcha sobre Roma, cuyo centenario se ha conmemorado estos días. Entre sus firmantes figuraban Giuseppe Ungaretti, Gabriele D'Annunzio, Filippo Tommaso Marinetti, Luigi Pirandello o Margherita Sarfatti. El manifiesto a favor del fascismo reunió, en abril de 1925, a lo más granado de las letras transalpinas, incluidos un premio Nobel y la biógrafa judía del Duce. Uno, Pirandello, expresaba el compromiso de las vanguardias con la nueva política; la otra, Sarfatti, conocía bien el tálamo prohibido desde el que ya contemplaron Paris y Elena el dudoso despuntar del día.…  Seguir leyendo »

La carta de amor más peculiar de la que he tenido noticia en mi vida dice así: «Querida Herbie: ¿me amas? (Sí)… (No)… Marca una de las dos respuestas». La interceptó una profesora de Denver antes de que llegase a una de sus alumnas. La prensa norteamericana la publicó como una curiosidad y la rescató, en su artículo «Lo práctico», Agustín de Foxá. Aristócrata bon vivant, escritor y diplomático, dicho esto último como profesión, que no como cualidad, le gustaba presentarse como «conde de lo mismo». Hace más de medio siglo que murió, pero su recuerdo aún evoca sobremesas de diálogo chispeante.…  Seguir leyendo »

Contemporáneo del primero de los emperadores, el escritor romano Tito Livio vivió a caballo de los dos siglos a los que parte el acontecimiento crucial de la Historia. Republicano conservador, combinaba su simpatía personal hacia el nuevo soberano con el rechazo al sistema político que el sobrino-nieto de Julio César había instaurado. Si hubiera sido por él, Octavio nunca se habría convertido en Augusto.

Como ciudadano romano comprometido, Tito Livio deseaba mostrar la senda recta a unos disolutos contemporáneos que, a su entender, ya solo caminaban torcido. Lo hizo relatando la historia completa de Roma. En Ab urbe condita se remonta así al desembarco de Eneas en Italia y la fundación de Roma, fruto de aquella riña por unas lindes entre dos hermanos mal avenidos.…  Seguir leyendo »

Hace unos años, cuando aún el papel aventajaba a las ediciones digitales, una niña devoraba la sección de Ciencia de ABC. A Marián le fascinaba aquel mundo sobrecogedor más allá de la bóveda celeste. No le abandonó aquella inquietud por «el cielo estrellado sobre mí» que para Kant constituía una de las «dos cosas que llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes cuanto más reiterada y persistentemente se ocupa de ellas la reflexión». El pasado día 14 de septiembre María de los Ángeles Moreno, Marián, se doctoró con una tesis sobre la información astronómica en dos diarios nacionales, uno de ellos el que acoge esta tribuna.…  Seguir leyendo »

Estaba ligado a una familia que desde el siglo XV había servido sucesivamente a los duques de Borgoña, la Casa de Austria y el Reino de Francia. No abrazaba otra prerrogativa que la del deber. «Soy partidario de los privilegios a condición de merecerlos todas las mañanas», defendía. Algunos de sus mayores habían pagado su tributo de sangre en las dos guerras mundiales y los campos de concentración nazis. Concebía la nobleza como un acto desinteresado de servicio que rechaza lo cicatero del cálculo; y la vida, como una aventura, nunca frívola pero, a poder ser, siempre elegante. Siendo como era amante de la tradición, gustaba ilustrarlo con una significativa anécdota que tenía por protagonistas a un mariscal napoleónico, de origen campesino, y a un par de Francia.…  Seguir leyendo »

Tacaño, irascible y colérico. Así se nos aparece el profesor Lidenbrock, protagonista de «Viaje al centro de la Tierra». El catedrático de Mineralogía del Johanneum acometía sus lecciones, según expresión de la filosofía alemana, «subjetivamente»: enseñaba para él y no para sus discípulos. Como sabio egoísta, era «un pozo de ciencia cuya garrucha rechinaba cuando de él se quería sacar algo».

Pese a que Julio Verne situaba a muchos docentes de esta clase en la Alemania de 1863, hacía ya medio siglo que se había fundado en Berlín la moderna Universidad. Su creador, Von Humboldt, había acudido a un sencillo principio: enseñar lo que se investiga e investigar lo que se enseña.…  Seguir leyendo »

Ya lo advirtió Bismarck: hay quien no consigue pegar un ojo porque se pasa la noche odiando. La muerte en accidente aéreo del comandante Francisco Marín vuelve a confirmar el indecente vomitorio en que pueden convertirse las redes sociales. A veces, incluso desenmascaran la dudosa catadura de un responsable de la Asamblea Nacional Catalana (ANC). Hasta ahí, nada que nos sorprenda. Lo que llama la atención, no obstante, es la indiferencia general ante la desaparición de un militar que disfrutaba dibujando la rojigualda sobre los cielos. Ahora parece que los reconocimientos a los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se reducen a los de unos escasos columnistas y a las cuentas oficiales, tan respetuosas como contenidas, de los diferentes institutos armados.…  Seguir leyendo »

El reciente alunizaje de una sonda china en la cara oculta del único satélite de la Tierra recuerda que la Guerra Fría también se libró en el cosmos. La carrera espacial tuvo un componente propagandístico indudable. El primer tanto se lo anotaron los soviéticos con el lanzamiento del Sputnik en octubre de 1957. A finales de la década siguiente, los Estados Unidos les rebasaban con creces colocando al primer ser humano sobre la superficie lunar. El presidente Nixon aseguró a su pueblo que durante años los políticos le habían prometido la Luna, pero él era el primero capaz de entregársela.

La conquista de la Luna también estuvo asociada a nuestro país.…  Seguir leyendo »

Fue un sofocante día de julio de 1996. Me lo ha recordado el reciente servicio litúrgico en memoria del historiador Hugh Thomas que ha referido Ramón Pérez-Maura en este mismo diario. En esa fecha tuve el privilegio de conocer al profesor Thomas. Pronunció la conferencia de clausura de un curso de verano sobre la Guerra Civil española del que yo era secretario. Después me confiaría que había sido la última vez que abordaba el tema. La primera edición de su libro sobre nuestro dramático conflicto se había publicado hacía más de tres décadas y estaba plenamente convencido de que su papel de historiador «moralista» estaba cumplido.…  Seguir leyendo »

«Es tan amable y encantador, que si hubiera podido ir en persona por toda Inglaterra estoy seguro de que habría obtenido todos los sitios del Parlamento». La cita, espigada por don Jesús Pabón, alude al político británico Charles Fox, el segundón tan perspicaz como disoluto de lord Holland. Su talento oratorio ensombrece los cánones ciceronianos, reducidos así a la categoría de cartilla para párvulos. Fox enhebrará interminables noches de vino con magistrales intervenciones ante los Comunes. Sin acusar el efecto de unas en otras ni de otras en unas. Pese a que se ha consagrado a la edad en que en otros apenas se atisba una promesa parlamentaria, a su padre solo le consuela su anuncio de matrimonio: «Al menos se verá obligado a meterse en la cama una vez en la vida».…  Seguir leyendo »

José María de Areilza, conde de Motrico, fue uno de los políticos españoles más brillantes del siglo XX. Su dilatada trayectoria, que inició como alcalde de Bilbao en la Guerra Civil y culminó como primer ministro de Asuntos Exteriores del Rey Juan Carlos, explican muchas claves de nuestra pasada y convulsa centuria. El aristócrata vasco desempeñó, entre otros cargos, los de embajador en la Argentina de los Perón, los Estados Unidos de Eisenhower o la Francia gaullista, e integró el Consejo Privado de Don Juan de Borbón. Su sagacidad, carácter imperturbable y competencia acompañaron siempre su solo aparente zigzagueo público. Esas tres notas, a juicio de Pabón, separan a los hombres de talento de los ambiciosos arribistas sin convicción ninguna.…  Seguir leyendo »

Este 22 de abril se cumplirán ochenta años de la ley de Prensa que Franco promulgó en plena Guerra Civil. Aquel texto auspiciado por el ministro Serrano Suñer atribuía al Estado la «organización, vigilancia y control de la institución nacional (sic) de la Prensa periódica». Solo la singularidad de un régimen autocrático como el franquista, que sin embargo no era totalitario, explica que esta legislación bélica y de excepción, totalitaria sin duda, sobreviviera hasta 1966. Ese año el lápiz rojo de los funcionarios inquisidores, las consignas y los más rocambolescos correctivos fueron abrogados por la ley Fraga, a cuyo calor surgió el «Parlamento de papel» que espoleó nuestro cambio democrático.…  Seguir leyendo »

«Un país que no dispone de capacidad revolucionaria, un pueblo que tarda en reaccionar políticamente, y una nación que, cuando cambia, lo hace en bloque, conforma sin lugar a dudas una realidad constitutivamente gubernamental». Con estas palabras de estirpe orteguiana sintetiza José Miguel Ortí Bordás en su último libro la recurrente invertebración de la sociedad española. Lejos de los tópicos al uso de «montaraces» y «resistentes», los españoles constituiríamos así un colectivo sistemáticamente obediente al poder político. De hecho, «Las revoluciones imaginarias» (Editorial Encuentro) alerta sobre la posibilidad de que quiebre el ejemplar proyecto de convivencia alumbrado por nuestra Transición democrática ante la arraigada pasividad ciudadana.…  Seguir leyendo »

Una de las novelas más desconcertantes de Goethe se titula «Las afinidades electivas». En ella, y a diferencia del habitual territorio de libertad en que se desenvuelven sus relatos, una noción química, que conforma un destino prácticamente inexorable, determina el recorrido sentimental de los protagonistas. El impulso amoroso queda reducido a una inapelable alquimia, a la que es posible presentar obstáculos pero cuya resolución final solo puede posponerse. Los seres humanos se convierten en partículas a merced de una despiadada naturaleza, siempre mecánica, necesaria.

Si quisiéramos creer, como afirmó Shakespeare, que estamos hechos de la misma materia de nuestros sueños, se entenderá fácilmente que nadie desee otra «afinidad electiva» que la libremente escogida; pero, mucho menos, que sea otro el que se la atribuya.…  Seguir leyendo »

«Yo recuerdo que estaba viajando por Europa cuando contra España se habían desencadenado todas las malas pasiones, cuando toda Europa se desataba en injurias contra España: en aquellos momentos sentía que aquellas injurias se desataban contra mi Cataluña, contra Aragón, contra Valencia y contra todas las regiones de España, unidas ante un solo insulto: y yo me sentí herido por aquellas injurias como cualquier hijo de otra región española». Estas palabras, recuperadas por Pabón, las pronunció Francesc Cambó. No se trataba, desde luego, del horrorizado líder de la Lliga que enfilaba el camino del exilio en el verano del 36. No era aquel que, ante la explosión revolucionaria con que los defensores de la autonomía amparaban la persecución religiosa, advertía un descarnado pleito entre «barbarie y civilización» y prestaba su –matizada y breve– adhesión a la causa franquista.…  Seguir leyendo »

La publicación en este periódico de los papeles secretos de la conspiración monárquica de 1948 da ocasión de reconstruir un episodio previo de la censura franquista contra ABC. Más de sesenta trabajadores de Prensa Española, la empresa editora del diario, habían perdido la vida durante la Guerra Civil, en la que su presidente, Juan Ignacio Luca de Tena, había combatido. Las instalaciones de ABC, donde se había confeccionado una rocambolesca edición republicana, fueron recuperadas llamativamente intactas en marzo de 1939. No se contaba con ello, pero mucho menos con la asfixia que se avecinaba por parte de unas autoridades que se presumían afines.…  Seguir leyendo »