Hablando desde las emociones no se entiende la gente
Prolifera el discurso emotivo en detrimento del discurso lógico. Se propaga desde el ámbito privado hacia el foro público, infectando la argumentación racional con, valga el oxímoron, razones emotivas. Empleado a lo largo del espectro ideológico y a lo ancho de la agenda política –desde el aborto hasta la inmigración, pasando por el nacionalismo o la regulación del tabaco–, el discurso emotivo se caracteriza por revestir de razonamiento lo que no es sino una emoción, obviando el análisis crítico ante la –supuesta– aplastante evidencia del sentimiento.
Así sucede, por ejemplo, en el marco del enfrentamiento que suscita la regulación de la gestación subrogada: en un rincón del cuadrilátero, sus detractores lanzan diatribas fundadas en el rechazo visceral y la repulsa, mientras en el rincón opuesto sus partidarios se protegen con almibarados llamamientos al amor y al deseo de ser padres.… Seguir leyendo »